Opinión

Apadrina un facha

¿Alguien cree que no hay conservadores en Euskadi? ¿Que se han evaporado o viven enterrados en sus Jaguars? Pasamos ya la resaca electoral, lejana la noche del recuento que se entrevió

  • El lehendakari, Iñigo Urkullu (i), y el presidente del PP del País Vasco, Alfonso Alonso.

¿Alguien cree que no hay conservadores en Euskadi? ¿Que se han evaporado o viven enterrados en sus Jaguars? Pasamos ya la resaca electoral, lejana la noche del recuento que se entrevió gloriosa y acabó como todas, mediocre; nadie mojó, o por lo menos no hasta el final.

Como en toda juerga, con sus luces y sus muchas sombras, se hicieron y se dijeron cosas que no se deben. El final nos dejó ese gusto amargo y el sentimiento de culpa que sigue a toda expectativa elevada por encima de sus posibilidades. Ahora, en pleno trago del Espidifen de los pactos y entre los que piden un poco de agua o seguir con la fiesta -ya saben, un voto tras otro calma la resaca pero da cirrosis democrática-, los resultados de mi Comunidad, Euskadi, no levantaron más que unos pocos titulares de esos que uno imagina a su redactor con una sonrisa de sien a sien. Es como si, para que sigamos entendiéndonos, el DJ solamente hubiera puesto reguetón en la fiesta y nadie se estuviera quejando en el taxi de vuelta. Inconcebible.

Aún más, todo el mundo, al menos en mi mundo, pareció alegrarse del desierto de concejales conservadores -no nacionalistas- que en mi tierra se ha propagado. Perdonados los políticos de la trinchera contraria y los muchos púgiles de los rings mediáticos, y tratando de aportar una visión alejada de todo proyecto político concreto –si esperas otra cosa ya puedes cambiar de canal-, me asombra la escasa relevancia que comporta para el ciudadano medio dejar de vivir en una sociedad diversa. La ligereza e incluso el entusiasmo con la que la infamia que la falta de pluralidad política supone es tratada, principio éste consagrado en la Constitución junto a otros tan escasos y malsonantes como el de justicia, libertad e igualdad -primer artículo para el que no haya tocado una en su vida-.

[La foto de las últimas elecciones en mi tierra, la de una sociedad que excluye a sus minorías y no es capaz de construir fulanos autónomos, es desoladora]

La gente no vota mal porque no se puede, pero esta tendencia feligresa de dependencia y pensamiento único es sintomática. ¿Alguien cree que no hay conservadores en Euskadi? ¿Que se han evaporado o viven enterrados en sus Jaguars? La lógica de los partidos les lleva a tratar de imponer su supremacía, al menos en el más bajo sentido de la política, pero los políticos de verdad, los que la hacen en los pasillos de los Parlamentos y entre gintonics de 'minibar' de hotel, saben que los rivales son necesarios, que solo así se puede horadar en la diferencia. Ellos saben que una sociedad que excluye a sus minorías o las convierte a la religión dominante es una sociedad peor. Es una sociedad que nos enquista en la Doctrina Verdadera y nos hace individuos obsoletos.

Búscalo primero, escondido quizás en los bajos de su Jaguar o echándose la siesta. Lo reconocerás por los grandes cuernos o el tridente con el que pincha los globos del consenso indiscutible

Me vale más la foto. Y es bastante desoladora. La foto de una sociedad que no es capaz de construir fulanos autónomos. Un negativo abandonado a los años e imposible de ser revelado. Familias, colegios, universidades y centros de trabajo traidores a sus principios más fundamentales. Solo individuo a individuo se puede revertir la situación -o no, pero qué coño, al menos nos quedaremos tranquilos-.

Te propongo algo: apadrina a un facha. Búscalo primero, escondido quizás en los bajos de su Jaguar o echándose la siesta. Lo reconocerás por los grandes cuernos o el tridente con el que pincha los globos del consenso indiscutible. Y después, déjale ser. No le cortes. Con un poco de suerte, será libre de pensar lo que quiera. Y no olvides llevártelo de fiesta; quizás hasta acabéis siendo amigos.

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