Opinión

La alcaldesa de Canet, Arrimadas y las provocaciones

A Inés Arrimadas la abuchearon, insultaron e impidieron que celebrase un acto el otro día en Canet de Mar. Con la alcaldesa al frente de los escrachadores. Dice la edil separatista que Arrimadas fue a provocar y claro, pasa lo que pasa

  • Inés Arrimadas, este domingo en Barcelona

La sentencia de la minifalda

Uno, por la cosa de la edad, recuerda aquella sentencia en la que a una mujer acosada el juez le dijo de todo menos guapa, mientras se negaba a meter en vereda a los acosadores. Como fuese que la señora portaba minifalda el día de autos, su señoría opinó que aquello era provocar y, por lo tanto, no había lugar a castigar a nadie. Aquello tan viejo de que el hombre es fuego, la mujer estopa y luego viene el diablo y sopla.

Tamaña majadería es perfectamente equiparable a lo que ha dicho en su Tuiter la alcaldesa de Canet, de Esquerra Republicana. Citamos textualmente, traduciendo de la lengua de Sagarra: “Canet es un pueblo abierto y hospitalario que no se merece recibir provocaciones” Para que se entere esa malandrina de Arrimadas, follonera, que eres una follonera. ¿Dónde se ha visto que la líder del partido más votado en Cataluña quiera pasearse libremente por las calles? ¿Qué se ha creído esta Arrimadas, que se atreve a pedir espacios públicos para celebrar actos de un partido que ni defiende la independencia, ni defiende que existan presos políticos ni exiliados ni, lo más grave, que Miguel de Cervantes era catalán? Allí son abiertos, faltaría más, pero comprendan que todo tiene un límite. Debe ser una apertura como la de aquel chiste de Mingote – catalán, por cierto - en el que un señor de negro le dice a otro “No, si a mi me parece muy bien la apertura, ¡pero de cabezas!”. Sigamos.

La señora alcaldesa prosigue su tuit con que en el ayuntamiento se votó unánimemente una moción rechazando la violencia y las provocaciones - ¿incluirá la violencia verbal contra Arrimadas o las crucecitas y lacitos? -, cosa en la que toda persona civilizada estaría de acuerdo, pero, ¡ah!, lo remata, como no podía ser de otra manera, con un: “Inés Arrimadas, la confrontación la buscáis, sin ella no sois nada”. Qué lástima. Ahora que parecía que la cosa iba bien, la munícipe termina su aserto en la más absoluta y total de las miserias intelectuales. Y es que esto de los tuits en Esquerra tiene el peligroso precedente de las animaladas que suelta a diario el ínclito Gabriel Rufián y, claro, la escuela que ha creado es tremenda.

Se conoce que en Canet lo tienen todo a petar, empezando por las playas, llenitas de cruces amarillas y delicias similares

A lo que íbamos, Blanca Arbell, la edil de la que hablamos, denegó el permiso para que el partido naranja pudiese llevar a término un acto en la conocida población costera catalana. Se conoce que en Canet lo tienen todo a petar, empezando por las playas, llenitas de cruces amarillas y delicias similares que, no lo dudamos, deben ejercer como un poderoso imán para turistas nacionales y extranjeros. Un cementerio viviente no se ve todos los días. Que los sufridos miembros del gremio de hostelería y restauración de dicho pueblo estén que se los llevan los demonios poco importa, porque ya sabrán que lo sustancial es el proceso dado que el mundo nos mira y tal.

Bueno, pues como no tenían permiso, la líder de Ciudadanos decidió pasearse por las calles del pueblo, ya ven cuanta maldad atesora el cuerpo serrano de esta jerezana de nacimiento y catalana porque le da la real gana. Ah, amigo, como se pusieron los siempre amables y generosos simpatizantes del lacito amarillo. Fue llegar, rodearla de gente – por llamarla educadamente – y vomitarle encima los epítetos groseros de rigor. Se los ahorramos, pero sí queremos hacer mención de otros gritos de ritual peligrosa e inquietantemente repetidos últimamente. Que si vete a tu pueblo, que si vete de Cataluña, que si vete del Parlament.

