La situación en Cataluña tras las elecciones se ha vuelto más complicada de resolver que el cubo de Rubik. Gana Ciudadanos, pero la mayoría parlamentaria la tienen los separatistas; Puigdemont está en Bruselas, Junqueras en Estremera y Rajoy en Babia; las comarcas son independentistas pero las grandes ciudades son del partido naranja. El lío está garantizado.
Trillones de posibilidades
El maldito cubo de Rubik tiene 43.252.003.274.489.856.000 posibles movimientos. Dicen que un experto lo soluciona solo con veinte, siempre que conozca el algoritmo de Fridrich. Vayan ustedes a saber. Son muchas cifras, aunque el guarismo que más suena ahora mismo en Cataluña es el 155. Lógico. Las primeras declaraciones del fugado Puigdemont han sido más incendiarias que las de uno de las CUP. El gerundense afirmó que la república catalana había vencido a la monarquía española, que la independencia derrotaba al 155, que se había derrotado a Rajoy, en fin, una serie de dislates que han encendido de nuevo las alarmas en los sectores económicos, así como en los políticos.
Marta Rovira tampoco se quedó corta al asegurar que ahora se podía continuar con la implementación de la república. Ya se conoce de qué palo van estas gentes, y no creo que a nadie pueda sorprenderle la actitud de estas dos formaciones, que han demostrado por activa y por pasiva que viven en un mundo totalmente irreal, en una pura alucinación.
No esperaba que felicitasen a Inés Arrimadas y a Ciudadanos por haber ganado las elecciones, por vencerlos de manera clara en las grandes capitales catalanas o por el espectacular crecimiento que han experimentado; tampoco esperaba que reconociesen que la suma de formaciones que no son partidarias de la independencia es superior a las separatistas, o que la ex Convergencia ha ido perdiendo y perdiendo diputados desde que Artur Mas la metió en este embrollo. Por no esperar, ni esperaba una actitud distinta en lo que respecta al Rey y a España.
Ahora bien, dentro del intrincado cubo de Rubik catalán lo que me ha parecido del género lírico es que Puigdemont emplace a Rajoy para mantener una reunión en suelo extranjero y sin condiciones previas. De verdad, ¿tan fuerte es la cerveza belga?
Esto va a ser realmente un auténtico calvario, total, para no llegar a ningún sitio. Los que rompieron la baraja en su locura separatista piensan seguir igual y aquí, o se vuelve a aplicar el 155 y tendremos elecciones antes del verano, o Dios sabe qué pasará. A todo esto, uno va haciendo cálculos y piensa que las cosas en el nuevo Parlament podrían ser casi de película de los Hermanos Marx. Tendremos un Grupo Mixto en el que deberán convivir las CUP y el PP, lo que no dejará de generar un anecdotario, si más no, curioso. Pero ¿y con los encarcelados o fugados, que pasará a la hora de las votaciones? Porque puedes ser diputado electo y estar en prisión o en Bruselas, siempre que no te hayan inhabilitado, pero a la hora de apretar el botoncito hay que estar presente en el hemiciclo y si no estás, ese voto, tu voto, no puede delegarse en nadie. Cuenten ustedes: Puigdemont, Jordi Sánchez, Junqueras, Forn, son cuatro votos que los separatistas no van a tener. Si mis cuentas no fallan, su mayoría absoluta se disuelve como el azúcar en el agua. Ahora tienen, sumados los de Junts per Catalunya, Esquerra y las CUP, 70 diputados, y la absoluta son 68. Si a los 70 les restas cuatro quedan 66. Da que pensar, ¿no?
Todo antes que repetir comicios
En lo que sí están todos los partidos de acuerdo es en evitar sea como sea repetir las elecciones. Que a los partidos políticos no les interese es lo de menos, porque aquí lo que cuenta es el panorama desolador que ha dejado el proceso en el terreno económico. Vean: un setenta por ciento la bajada de inversión extranjera en estas tierras, la marcha de las más de tres mil empresas o la caída del turismo. No está mal para esos dinamiteros de la prosperidad. En lugar de independentistas deberían llamarse Derribos Arias.
