Un mes después del traumático ataque a la redacción de Charlie Hebdo, los jefes de gobierno europeos discuten las medidas que fortalezcan la política de seguridad interior de la UE. Pero su tono sigue siendo un tono de voluntad, ateniéndose a la línea de “necesitamos una mayor cooperación”. Los Estados miembros han estado diciendo esto durante años, al mismo tiempo que implementaban, a regañadientes, nuevas reglas europeas sobre antiterrorismo y mostrando muy poca voluntad de compartir su propia inteligencia.
En la reunión del Consejo Europeo que hoy se celebra, una medida en particular ocupa un puesto importante de la agenda: la rápida adopción de la propuesta sobre un registro de nombres de pasajeros (PNR) en la UE. No estoy en contra, pero se necesita que las garantías legales para los ciudadanos sean explicitas, y no es el caso actualmente. Además de esto, los Estados Miembros deben adoptar el conjunto de normas de protección de datos de manera simultánea.
Pero la realidad es que extraer una mayor cantidad de datos no bastará en la lucha contra el terrorismo, como si diéramos un golpe de varita mágica. Quienes perpetraron los recientes ataques -Londres, Madrid, Bruselas, Paris- eran conocidos de los servicios de inteligencia antes de que cometieran sus crímenes. Si Europa quiere realmente combatir el terrorismo y la radicalización, una nueva estrategia es vital. Una estrategia que realmente fuerce a los Estados Miembros a cooperar y que respete, al mismo tiempo, los derechos fundamentales de los ciudadanos.
Los líderes de los gobiernos de la Unión y sus Instituciones necesitan mirar hacia delante. La Cumbre Europea de hoy es tan solo un primer paso. Para apoyar la lucha contra el terrorismo de manera decisiva, ALDE propone los ambiciosos cinco pasos siguientes.
En primer lugar, la Comisión debería presentar una propuesta para la creación de EuroIntel, una plataforma europea para los servicios de inteligencia nacionales que les permita compartir e intercambiar información sobre amenazas terroristas. Los estados miembros deberían estar obligados a compartir información relacionada con los delitos más graves y el terrorismo. EuroIntel podría basarse en la infraestructura existente de la UE para el intercambio de inteligencia y esta estructura se debería reflejar en Europol. También necesita un fundamento legal sólido, incluyendo garantías para la protección de los derechos de los ciudadanos y una clara definición de lo que implica la “seguridad nacional”.
En segundo lugar, la UE tiene que estimular a los cuerpos e instrumentos que se encargan de aplicar las leyes. Los Estados Miembros deberían llegar a un acuerdo sobre un nuevo marco para Europol tan pronto como sea posible, para que podamos reforzar la cooperación policial en Europa. A Europol le podría ser de gran ayuda un centro europeo adicional especializado contra el terrorismo en sus instalaciones. Ahora mismo se carece de las herramientas necesarias y se recibe muy poca información de los Estados Miembros.
Mejorar el marco legal a nivel europeo es otro elemento fundamental para tener una política de seguridad interior sólida. Apoyamos a la Comisión en su esfuerzo de impulsar los poderes de la agencia Eurojust. La constitución de una fiscalía europea debe acelerarse, y la figura de este fiscal podría tener un mandato más amplio que incluyera categorías como el terrorismo.
No se puede ganar una guerra sin remover los terrenos propicios a la agitación y el conflicto. Por eso, necesitamos fijar las causas del terrorismo y de la radicalización. A nivel nacional, se necesitan estrategias de prevención que aborden la amplia gama de los factores determinantes de la radicalización. Desde Bruselas, la Comisión tiene que lanzar una estrategia europea para contrarrestar la propaganda terrorista, las redes radicales y el reclutamiento vía Internet.
Para terminar, en la hoja de ruta que nosotros prevemos también se incluyen aspectos externos. Las fuentes del terrorismo internacional entran dentro del ámbito de la política exterior de la UE. Hay grandes oportunidades para cooperar con países de fuera de la UE en la lucha contra el terrorismo, especialmente con Turquía. Pero estas estrategias deben cumplir estrictamente las normas internacionales de los derechos humanos.
No más inteligencia, sino mejor. Más Europa, no menos. No solo lucha, sino también prevención. El camino para abordar la amenaza terrorista es largo, pero es el camino que debemos tomar.
- [Guy Verhofstadt es presidente del grupo de la Alianza de liberales y demócratas por Europa en el Parlamento Europeo. Anteriormente fue primer ministro de Bélgica durante diez años]