Desde pequeños utilitarios hasta berlinas de gama alta pasando por grandes monovolúmenes de siete plazas. Las versiones OPC han supuesto para Opel el escaparate perfecto en el que mostrar hasta dónde puede llegar la tecnología de la marca llevada a su extremo más radical, buscando las sensaciones más deportivas pero sin caer en el exceso de convertir a esta gama de modelos en versiones poco amables para poder utilizarlas a diario.
Ya con el primer Astra OPC lanzado en 1999 Opel dejo clara su apuesta, un compacto vestido con un traje muy deportivo que montaba bajo el capó un motor atmosférico –ha sido el único OPC que no llevó turbo– de 160 CV con el que logró ganar no sólo casi 30 CV al Astra de serie más potente de la gama, sino que le dotó de una imagen y de una puesta a punto de amortiguación que a sus mandos le hacía muy distinto a cualquier otro Astra. Una buena acogida en el mercado –se vendieron las 3.000 unidades previstas en apenas cuatro meses– animó a los responsables de la marca a seguir desarrollando su departamento OPC.
Pero para sorpresa de muchos, el siguiente OPC fue el Zafira en 2001, un monovolumen familiar de siete plazas reconvertido en un deportivo, una combinación sin duda novedosa y que situó al Zafira como uno de los monovolúmenes más rápidos del mundo en su momento gracias a su motor ya sobrealimentado que alcanzaba los 192 CV de potencia, cifra que en la siguiente generación llegó hasta los 240 CV.
Poco tardaron los responsables de Opel en aumentar la familia OPC, ampliando con el Vectra y el no menos sorprendente Meriva esta gama tan especial. El primero supuso en su momento ser el OPC más potente con sus 255 CV, mientras que el pequeño Meriva OPC se convirtió en un modelo único, sin rival entre los monovolúmenes de su segmento gracias a sus 180 CV. Una gama que ha gozado desde su lanzamiento de un notable éxito, como demuestran las más de 20.000 unidades vendidas en los primeros cinco años. Y lo que comenzó como una pequeña serie de versiones deportivas ha terminado por convertirse en prácticamente una línea de producción independiente. Todos los OPC se montan dentro de la fábrica pero en unas instalaciones propias de OPC desde donde salen toda la gama.