Aun así, el XC90 de nueva generación mantiene los rasgos básicos que le identifican con el modelo original, unas formas llevadas ahora hacia un diseño mucho más cuidado y elegante bajo las cuales encontramos una estructura completamente nueva, buscando sobre todo una mayor ligereza y robustez a la vez para mejorar la eficiencia sobre el asfalto, uno de los puntos menos destacados del modelo anterior. A simple vista, destaca el nuevo frontal y las formas de los grupos ópticos en forma de T horizontal, dos elementos que podrían ser ya parte del nuevo ADN de la marca en sus futuras realizaciones.
Y si por fuera la evolución en diseño es evidente, más aún lo es por dentro, donde se ha trabajado a fondo para ofrecer un interior más simple en apariencia pero dotado de abundante información y nuevos equipamientos a la altura de un SUV de alta gama como es el XC90, que rivalizará con mayores garantías ahora con modelos como el también nuevo Audi Q7 o el BMW X5.
Construido sobre una nueva plataforma modular denominada SPA, el XC90 de segunda generación crece de manera notable en sus dimensiones, 4,95 metros de longitud y una anchura de 2,01 metros, nuevas proporciones encaminadas a mejorar en igual medida el confort y la calidad de vida a bordo. El salto dado en diseño es evidente, con una clara reducción de los muchos botones que caracterizaban el salpicadero sustituidos por una gran pantalla táctil sobre la consola central a modo de tablet, sobre la que se ha organizado toda la mucha información que podrá recibir el conductor. Requiere un cierto periodo de adaptación para acostumbrarse a los muchos menús que ofrece, y su manejo no es tan intuitivo como los botones de acceso directo. Algo, sin duda, a lo que tendremos que acostumbrarnos, pues casi todos los nuevos modelos sea de la marca que sea apuestan por este tipo de información.
Los materiales empleados son de muy alta calidad, entre ellos el cuero Nappa, la madera de abedul o detalles realizados de forma casi artesanal, montados a mano, como los cristales del selector de la palanca de cambios. Según Volvo, el nuevo diseño de los asientos delanteros garantizará el máximo grado de confort con múltiples posibilidades de adaptarlos a cada persona. En el rediseño del habitáculo se ha mantenido la configuración característica de siete plazas, aunque la nueva plataforma y las nuevas dimensiones han permitido mejorar la habitabilidad, destacable en las plazas delanteras y traseras, algo más limitadas ahora en la tercera fila. Ofrece, en este sentido, algo más de confort que rivales como el Audi Q7, aunque quienes necesiten una tercera fila de asientos válida para tallas de adultos, mejor la opción de un Mercedes GL. Tras los dos pequeños asientos, el maletero llega a los 310 litros, algo más que sus rivales alemanes. Con los asientos plegados, supera los 690 litros de volumen.
La gama de motores cuenta con dos versiones de gasolina —T5 de 254 CV y T6 de 320 CV—, dos diésel —D4 de 190 CV y D5 de 225 CV— y una variante híbrida enchufable T8 que rinde 400 CV -que combina un motor de gasolina de 320 CV (el mismo del T6) y otro eléctrico de 80 CV-, las primeras. De momento, hemos podido probar el T6 de 320 CV y el diesel D5 de 225 CV. El primero, resulta una versión especialmente agradable por suavidad y finura, aunque el D5, con un refinamiento muy próximo al de gasolina, logra una conducción más agradable por su curva de par más aprovechable desde bajo régimen. Con cualquiera de ellos, se puede circular a ritmo muy elevado con sencillez.
En carretera, la conducción del nuevo XC90 se siente más ágil y efectiva en curva que el modelo anterior, aunque sin llegar a la eficacia del Audi Q7, quizás el más dinámico de los grandes SUV junto al BMW X5. También el nivel de confort es muy elevado, aunque en este caso no alcanza la brillantez de un Range Rover, quizás el más confortable de estos grandes SUV sobre el asfalto.
En lo que a seguridad se refiere, siempre uno de los valores más reseñables de Volvo, el XC90 estrena el sistema «Run-off road protection», un dispositivo que permite detectar una posible salida de la carretera y tensa los cinturones de seguridad delanteros. Además, un nuevo mecanismo en la banqueta del asiento absorbe parte de la energía que llega a la columna vertebral de los ocupantes en caso de que el XC90 pase bruscamente de una altura a otra al impactar con el suelo al salirse de la vía. También son novedad el sistema de frenado automático en las intersecciones y el asistente de circulación en retenciones «Queue Assist». El primero actúa sobre los frenos si al girar en una intersección prevé una colisión con otro vehículo que se circule en sentido contrario mientras que el segundo sigue, de forma autónoma, al vehículo precedente si la velocidad es inferior a 50 km/h. Mantiene otros elementos como el sistema de detección de objetos en el ángulo muerto y el detector de fatiga.