Putiferio, palabra que coloquialmente define una situación caótica, que carece de orden y que no hay quien la arregle. No es un insulto, es una afirmación sobre una situación que han acuñado periodistas españoles e italianos al hablar de la detención por escasas horas del que fuera president de la Generalitat, Carles Puigdemont, hace justo una semana en Cerdeña y que ha utilizado la portavoz de Junts en el Congreso, Miriam Nogueras, en la sesión de control al Gobierno ante la sorpresa de la presidenta de la mesa Meritxell Batet que la ha llamado al orden.
Tenemos a un ex presidente que huyó, dejando en la cárcel a muchos de los suyos, que no ha dado la cara y que vive muy bien como eurodiputado
No le falta razón a Miriam Nogueras, el escenario político está en una situación caótico que genera una insatisfacción ciudadana descomunal. Cada uno con sus motivos y con su ideología, pero no hay por donde cogerlos ni a los independentistas que están sin plan para conseguir su objetivo –llevan así hace diez años- ni a los que dinamitan por activa y por pasiva la única vía que tiene la política para resolver las cosas, que es la de la palabra y el diálogo.
Tenemos a un expresidente que huyó, dejando en la cárcel a muchos de los suyos, que no ha dado la cara y que vive muy bien como eurodiputado, al que sólo le faltaba que le detuvieran en Alguer para liderar el victimismo en la causa independentista. Argumento que le ha ido muy bien a los independentistas de Junts que ahora tienen dinamita para un rato –recordemos que ahora vienen fechas clave como el 1 de octubre o este lunes 4, cuando está citado Puigdemont ante la justicia italiana- tanto para defender la unilateralidad como para dinamitar la mesa de diálogo que ya no recibe más atributos porque es imposible.
Desde Junts, la mesa de diálogo se ha considerado una alucinación y desde Vox una mesa de extorsión, de rendición de las instituciones del estado. Dos maneras de ver, de vivir una misma situación. Mientras, aquellos ciudadanos que quieren la independencia observan cómo los suyos carecen de un plan para lograrlo, no lo digo yo, lo dice el que fuera el presidente más activista de la Generalitat, Quim Torra, que acudió como invitado al debate de la nación de la Cámara catalana y que pidió a los suyos “un plan” para explicar a los ciudadanos cómo van a hacer eso de la independencia.
Quizás si lo tuvieran claro tendrían más apoyos entre los catalanes dejando así de estar en permanente discusión si unos representan el 49% y los otros el 51% o al revés; los apoyos de las urnas que se ponen cada cuatro años y que hablaron esta pasada primavera, aunque a algunos parece que no les ha quedado claro. Una cosa es lo que cada partido quiere, muy legítimo, y otra la interpretación que ser hace de unos resultados que a mi humilde modo de ver son muy claros. Por una parte, se da una ecuación perfecta para la autodestrucción de los independentistas teniendo en cuenta que los que han gobernado siempre, los de Convergencia i Unió ahora Junts, han perdido por muy poco, sólo por un diputado en beneficio de los que siempre habían sido los segundones, los de ERC.
Marca paquete el actual presidente Pere Aragonés diciendo, frente a las miradas atónitas de la bancada de Junts, que “por primera vez en muchos años no hay las mismas caras” en el gobierno. Cierto. Por otra parte, las urnas también le dieron el liderazgo el PSC que desbancó de esta posición a Ciudadanos. Ambos, ERC y PSC coinciden en apostar por la vía del diálogo para resolver un conflicto que nos tiene atascados a todos los catalanes y que impide que se desatasquen problemas que realmente afectan a la sociedad.
Hablo de lo que es importante para todos, como la salud y la economía. Sentirnos bien cuidados y tratados, un aspecto que no creo que ningún partido esté teniendo demasiado en cuenta. Para comprobarlo basta con requerir de una atención médica pública para ver las múltiples carencias que tenemos en esta materia que dependen totalmente de la administración catalana. Todo se tapa con independencia sí o no, con referéndum si o no, con autodeterminación y amnistía, y todos pivotan sobre lo mismo. Eso sí que es un auténtico putiferio. Vamos a ver si alguna vez salen todos de la rueda de un hámster que parece no tener fin. Cuídense.