En las fábricas españolas de vehículos se producen más de 40 modelos de coches diferentes y hay en juego en los próximos meses cerca de 15 nuevas adjudicaciones que garanticen la estabilidad de la potente industria automovilística que es España. Y es que el sector de la automoción supone cerca del 10% del PIB nacional, factura al año más de 60.000 millones de euros y da empleo a cerca de 300.000 personas. Cifras contundentes como para que los diversos partidos políticos no tengan en cuenta la relevancia de este sector en la economía del país.
Todos contemplan medidas para el sector en caso de llegar al poder, y todos coinciden en una cosa, el impulso al coche eléctrico en los próximos años, aunque lo hacen más de palabra que de hechos, con muy pocas propuestas verdaderamente tangibles de cómo afrontar ese impulso a gran escala al coche eléctrico. Está claro que el futuro de la automoción, nos guste o no, pasa por el coche eléctrico, a pesar de las muchas dificultades que existen para su desarrollo, y no precisamente por parte de los fabricantes.
PSOE
Desde el PSOE ya han dado a conocer en los últimos meses, desde la llegada de Sánchez al Gobierno, sus políticas hacia este sector, marcadas por cambios constantes de planes y con anuncios de lo más controvertidos que han causado mucho daño en estos meses al sector, hasta tal punto de llevar ya siete meses consecutivos de descenso en las ventas de turismos. De cara a las elecciones generales del próximo 28 de abril, el PSOE basa sus medidas de apoyo al sector en su ya conocido Plan Estratégico de Apoyo Industrial al Sector de la Automoción 2019-2025, con el que propone 2.600 millones de euros para llevar a cabo un proceso de transición hacia un nuevo modelo de movilidad sostenible, conectada e inteligente, con el coche eléctrico como principal referente de este cambio.
En el anteproyecto de Ley de Cambio Climático propone 2040 como fecha límite para permitir la matriculación y venta de coches tanto diésel como gasolina e híbridos con el objetivo de llegar a 2050 con un parque de turismos libres de emisiones de CO2. Aunque inicialmente se hablaba de prohibiciones en ambos casos, las muchas críticas recibidas desde el sector han hecho recular a los dirigentes socialistas que ahora señalan esas fechas como un objetivo, aunque mantienen la intención de prohibir los motores de combustión.
Partido Popular
Por su parte, el Partido Popular señala que rechaza expresamente las prohibiciones a los vehículos de combustión, y consideran que debe ser la evolución tecnológica y las decisiones de los consumidores los que marquen el ritmo de sustitución de unas tecnologías por otras. Apoyarán las inversiones en I+D de las industrias y quieren ampliar las ayudas para la instalación de infraestructuras de recarga y los recursos destinados a la financiación de estos vehículos, para que gradualmente vayan sustituyendo a los coches de combustión, pero sin una fecha exacta en la que prohibir el uso de estos últimos. Quieren potenciar los mecanismos de ayuda a la industria para compensar los efectos de las políticas medioambientales y energéticas que ya contempla la normativa europea y proponen trabajar activamente en Europa para que se revisen y adapten mejor a la realidad española, al considerar que cada país resulta muy diferente en lo que a las necesidades de movilidad se refiere.
De hecho, plantean impulsar una reducción de emisiones que cumpla los objetivos comprometidos por España para 2030, pero teniendo en cuenta las circunstancias económicas, industriales y de aislamiento energético de España. También aprobarán planes autonómicos y locales para la renovación de los vehículos más contaminantes así como un cambio en la fiscalidad para la adquisición de vehículos nuevos, con medidas como la reforma de la tasa de circulación para los vehículos nuevos matriculados, de forma que se fijará en función de las emisiones y del consumo energético de los automóviles.
