Opinión

El colapso de un Estado: ni tenemos la mejor sanidad del mundo, ni el confinamiento salvará a España

La crisis del coronavirus ha puesto al España frente al espejo. Y lo que estamos viendo es inoperancia, impotencia, incompetencia y un Estado autonómico insolidario y desleal que hace aguas

  • Pablo Iglesias, con Pedro Sánchez y el Rey Felipe VI en Zarzuela

Hemos fracasado. La crisis del coronavirus ha puesto a España frente al espejo. Y lo que estamos viendo es inoperancia, impotencia, incompetencia y un Estado autonómico insolidario y desleal, en algunos casos, que hace aguas. Nadie ha estado a la altura de las circunstancias. Lo único en lo que están pensando, desde el rey Felipe VI y Pedro Sánchez hasta el último de nuestros diputados regionales, es en salvarse a sí mismos. 

NO. No tenemos la mejor sanidad del mundo. Es la lección más importante que hemos aprendido de esta epidemia. Los casos confirmados de Covid-19 por el Ministerio de Sanidad representan, hasta el momento, el 0,10% de la población española (46,6 millones). En la Comunidad de Madrid, epicentro de la crisis, los positivos suponen el 0,21% de sus 6,6 millones.

Las cifras de contagios, que seguramente serán mayores, pero ¿significativas?, han colapsado los centros hospitalarios. El personal sanitario está tomando a diario decisiones propias de la medicina de guerra: decidir quién vive y quién no en función de sus antecedentes, edad, etc. Las secuelas psicológicas y físicas que sufrirán nuestros y nuestras médicos y enfermeros cuando se supere lo peor del brote no sanarán con los aplausos solidarios de las ocho de la tarde desde nuestras ventanas.

La crisis del coronavirus ha puesto al España frente al espejo. Y lo que estamos viendo es inoperancia, impotencia, incompetencia y un Estado autonómico insolidario y desleal que hace aguas"

La Sanidad no es gratis

NO. La sanidad pública no es gratis. Hay gente que se lo ha creído por la irresponsabilidad de nuestros políticos. Tiempo habrá de debatir cómo queremos reconstruir nuestro sistema de salud, y recuperar a unos profesionales que van a salir muy tocados de esta crisis. ¿Por qué no se puede plantear un copago en las Urgencias? ¿Es delito? ¿Todos los países de nuestro entorno que lo hacen están locos? Igual los que estamos locos somos nosotros.  

NO. No hemos funcionado como un país. Cada comunidad ha hecho la guerra por su cuenta. Ha comprado material por su cuenta, ha tomado decisiones por su cuenta. Somos el único país de Europa sin un número de atención nacional para los afectados. Aquí, 17. No ha existido la más mínima solidaridad de las unas con las otras ni con el propio Gobierno central ante una crisis devastadora. Todavía esperamos al primer presidente autonómico que ofrezca una cama de sus hospitales a otra comunidad con más presión asistencial.

Más de 4.000 personas han fallecido ya a causa del Covid-19 en las últimas tres semanas. La catástrofe es de una magnitud desconocida. Es como si un avión se estrellara en Barajas cada día durante 15 días. En 2019, sin coronavirus que se sepa, murieron 438.000 españoles grosso modo. La media es de 1.170 muertos al día. ¿De verdad, nadie de otra comunidad ha podido moverse para evitar las escenas dantescas que estamos viviendo? ¿De verdad la Comunidad de Madrid o el Ayuntamiento no han podido evitarlo? ¿Y Sánchez? ¿Por qué? Porque cada uno de ellos está tratando de no perder las próximas elecciones culpando al de al lado de la catástrofe. Así de triste. 

NO. El Gobierno no ha sabido o no ha podido imponer el mando único. La situación en el Ministerio de Sanidad tiene tintes surrealistas, por más que se quiera aparentar lo contrario. La compra de test defectuosos a China, justificada por la intervención de una empresa intermediaria, ha sido el último episodio de un sainete que sería gracioso si el asunto no fuera tan grave. La voz autorizada que habla cada día a los españoles es Fernando Simón, que ha sostenido una cosa y la contraria sobre el brote de coronavirus de una semana para otra. La credibilidad de Simón es ninguna.

