Motor

Once detenidos en Gran Canaria por manipular los cuentakilómetros de vehículos de ocasión

La Policía Nacional cree que la manipulación de los cuentakilómetros podría haber comenzado en 2011. Las variaciones incrementaban el precio de venta de los vehículos y llegaron a situar a algunos de los concesionarios implicados como líderes en su sector profesional.

  • Lara Dibildos durante la inauguración del concesionario B&M en Marbella el pasado mes de mayo.

La Policía Nacional ha informado este martes de que con la detención de 11 personas en Gran Canaria ha sido desarticulada una organización que manipulaba los cuentakilómetros de vehículos de ocasión en seis concesionarios, regún recoge Efe.

En un comunicado, la Policía ha indicado que la estafa afecta a casi un centenar de personas y que entre los detenidos están los propietarios de los concesionarios, varios empleados y especialistas en la alteración de los cuentakilómetros. Al parecer, llegaban a restar 150.000 kilómetros a coches usados para incrementar su valor de mercado.

En la intervención policial han sido incautados 500.000 euros en efectivo, más de 100 automóviles y cuatro dispositivos empleados para rebajar los kilómetros originales.

La investigación se inició tras la denuncia que presentó una de las víctimas, que al tratar de vender el vehículo que había adquirido en uno de los concesionarios de la red desarticulada se dirigió al concesionario oficial del vehículo y fue informado de que el cuentakilómetros que marcaba 59.240 kilómetros en realidad tenía 142.000.

Los agentes detectaron que la manipulación de los cuentakilómetros podría haber comenzado en 2011 y localizaron un vehículo que fue adquirido con 232.000 kilómetros y vendido a un particular con 82.000 kilómetros. Esas variaciones incrementaban el precio de venta de los vehículos y llegaron a situar a algunos de los concesionarios implicados como líderes en su sector profesional, explica en el comunicado de la Policía.

La forma de actuar consistía en adquirir vehículos, sobre todo de empresas peninsulares de renting, trasladarlos hasta Las Palmas de Gran Canaria para que un experto en mecánica los manipulara y redujera el kilometraje, para a continuación ponerlos a la venta en diversos concesionarios tanto de la capital grancanaria como de Arucas o Agüimes, siempre a un precio inferior al de mercado.

Las víctimas de este fraude no solo sufrían un daño patrimonial sino que también se generaba otro daño en la seguridad objetiva de los coches, que eran puestos en circulación con unos kilómetros no acordes con el desgaste del motor y otras piezas esenciales, lo que podría dar lugar a averías y entrañar un riesgo para la conducción.

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