Unidas Podemos
Uno de los máximos defensores del coche eléctrico y convencidos de erradicar el coche de combustión es Unidas Podemos, partido que en su programa electoral contempla datos como el que las matriculaciones de vehículos eléctricos o de tecnologías alternativas a los combustibles fósiles supongan un 25% del total de las ventas en 2030, aumenten hasta el 70% en 2030 y alcancen el 100% en 2040. Una transición que se llevará a cabo colaborando desde el Estado con los fabricantes para que puedan adaptar sus cadenas de montaje en las fábricas españolas a la producción de coches eléctricos o que funcionen con otras tecnologías alternativas a los combustibles fósiles y sin que el cambio del parque móvil suponga ningún coste añadido para la economía de las familias.
Propone establecer una línea de inversión público-privada de alto impacto para desarrollar nuevas tecnologías de baterías en España que permita, por un lado, aprovechar mejor las renovables y compensar valles puntuales en la generación mediante un mejor almacenamiento de la energía y, por otro lado, mejorar la autonomía de los coches eléctricos. En su total apoyo al coche eléctrico, pretenden crear una red inteligente de infraestructuras de recarga, con zonas prioritarias de instalación, redes más eficientes y priorizando el carácter público, todo ello dentro de un marco normativo que favorezca la gestión pública de las redes de distribución eléctrica y bajo la acción de la empresa pública de energía. Impulsarán además planes plurianuales que cubran como mínimo entre el 15 y el 20% del precio de adquisición, así como una reforma de la fiscalidad que favorezca la introducción de los modelos más adecuados (por ejemplo, aquellos con un peso y un con-sumo reducidos de materiales asociados a la fabricación) y que tenga en cuenta factores como la renta del comprador.
Ciudadanos
Ciudadanos, por su parte, incluye en su plan electoral un programa de renovación para el parque automovilístico y de impulso a la instalación de infraestructura de recarga para vehículos eléctricos. España, según Ciudadanos, liderará la industria de las baterías y los vehículos cero emisiones, incentivando la renovación del parque automovilístico privado por modelos menos contaminantes, e impulsando la instalación de infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos. Para ello, apuestan por incrementar el presupuesto de I+D para que España sea líder en desarrollo de baterías. No contempla prohibiciones al uso de los vehículos de combustión en plazos establecidos, sino un proceso gradual para llegar a la descarbonización.
Vox
Por último, el programa electoral de Vox defiende que el trasvase de la demanda hacia las tecnologías limpias se consigue abaratando los vehículos alternativos y no encareciendo los de combustión. Para ello, llevaría a cabo una reducción del IVA del 21% actual al 10% durante los primeros cinco años para la adquisición de los vehículos eléctricos clasificados como “0 emisiones” por la DGT, incluyendo por tanto los híbridos enchufables siempre y cuando tengan una autonomía eléctrica homologada superior o igual a 200 kilómetros según el ciclo europeo NEDC, no el actual WLTP. Es indudable que la tendencia lleva hacia un escenario de descarbonizacion, pero para llegar a ella plantean una transición sensata que busque un equilibrio inteligente entre los recursos disponibles, los riesgos que se asumen adoptando nuevas tecnologías y los precios que se obtienen.
Y es que para el partido de Santiago Abascal la electrificación de la economía no es un fin es si mismo, sino un medio para acelerar la descarbonización, y acelerar en exceso la electrificación puede poner en riesgo la competitividad industrial, por su elevado coste, en la curva de aprendizaje, frente a otras energías. Para el proceso de desarrollo de infraestructuras de recarga, lo deja en manos privadas, apoyándolo pero no regulándolo. Al mismo tiempo, establecerían un plan de ayuda para la renovación del parque de bajas emisiones, impulsando la renovación de los vehículos de más de 12 años con vehículos menos emisores, incluyendo entre ellos, cualquier tipo de propulsión y estableciendo incentivos diferentes según sus emisiones, no siendo solo para vehículos eléctricos. No creen que el vehículo eléctrico sea una realidad fuera de las ciudades en los próximos 15 años, y por ello darían un gran impulso al gas vehicular, particularmente para flotas, vehículos pesados y transporte marítimo.