Opinión

Las cuatro reglas de Doña Pam

Que dice Doña Ángela Rodríguez Pam que menos raíces cuadradas y más enseñar qué es el consentimiento. Patapam

  • La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam -

Los veteranos saben que las cuatro reglas consisten en sumar, restar, multiplicar y dividir. Cuando estudiar no era un puro ejercicio de relaciones sociales, berrinches, recoger hojitas secas, jugar con plastilina y desdeñar el latín, el griego, la historia o las matemáticas, uno tenía que aprendérselas porque consistían la base de todo lo que venía después, verbigracia, las ecuaciones. Familias y escuelas insistían en el necesario conocimiento de las matemáticas para ir por el mundo con un mínimo de bagaje. Lo lógico es el sostén de todo lo bello, dijo Baroja. Claro que ahora Don Pío debería hablar del sostén del feminismo, o no, porque el sostén es opresor del seno y del coseno, perdón, de la mujer.

Supongo que la inefable Pam tiene firmado por contrato decir cada día una enormidad a cual más cargada de despropósito. Cuando escuché no hace mucho que había que impartir matemáticas con perspectiva de género me vino a la cabeza lo de sumar peras y manzanas. Creí, tonto de mí, que nada podía superar la presunción de mostrar el carácter machista del número Pi o la diversidad de género entre los números primos. Pero hete aquí que Pam, sublime Pam, ínclita Pam, Pam con tomate, Pam con chocolate, Pam de Viena, Pam bendito, va más lejos y dice que por qué hay que enseñar matemáticas si existen las calculadoras.

Creí, tonto de mí, que nada podía superar la presunción de mostrar el carácter machista del número Pi o la diversidad de género entre los números primos

Este fin de semana se prodigó en diversos medios catalanes y soltó barbaridades tan estupendas como “En el colegio aprendemos a hacer raíces cuadradas pero no enseñan que el consentimiento es un elemento clave en las relaciones sexuales” o la inmejorable por esperpéntica “No sé si a ti te habrán servido las raíces cuadradas, a mí no”. Tracatrá, ole, ole y ole, que salga el sobrero que Pam ha lidiado ella solita el pensamiento durante siglos, a saber, la línea recta griega, la geometría, la matemática como expresión del pensamiento abstracto y todo lo que comporta su conocimiento como es la cosmogonía de Galileo, los teoremas de Newton, el maridaje de ciencia y fe de Teilhard de Chardin, la física de Einstein o a mi muy admirado Hideki Yukawa, físico japonés ya fallecido y Premio Nobel, que formuló la hipótesis de los mesones. Estos, querida Pam, no son los locales donde degustar buenas viandas y mejores caldos. Yukawa estudió el mesón en cuanto a una partícula que, en medio de un bosón, responde a la interacción nuclear, a saber, un hadrón con un espín entero.

Que salga el sobrero que Pam ha lidiado ella solita el pensamiento durante siglos, a saber, la línea recta griega, la geometría, la matemática como expresión del pensamiento abstracto y todo lo que comporta su conocimiento

Evidentemente, todo esto no es más que puro machismo y ganas de fastidiar a las mujeres, mujeros y mujeris, porque la matemática es oprobiosamente machista, especialmente para quien la cateaba. Así pues, que les enseñen a nuestros vástagos mucha perspectiva de género y dejemos para otros el conocimiento, porque en sabiendo que no es no, si es si, black is black y Pablenin es el mejor ya puedes ganarte la vida en esta España a la que quién la ha visto y quien la ve. Como diría un amigo mío, contri más ignorantes, más mejor pa los comunistas. Y quien quiera aprender las cuatro reglas, sepa que regla solo hay una, la de las señoras, y es opresiva, retrógrada, intolerable y machirula a más no poder. Por cierto, mañana, examen: integrales. 

(Pam, le recuerdo que una integral es la suma constante de infinitos sumandos que son infinitesimalmente pequeños. No lo confunda con la derivada, totalmente inversa. De nada).

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