El dieselgate también pasa factura a Audi. La marca alemana de lujo del Grupo Volkswagen logró el pasado ejercicio 2018 aumentar sus beneficios hasta los 4.700 millones de euros que, incluyendo las partidas especiales negativas procedentes de los problemas derivados de los efectos del falseo de las emisiones que afectó a todas las marcas del Grupo, cayeron finalmente hasta los 3.500 millones de euros, equivalente a un retorno sobre las ventas del 6,0%. 1.200 millones menos tras incluir 800 millones de euros en multas que le impuso a la marca la Fiscalía de Múnich y provisionar otros 400 millones para los ajustes técnicos de los vehículos afectados.
Aun así, supone un crecimiento de casi el 1% respecto al anterior ejercicio, pero saldrán por ello en cierto modo perjudicados los trabajadores de las plantas de Alemania, que recibirán este año una prima un 25% inferior a la del año anterior, 3.630 euros frente a los 4.770 que recibieron a cuenta de los resultados económicos de la marca en 2017.
Las ventas totales de Audi en 2018 fueron de 1.812.485 vehículos, cifra que supone un descenso de un 3,5% respecto al año anterior
Las ventas totales de Audi en 2018 fueron de 1.812.485 vehículos, cifra que supone un descenso de un 3,5% respecto al año anterior. Especialmente en Europa, la falta de disponibilidad de producto, condicionada por la transición a la primera etapa del ciclo de homologación de emisiones WLTP, ha contribuido en parte a esta disminución de las entregas. La facturación, con una cifra de 59.248 millones de euros, tampoco superó la cifra del año anterior, con una pequeña caída inferior al 1%.
“No podemos estar satisfechos con nuestros resultados. Audi tiene excelentes productos en el mercado; pero en términos de negocio, el cambio a WLTP nos ha pasado factura”, ha declarado Bram Schot, presidente del Consejo de Administración de Audi. “Los empleados de Audi mostraron su mejor cara en esta difícil situación, y conseguimos el mejor resultado posible para Audi en 2018. Con esta filosofía, ahora abordamos juntos una nueva etapa para nuestra marca”.
Y es que el año en curso está protagonizado por la ofensiva de electrificación de la marca. Debido a los numerosos desafíos, se espera que 2019 sea un año de transición para la compañía, con un beneficio operativo sobre las ventas previsto entre el 7,0 y el 8,5%. En cuanto a las ventas, se prevé un aumento moderado. La compañía anticipa, sobre todo, las cargas financieras de la transición a WLTP, los altos costes, las elevadas inversiones previstas para la movilidad eléctrica y un entorno macroeconómico cada vez más difícil.
Más eléctricos
Con el objetivo de incrementar el valor a largo plazo de la compañía, su capacidad de innovación y su atractivo como generador de empleo, el retorno de la inversión se convertirá en otro de los principales indicadores del éxito en Audi. Para la dirección interna, el impacto de los proyectos de vehículos en la media de emisiones de CO2 se evaluará financieramente y se incluirá en este indicador. Dentro de la próxima reestructuración de la gama Audi, en el futuro se recurrirá en mayor medida al potencial de sinergias dentro del Grupo Volkswagen, sobre todo en el desarrollo eléctrico.
Las previsiones de la marca son que los clientes cambiarán a vehículos eléctricos más rápidamente de lo que estaba previsto inicialmente, convencidos de ello en parte por la positiva respuesta de sus modelos e-tron y el concept Q4 e-tron presentado en el pasado Salón de Ginebra. Por ello, han ampliado la hoja de ruta eléctrica y planea ofrecer unos 30 modelos electrificados en 2025.