Opinión

Draghi y la decadencia de Europa

Más de 800 mil millones de euros al año de deuda pública no van a situar a Europa a la altura tecnológica de China y Estados Unidos

  • La presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, junto al ex primer ministro italiano Mario Dragh -

Úrsula von der Leyen encargó hace tiempo al ex presidente del Banco Central Europeo y ex primer ministro italiano que analizara los problemas de competitividad de la UE. Sus conclusiones se hicieron públicas esta semana y su diagnóstico fue certero aunque poco novedoso: Europa falla en innovación tecnológica, tiene un grave problema de productividad y paga demasiado por la energía que consume. También apunta a trabajar más por la “descarbonización” y por mejorar las relaciones exteriores que aseguren la no vulnerabilidad ante el exterior respecto a ciertas materias primas, acumulando incluso reservas estratégicas de determinados recursos. Por último, y resumiendo mucho (son 400 páginas), avisa que la población activa europea está en descenso y advierte de la dificultad de crecer con este grave inconveniente.

En general muestra con bastante acierto lo que todos estamos viendo: que nos quedamos atrás respecto al auge estadounidense y chino. Ante esto propone básicamente dos soluciones: más Europa y más gasto público. Lo primero suena muy bien: tener una política exterior común que nos otorgue más fuerza económica y comercial, establecer reservas estratégicas comunes, coordinar proyectos industriales… Palabras vacías que son desmentidas día a día por la actualidad. Cada país de la UE va a lo suyo y cede lo justo, y esto es así porque los europeos así lo quieren, ya que votan a gobiernos nacionales que lo que pretenden es salir reelegidos y son conscientes que lo que importa son lo votos nacionales. Y esto no cambiara por un supuesto “bien común”, de hecho lo que está creciendo entre los europeos es un hastío hacia las políticas europeas.

El ejemplo de la venta de Talgo

En España, por ejemplo, nuestro Gobierno presume de europeísmo, sin embargo los 8.000 accionistas de Talgo no creo que estén de acuerdo. Una compañía húngara ofreció comprarles la empresa (que es suya, porque ellos arriesgaron su dinero invirtiéndolo en ella) a cinco euros por acción, negoció la deuda con los bancos y aseguró que mantendría la sede y los puestos de trabajo en España. Pero el gobierno, basándose en un informe secreto del CNI que supuestamente revela que como un accionista es un fondo soberano húngaro, Orban podría estar detrás y a su vez, Putin. Y decidieron que era un riesgo para la seguridad nacional que a través de todas esas carambolas, los rusos conocieran la tecnología de una empresa de trenes. ¿Acaso lo van a tener más fácil para invadirnos si conocen eso? Dudo que los accionistas, los únicos dueños de Talgo, que han visto que su inversión estaba valorada en 5 euros por acción y esta semana ha cotizado por debajo de 3,5 (eso es un 30% menos), crean que nuestro gobierno quiere más Europa cuando boicotea una operación por la nacionalidad del comprador, que no es otra que la de un país miembro de la UE.

Más deuda y mayor control

No sólo es inadecuada la “solución Draghi” pretendiendo más política común europea, y no porque no sea una buena idea, sino porque no es realista. Tampoco lo es la solución económica que propone para cubrir el déficit de nuestra industria respecto a los rivales internacionales: más inversión pública tirando de más endeudamiento, recurriendo de nuevo a la vieja idea de los Eurobonos. Y los justifica insistiendo, a cambio, en un mayor control fiscal, esas reglas que casi nadie cumple en Europa. Cuando aún estamos malgastando los fondos Next Generation de los que se han visto beneficiados algunos países (como el nuestro) y que no están provocando que los países reduzcan el volumen de sus deudas ni que ajusten sus déficits presupuestarios, Draghi propone más deuda con la esperanza de que, esta vez sí, eso lleve aparejado un mayor control de las cuentas públicas. Y que Alemania, que es quien más arriesga al ser la mayor economía, y que justo es quien menos se ha visto beneficiada de los fondos aprobados para salir de la crisis pandémica a pesar de su mayor aportación, esté de acuerdo.

De nuevo, no es realista pero es que tampoco es adecuado. Es como curar el alcoholismo con más alcohol. Europa tiene un exceso de intervencionismo político y un problema de endeudamiento excesivo, incompatible además con las normas que hace décadas se aprobaron en Maastricht y que deberían ser obligatorias para poder mantener una moneda única. Más de 800 mil millones de euros al año de deuda pública no van a situar a Europa a la altura tecnológica de China y Estados Unidos. La planificación soviética fue un fracaso, y de hecho ni siquiera funciona bien en China, que fracasa en muchos ámbitos económicos, y que consiguió un liderazgo económico siendo la fábrica barata del mundo durante décadas, obteniendo divisas con ello y comprando con ellas tecnología que fueron copiando y desarrollando, además de invertir en educación por supuesto. Lo que es evidente es que ellos crecieron compitiendo con menores costes, su sistema no sirve para Europa. Sirve el de Estados Unidos, que creó un ecosistema empresarial que permitió que empresas que nacieron en garajes, acabaran siendo multinacionales. Y no necesitaron enormes fondos públicos para eso.

La descarbonización suena muy bien (ojo, que esto también es más energía nuclear) pero si en el camino hacia ella nos cargamos la industria automovilística europea, ¿de qué servirá que nos endeudemos todavía más?

Precisamente lo que necesita Europa es menos burocracia y más facilidades a la inversión privada, menos multas, menos coacciones, menos nacionalismos rancios entre socios, menos regulaciones absurdas. Y establecer prioridades, porque la descarbonización suena muy bien (ojo, que esto también es más energía nuclear) pero si en el camino hacia ella nos cargamos la industria automovilística europea, ¿de qué servirá que nos endeudemos todavía más? Con Draghi estoy de acuerdo sobre todo en esa idea de decadencia que destila su informe, totalmente certera, pero no en su pretensión de endeudar todavía más a los europeos para que los políticos de turno dilapiden todo ese dinero en procurar salir reelegidos, priorizando medidas populistas. Por ejemplo: dice Draghi que el 70% de nuestra diferencia de PIB con Estados Unidos se debe a nuestra menor productividad y nuestro gobierno defiende que los empresarios asuman que los trabajadores trabajen menos horas ganando lo mismo.

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