Partido, Grupo Parlamentario y direcciones regionales se quejan de la falta de interlocución y de hermetismo del Ejecutivo, lo que les obliga muchas veces "a ir a ciegas" sin una estrategia conjunta que implique y cuente con todos. Los periféricos se quejan de que los ministros "no nos consultan, no nos cogen el teléfono y no nos visitan", Rajoy dejó de ir a Génova para delegar en Cospedal, y en buena medida, en Arenas, mientras que Alonso mantiene el hilo directo con Sáenz de Santamaría, pero hay más maniobras fragmentadas que organizadas y un gran desconcierto.