Opinión

La banda de Frankenstein se despide de la Moncloa

LA CARA VISTA DEL PANFLETO ELECTORAL: LA DIESTROFOBIA

“Temor intenso e irracional, de carácter enfermizo, hacia todo lo relacionado con la derecha política.”

- ¡Ramón, deja ya la tontería esta de “te

  • Pedro Sánchez

LA CARA VISTA DEL PANFLETO ELECTORAL: LA DIESTROFOBIA

“Temor intenso e irracional, de carácter enfermizo, hacia todo lo relacionado con la derecha política.”

- ¡Ramón, deja ya la tontería esta de “te voy a dar la medicina del amor”, que yo lo que necesito es un lexatín!

Adela vive en la cama desde hace tres días; ora yaciendo lánguida y decimonónica, ora dando por saco apoyada en el cabecero, en plan busto parlante.

-Nos ha mirado un tuerto. ¡Y franquista!, dice a su marido, atusándose el camisón de convalecer.

(Berta, la niña de los ojos de ambos, sale con un votante de derechas).

-Mujer, no será para tanto -intenta animar él.

-Si. Sí lo es; imagínate que no le deja ser influencer; o la obliga a ir a misa… ¡o yo qué sé!

(Suena la cerradura de la puerta de entrada al piso).

Ambos se miran con ansiedad; es Berta, que llega de clase. Y entra en el dormitorio; y al ver que su madre sigue encamada, grita: “¡estás loca, mamá!”, y se pira dando un portazo.

Ramón mira a su mujer destilando reproche marital, y ella recula y le pide que la traiga.

Al rato se presentan padre e hija y se plantan a los pies de la cama con los brazos cruzados cuan pareja de la Benemérita.

Adela pregunta:

-Pero hija mía; este hombre… ¿Te respeta?, ¿te trata bien?

-Que siiiiiiii... superbieeeen…, Berta mira al techo, muy hasta el moño de su madre. Dejándose llevar por la propia hartura, se viene arriba y suelta: -Y me dice “entra, Cuerpo” cuando me abre la puerta del coche.

- ¡Esos son los peores! - Adela, que no soporta ni piropos ni cortesías heteropatriarcales, reacciona a la provocación.

Berta sigue:

-Y tiene una hermana gorda, y él le llama “Miss Lorzas” en plan coña, y todos tan tranquilos, ¿sabes?

- ¡Ni me lo cuentes!, chilla Adela, que decide contraatacar, y pregunta que “a qué se dedica el pollo”.

-Trabaja en un fondo.

La madre abre desaforadamente los ojos y, rayando la histeria, prosigue:

-¡¡¡Encima pocero!!!…este un día se te queda sin oxígeno ahí abajo… y te deja viuda… y sola… y con mil hijos que te va a hacer… y toda radiactiva de tantas ecografías…

- ¡Adela, ya!, dice Ramón al ver que su mujer entra en barrena. Míralo por el lado bueno: por lo menos no es un explotador de esos…

- ¡Tú y tus lados buenos!, responde ella. La niña sale con un facha y tú quieres ver lados buenos…mira, Ramón: vete a pasar la aspiradora o a pelar patatas, y te cronometras; que dice la app esa, que te tocas las narices en casa…

LA CARA OCULTA DEL PANFLETO ELECTORAL: LA MINDUNDIFOBIA

“Temor intenso e irracional, de carácter enfermizo, a volver a ser una persona insignificante o de poca categoría políticamente hablando, referido en especial al manejo del dinero y el poder. Esta fobia, padecida en propia carne por la izquierda gobernante, produce la imperiosa necesidad de inducir en los votantes la fobia anteriormente descrita, en un perverso ejercicio de cinismo máximo.”

Por ilustrar el concepto, traemos una serie de titulares que describen ejemplos anecdóticos y recientes, de las cosillas que los del goaverno temen dejar de poder hacer:

  • “La Memoria Democrática española viaja en primera clase. El secretario de Estado de Memoria y su director de Gabinete gastaron 11.000 euros en marzo solo en sus billetes de avión” (La Razón 20230604)
  • “El novio de ‘Vicky’ Rosell ha cobrado un millón de euros públicos a dedo desde que ella está en Igualdad” (Okdiario 20230607)
  • “Transparencia delata al amigo arquitecto de Sánchez: 71 viajes y 5.148€ en comidas a cargo del Ministerio” (Vozpópuli 20230605)

CLÍNICA FACHUCHINGER. (MARBELLA)

Dr. Brown es pionero en el tratamiento de fobias por exposición (tras pasar por sus manos, gente con miedo a volar acaba siendo piloto), y ya tiene a varios ingresados tras el 28-M en su Programa de Rehabilitación de Políticos Defenestrados.

En este momento está siendo entrevistado en su despacho por una periodista mona y expansiva, que se disculpa por mascar chicle compulsivamente: “La operación bikini y tal”, dice ella guiñándole un ojo. Él pasa del capotazo, y tras la pregunta de ella acerca de la mindundifobia, responde:

-Básicamente es el pánico que produce pasar del asiento de piel del Falcon al de tela revenida de clase turista, donde los ácaros hacen transbordo; del Luisputón, a la mochila; de tener billetes gratis all around the world, a solo tenerlos a Parla…

La entrevistadora frunce el ceño y asiente, pelín revuelta por la movida de los ácaros.

Él prosigue:

-Es gente que viene muy apegada al cargo y pasa un duelo muy duro; son juguetes rotos.

-Ajá… y la terapia, ¿en qué consiste?

-Hay una primera etapa en la que usamos “llamadas gatillo”; mediante técnicas de IA de manipulación de voz, simulamos las voces de familiares y amigos, y les llamamos al móvil para pedirles cargos, enchufes, subvenciones, etc. Al lado del paciente, hay un terapeuta que controla sus constantes vitales y le ayuda a afrontar la frustración horrorosa que produce tener que decir que no. Es realmente terrible verlos.

-Ufff…, la joven masca cada vez más lento y empieza a sufrir.

-La llamada que más padecimiento provoca es la del “vecino” que les dice que les han okupado su casa. Hemos tenido casos de desmayos y convulsiones, dado que ellos conocen, como parte implicada, las laxitudes del goaverno con este tema.

La periodista piensa “este tío se ensaña”, y Dr. Brown continúa impertérrito:

-Esto lo solapamos con un entrenamiento para la vida del currante, para aquellos pocos que no hayan sido colocados: les hacemos madrugar con un despertador que canta “España, mañana, ya-no-es-jispersoniana”; les enseñamos a redactar su CV sin mentir, y cosas así. La prueba final es llevarlos al aeropuerto a coger un vuelo low cost y simular un enfrentamiento con falso personal de seguridad, a ver cómo se las apañan sin poder decir lo de “tú no sabes quién soy yo”.

Ella se acaba tragando el chicle sin querer; de la impresión.

Tenemos un goaverno mindundifóbico perdido que, rezumando desesperación electoral, anda repartiendo un barato pasquín del terror, para inocular diestrofobia en la gente. En la Galería de los Horrores Políticos en que nos tiene sumido, conviven, en obscena armonía, Frankenstein y Drácula; la Banda de Jisperson ha vampirizado los medios y las instituciones, y con su mordisco ha drenado las arcas públicas en interés propio, el capital moral de los españoles, y su santa paciencia.

El 23-J, este vampiro terminal saldrá de su acolchado ataúd forrado de raso rojo y raído, y la luz al final del túnel que muchos ya vemos, acabará con él para siempre.

El gótico final está servido.

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