En el año 2009 una laguna glaciar situada en la región de Apolobamba, en Bolivia, sufrió una rotura y vació su contenido sobre el valle arrasando una amplia extensión de terreno. El agua desbordada de este lago se llevó por delante cultivos y cabezas de ganado, destruyó las carreteras y dejó a los habitantes de la localidad de Keara de aislados durante meses. Este evento catastrófico fue consecuencia directa del calentamiento global y del deshielo cada vez más rápido de los glaciares de los Andes, una circunstancia que amenaza a los habitantes locales, no solo por las posibles inundaciones, sino por la escasez de agua que se avecina si estas grandes moles de hielo desaparecen.
En un trabajo publicado este jueves en The Cryosphere, el equipo de Simon Cook, ha identificado por primera vez las 25 lagunas glaciares potencialmente peligrosas, cuyo aumento de nivel puede desencadenar una inundación que arrase con poblaciones locales. "Hemos cartografiado cientos de lagos", explica Cook. "Algunos son muy pequeños y suponen poco riesgo. Otros son muy grandes, pero hay pocas o ninguna posibilidad de que se desborden catastróficamente. Otros son a la vez suficientemente grandes para provocar una gran inundación y están sobre grandes caídas, por lo que podrían ser peligrosos".
Si el más pequeño de estos 25 lagos se vaciara complemente, aseguran los autores, desataría una inundación con una descarga de hasta 600 metros cúbicos por segundo. El mayor de ellos podría tener una descarga de más de 125.000 metros cúbicos de agua, el volumen equivalente a 50 piscinas olímpicas, en un segundo. Según investigaciones anteriores, el agua vertida en uno de estos eventos puede viajar distancias de más de 200 kilómetros y si el valle está poblado pueden causar daños severos en infraestructuras, terrenos agrícolas y cobrarse vidas humanas.
El estudio, basado en observaciones desde el satélite y sobre el terreno, también recoge que los glaciares bolivianos se han reducido un 43 por ciento entre 1986 y 2014 y seguirán desapareciendo a medida que aumentan las temperaturas. El agua procedente de estas grandes lenguas de hielo también es importante para los recursos hídricos de la zona. Se calcula que más de dos millones de personas reciben el 15 por ciento de su suministro de agua de estas fuentes, incluidas grandes ciudades como La Paz o El Alto. El retroceso de los glaciares también significa menos agua a largo plazo en los ríos y lagos, como el lago Poopó que se secó recientemente.
Los glaciares bolivianos se han reducido un 43 por ciento entre 1986 y 2014
El equipo de Cook estima que la zona de glaciares se habrá reducido drásticamente al final de este siglo y se quedará en una décima parte de los niveles de 1986. Y esto pondrá a las comunidades andinas en peligro por la escasez de agua. "Predijimos en nuestro estudio que la mayoría de glaciares habrán desaparecido o estarán muy disminuidos hacia el final del siglo, así que, ¿de dónde vendrá el agua en la estación seca? Grandes ciudades como La Paz son parcialmente dependientes del agua del deshielo de los glaciares. Pero se sabe poco sobre el efecto de este estrés sobre los recursos en áreas más remotas. Se necesitan más trabajos sobre este asunto".
Referencia: Glacier change and glacial lake outburst flood risk in the Bolivian Andes (The Cryosphere) doi:10.5194/tc-10-2399-2016, 2016