Si el tópico de que en Catalunya la pela es la pela, estos alienados no habrían llegado tan lejos
Pero, aunque sea básico para la vida del país, el factor económico no es lo principal en este periodo que se abre ahora. Si el tópico de que en Catalunya la pela es la pela fuese cierto, estos alienados no habrían llegado tan lejos. Aquí, a lo que estamos asistiendo es a un auténtico desfile de egos, a cual más hinchado, y eso atiende a pocas razones. Con referencia a los datos en escaños y como afectaría a la mayoría separatista la situación de algunos de los nuevos diputados, alguien podría objetar que, dimitiendo los implicados en causas judiciales y cediéndolos a los siguientes en la lista, asunto arreglado. Pero, ¿alguien se imagina a Puigdemont o a Junqueras haciendo ese gesto? ¿Les creen capaces de ejercitar la magnanimidad de manera tan noble? Y ya no les digo si, como todo parece indicar, le sucede lo mismo a Marta Rovira, a la que la justicia considera implicada en los preparativos de todo el quilombo secesionista junto a otros dirigentes procesistas, por cierto, Anna Gabriel de las CUP entre los dichos. Gabriel ya no es diputada – se quedó con el cargo de super-mega-chupi-guay asesora de su grupo, es decir, de los cuatro diputados en los que se han quedado las CUP – y que esté o no en la cárcel o en Timbuktú no afectaría a las votaciones, pero Rovira sí es diputada electa. ¿Otro escaño a sumar con los cuatro anteriormente citados?
Un jurista de mérito me comentaba que esto va a ser una selva de leyes, reglamentos, acusaciones, recursos y demás procedimientos legales. No en vano, decía irónicamente, en Derecho a declarar se le llama deponer y consultar se denomina evacuar. Deponer y evacuar, exactamente.
En el huerto socialista el candidato debería haber sido Borrel o incluso Celestino Corbacho
Esa es la idea que planea exactamente encima de la vida política catalana. Que tanto Rajoy con el PP catalán, como Iceta con el PSC la cagaron, con perdón, en sus respectivas estrategias es algo más que palpable a la vista de los resultados. Conste que, en lo que respecta al PP, Xavier García Albiol se salva de la quema. Es un espléndido político, acaso el único capital que ha tenido el partido de Rajoy en todos estos años, que han dilapidado de manera irresponsable y torpe, quemando a una persona de gran valor para la política catalana e incluso para la española.
En el huerto socialista, uno piensa que el candidato debería haber sido Josep Borrell o, fíjense, Celestino Corbacho, ex alcalde de L’Hospitalet, así como ex ministro de trabajo, político eficaz, serio, riguroso y con sentido del estado. En fin, cualquiera menos Iceta. Pero lamentarse no sirve de nada ni hay tiempo para llantos. Los políticos elegidos deberán moverse, y rápido, para sacar del letargo a un Parlament que lo separatistas cerraron a cal y canto durante aquellas semanas cargadas de sinsentidos. Dicen que, estando Puigdemont a la fuga y sin la menor intención de que la Benemérita lo detenga al pisar suelo español, Elsa Artadi, su gurú personal y ahora diputada, podría representarlo como presidenta in loco parentis. Sería el acabose ver a una presidenta en el parlament comunicándose via Skype con Puigdemont para ejecutar sus órdenes. Cosas más raras se han visto.
Resumiendo: los independentistas pretenden seguir incumpliendo la ley y hacer saltar por los aires lo que resta de convivencia en Cataluña, el gobierno amenaza con un 155 que, esperemos, no sería tan blandiblub como el aplicado hasta ahora, populares y socialistas están palpándose las carnes ante el varapalo al que han sido sometidos en las urnas, Esquerra disimula tras sus gritos de victoria que al preso le ha ganado el fugado, que ya es ganar, las CUP se encogen de hombros al pasar de diez a cuatro escaños porque a ellos esto de la democracia parlamentara les da lo mismo y, eso sí, todos miran con envidia y rabia mal disimuladas a Ciudadanos y a su candidata que, en un este y en un aquel, ha conseguido que más de un millón cien mil catalanes depositen su voto en la formación naranja. Menudo cubo de Rubik.
Esto va a ser de todo menos aburrido.