Las secuelas psicológicas y físicas que sufrirá el personal sanitario cuando se supere lo peor del brote no sanarán con los aplausos solidarios de las ocho de la tarde desde nuestras ventanas"

Illa no conoce la cloroquina

NO. España no es el país pionero de la crisis. Teníamos los ejemplos de China, y sobre todo de Italia. Nos han faltado las agallas de asumir el coste. Hemos ignorado los reiterados avisos de nuestros propios facultativos, que ya advertían a finales de febrero de la velocidad y la intensidad de los contagios.

El responsable directo de Simón -el ministro de Sanidad, Salvador Illa- tampoco lo ha hecho mejor. Illa es un ministro superado. Los sanitarios están desprotegidos frente al embate del virus. Hay miles de contagiados en atención primaria. Y los equipos de protección han tardado semanas en llegar, o han llegado en mal estado como en el caso de las pruebas.

La imprevisión del Gobierno y la creencia absurda de que la Unión Europea actuaría solidariamente (Francia y Alemania fueron a lo suyo) han dejado a España sin material imprescindible para los profesionales que combaten la propagación del Covid-19 en primera línea. Illa ha anunciado la compra a China de mascarillas, material de protección y respiradores casi dos semanas después de decretar el estado de alarma. Parte de ese material no llegará hasta junio. Mientras tanto, diferentes gobiernos autonómicos tuitean imágenes de aviones llegados de China con material; eso sí, para ellos. Resulta penoso. 

Hay un vídeo de Illa que circula por los grupos de Whatsapp de los médicos españoles como la pólvora. A Illa se le pregunta en rueda de prensa si el Gobierno realizará alguna compra extraordinaria de cloroquina. Este fármaco se utiliza en el tratamiento de la malaria y algunas enfermedades autoinmunes, y a la espera de que se encuentre algo mejor ha demostrado cierta eficacia en pacientes infectados del maldito Covid-19. Las Urgencias están usando la cloroquina de forma mayoritaria en toda España. La respuesta de Illa es desalentadora. No sabe ni de qué fármaco le están hablando. 

El cierre total de la actividad económica que pide el independentismo solo pretende provocar la parada cardiorrespiratoria de la economía española

Del 'Madrid nos roba'; al 'Madrid nos mata'

NO. El confinamiento no nos salvará de la hecatombe económica. La cuarentena obligatoria de sanos y enfermos ha condenado a nuestro país a tiempos de miseria e incertidumbre. Las deficiencias en la gestión sanitaria han imposibilitado la compra de pruebas para conocer el alcance de contagiados, y sobre todo de inmunizados. Según la OMS, más del 80% de los infectados por coronavirus lo supera sin pena ni gloria. Ellos generan los anticuerpos para salir a la calle y ponerse a trabajar. Así se ha actuado en otros países. Aquí, nada. 

Todas las medidas de apoyo económico son de momento parches ante una oleada de despidos sin precedentes por el cierre del país. Es todo un sinsentido. A los negocios se les perdona el alquiler de sus locales porque tienen la persiana echada. Y se entiende. Pero a los arrendadores que se quedan sin esos ingresos se les exige pagar el IBI. Hay que arrimar el hombro. ¿Qué hombro? 

NO. El cierre total de la actividad económica no será más eficaz. Los que piden ese cierre, como los partidos independentistas, no aspiran a frenar los contagios sino a destruir España. La deslealtad de los nacionalismos periféricos no ha cesado ni en las horas más difíciles del país. Culpan a Madrid de la pandemia después de gastarse el dinero de la Sanidad en propaganda separatista durante años. Del Madrid nos roba al Madrid nos mata. Ellos son conscientes de los efectos que tendría ir un paso más lejos. La economía española está ahora en la UCI y si se prolonga o intensifica el cierre entraremos en parada cardiorrespiratoria

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