Vosté vol que marxi de Catalunya?

Inés le preguntó eso mismo a la alcaldesa amarilla. ¿Usted quiere que me vaya de Cataluña? Sus partidarios opinaban a gritos que sí, que se las pirase. Las calles siempre serán suyas, dicen los CDR, que ocupan la Modelo y pintan el nombre de Arrimadas en una celda. ¿A qué tanta gesticulación? ¿Por qué ese interés demostrado, verbigracia, por la talludita ex presidenta del Parlament Nuria de Gispert en tuitear – ay, otra vez – que Inés debe irse a donde sea, a Jerez, a su casa o a la quinta forca? ¿De dónde nace ese afán centrifugador, cuando los separatistas se jactan de ser un movimiento inclusivo donde todos son bienvenidos?

Partamos de la base que el separatismo no llegó ni a la mitad de los votos el pasado diciembre. Si tienen mayoría en la Cámara catalana es debido a una ley electoral que favorece las zonas rurales donde tradicionalmente mandan gracias a un sistema caciquil mimado por Jordi Pujol, en detrimento de Barcelona y su área metropolitana donde, por cierto, vive el ochenta por ciento de los catalanes.

Lo que les pasa a los separatistas es que deben alimentar la ficción de que representan al pueblo catalán, al auténtico, al que es mayoría, menospreciando al resto diciendo que no somos más que una anomalía, unos vendidos, unos traidores o unos fascistas. Ese es el mensaje que emiten incansablemente los medios del régimen, sus voceros, los partidos separatistas, sus asociaciones satélites y, en suma, todo el universo. Por eso les molesta extraordinariamente que la realidad se cuele por la menor rendija de su decorado de cartón piedra, y Ciudadanos, o Inés, son esos torracollons que les demuestran, muy a su pesar, que una mayoría de catalanes votó por primera vez de manera clara y desacomplejada un partido que se muestra abiertamente catalán, europeo y español. Su “Idos de aquí” más que un signo de prepotencia, que lo es. Es un grito de miedo. Tienen miedo de que la cosa vaya a más, de que, a pesar de leyes electorales ad hoc, acaben por estar en minoría, que TV3 no esté en manos de los de siempre, de que se comience a hablar de lo que pasa realmente en la calle, la de verdad, no ésa que pretenden dominar los CDR, ya lo ven, cien mil personitas nada más el otro día en la manifestación barcelonesa que tenía que ser monstruo. Tienen miedo y, a la que pueden, intentan ahogar esa realidad que, por tozuda, acaba imponiéndose. Su empeño es inútil, tanto como negar que existe una parte de la sociedad catalana que está por la independencia. Lo que sucede es que, mientras que nosotros no lo negamos, ellos intentan que el constitucionalismo catalán sea como un Tampax, a saber, que no se vea, no se mueva y no se note.

Lo que sucede es que, mientras que nosotros no lo negamos, ellos intentan que el constitucionalismo catalán sea como un Tampax

Alcaldesa Arbell, lo que usted entiende como provocación el resto del mundo civilizado lo entiende como democracia, libertad de expresión y normalidad. Ahí radica su ceguera, su culpa y también su penitencia, porque no creo que todos los que comparten una cierta idea de una Cataluña no sometida a un régimen totalitario vayan a dejar de pasearse. Recuerde a Albiol rodeado de energúmenos, aguantando como un campeón.

Por cierto, ¿sabe que Pere Aragonés y Elsa Artadi están pactando competencias y dinero dentro del actual marco estatuario? ¿O que optan por una vuelta a la normalidad constitucional? ¿No se lo ha dicho nadie? Vaya por Dios, tuitee menos y esté más al quite. Se lo digo de buen rollo, conste.

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