Los últimos meses no han sido precisamente tranquilos para la alianza Nissan-Renault, marcados por los efectos de la detención de su máximo dirigente Carlos Ghosn en una vorágine de acontecimientos que sacudió los cimientos de una sólida relación de más de dos décadas que ha pasado ahora por sus peores momentos. Y tras este terremoto en forma de detención y de destitución como máximo dirigente, llegaba una disputa interna a cuenta de la reforma corporativa de la marca japonesa que, tras tensas reuniones, la japonesa cedía y otorgaba finalmente a Renault un puesto en los comités del Consejo de la marca.
Una lucha interna marcada por un accionariado en el que Renault posee el 43,4% de las acciones de Nissan, mientras que la compañía japonesa es dueña tan sólo del 15% de Renault, una desigualdad que internamente nunca ha gustado a los ahora máximos responsables de la marca japonesa. Muchos acontecimientos, con anuncios de masivos despidos por parte de Nissan, que han penalizado y mucho a la marca japonesa. Unos malos resultados por parte de Nissan que ha arrastrado también a la propia Renault.
Y es que el primer semestre del año la marca francesa ha obtenido 1.048 millones de euros de beneficio, cifra que supone una bajada del 50,3 % respecto al mismo periodo de 2018, debido a la reducción de la contribución de su socio Nissan, que atraviesa una situación financiera muy delicada. Esa contribución de Nissan (Renault es el primer accionista de la compañía japonesa) fue negativa de 21 millones de euros y en total disminuyó en 826 millones de euros en términos interanuales, explicó el fabricante francés este viernes en un comunicado.
Negativo de 716 millones de euros
El resultado de explotación de Renault descendió un 12,3%, hasta 1.521 millones de euros, y el margen operativo retrocedió hasta 1.654 millones, frente a los 1.914 millones en la primera mitad del pasado año. Teniendo en cuenta que la facturación a su vez sufrió una caída del 6,4%, hasta 28.050 millones de euros, el margen operativo representó un 5,9% de esos ingresos, cinco décimas menos que entre enero y junio de 2018.
La caída de la facturación se debió en primer lugar al descenso de las matriculaciones en varios mercados clave como Turquía, Francia y Argentina, al parón forzado de las ventas en Irán por el embargo estadounidense al régimen de Teherán, así como al efecto negativo de las variaciones de tipo de cambio, en particular por la devaluación del peso argentino.
En total, Renault vendió 1.938.579 vehículos en el primer semestre, un 6,7 % menos. El flujo de caja operativo de la actividad automovilística registró un negativo de 716 millones de euros en la primera mitad del año, debido sobre todo a un incremento de las inversiones hasta 2.910 millones de euros (742 millones más).
El consejero delegado, Thierry Bolloré, señaló que de cara al segundo semestre ven tres grandes riesgos para su actividad: la posibilidad de un brexit sin acuerdo, las tensiones comerciales y las incertidumbres sobre la reglamentación para el sector.
Otros dos objetivos financieros
Junto a esas amenazas, destacó varios elementos esperanzadores para esa segunda mitad del año por el lanzamiento de nuevos modelos, la tendencia ascendente de los precios de venta de sus vehículos, así como los programas de eficiencia y de competitividad que se han puesto en marcha.
Bolloré indicó que, de acuerdo con sus previsiones actuales, las ventas globales de automóviles caerán un 3 % en 2019. En Europa, su mercado doméstico, las matriculaciones se mantendrán estables; en Rusia (su segundo mercado en volumen) se reducirán un 2-3 %, y en Brasil progresarán un 8 %.
En ese contexto, el grupo del rombo revisó a la baja sus perspectivas de facturación, que este año debería estar en torno al nivel de 2018 en cifras equivalentes.
Por su parte, mantuvo sin cambios otros dos objetivos financieros: un margen operativo en torno al 6 % y un flujo de caja operativo en el negocio automovilístico "positivo".
Preguntado sobre el proyecto para una fusión de Renault con el grupo italo-estadounidense FCA, Bolloré confirmó que ya no hay negociaciones, y añadió que "es una pena" porque en su opinión la operación podría haber ofrecido ventajas para ambas partes.