El Gobierno británico ha anunciado que a partir del año 2040 los nuevos vehículos y furgonetas que funcionen con diesel o gasolina estarán prohibidos, en un intento de combatir la contaminación del aire. La medida, adelantada por el ministro de Medioambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, Michael Gove, viene motivada por una batalla legal tras la cual el Ejecutivo, encabezado por la conservador Theresa May, fue exhortado por los tribunales a establecer un plan para reducir los altos niveles de polución.
"No podemos continuar con los coches diesel y de gasolina, no sólo por los problemas de salud que causan, sino también porque las emisiones que provocan significarían que aceleraríamos el cambio climático. Haríamos daño a nuestro planeta y a la próxima generación", señaló Gove en una emisora de radio de la cadena BBC.
La norma, que entrará en vigor a partir de 2040, se enmarca dentro del presupuesto de 255 millones de libras (252 millones de euros), que el Gobierno destinará para ayudar a los consejos locales a hacer frente a la contaminación de este tipo de vehículos, cantidad que, a su vez, se encuadra en las 3.000 millones de libras (3.362 millones de euros) que se destinarán a la calidad del aire.
En la misma línea que Francia, que este mes anunció planes similares, la prohibición de los vehículos de gasolina y diesel se hace, según afirmó Gove, en un momento en el que "las señales del cambio a vehículos eléctricos son cada vez mayores".
El ministro explicó que la cantidad destinada a las autoridades locales persigue el que "puedan elaborar planes adecuados para hacer frente a algunos de los desafíos particulares a los que se enfrentan".
"Esos planes podrían incluir todo, desde el cambio de la flota de autobuses -la remodelación de los autobuses para que ya no emitan algunos de estos humos nocivos- y podría incluir, en áreas específicas, restricciones particulares a los conductores", observó.
Gove citó el plan del alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, de introducir nuevos peajes a quienes circulen con este tipo de vehículos contaminantes. "No creo que sea algo necesario, pero trabajaremos con las autoridades locales para determinar cuál es el mejor enfoque para hacer frente al problema", sostuvo.
El Gobierno alemán, por su parte, no tiene en su agenda la prohibición de vehículos con motores de gasolina o diésel como sí han anunciado Francia y el Reino Unido. El objetivo de Berlín es avanzar hacia una "movilidad sostenible baja en emisiones", señaló la viceportavoz de la Cancillería, Ulrike Demmer, que recordó también que la legislatura se acerca a su fin en Alemania.
Los anuncios de París y Londres llegan tras el escándalo de la manipulación de las emisiones contaminantes de los motores diésel y las recientes acusaciones de que la poderosa industria del automóvil alemana formó un cartel durante años para pactar desde tecnologías a costes, algo que está siendo investigado por las autoridades europeas.
Demmer volvió a pedir a la industria "transparencia" ante esas acusaciones, pero recordó que el Gobierno alemán está en contra de "demonizar" el diesel. Señalar a los coches eléctricos como la solución es olvidar, por ejemplo, que hay países donde buena parte de la electricidad procede del carbón o que el gas también podría ser una opción, señaló.
El próximo 2 de agosto se celebrará en Berlín lo que se ha denominado "la cumbre del diésel", en la que participarán los ministros alemanes de Transportes, Medio Ambiente, Economía e Investigación, los primeros ministros de los estados federados con plantas automovilísticas y las principales empresas del motor.