Italia merece un respeto. Un país que ha sobrevivido a la Mafia, a Mussolini, a Andreotti, a Craxi, a Berlusconi y, si forzamos un poco, a Calígula, Nerón y a Los Borgia, y sigue tomando aperitivos estupendos a mediodía, llevando ropa estrechísima y gafas de sol gigantescas mientras conducen motos absurdas como las Lambretta, y que a pesar de todo ha conseguido ganar dinero exportando a todo el mundo eso que llaman “estilo de vida”, no debe ser subestimado.
Hoy toda Europa se ha despertado con una nueva catástrofe, el primer ministro Matteo Renzi ha perdido de goleada un referendum constitucional con el que pretendía -creo, porque tampoco está muy claro- darle una nueva vuelta de tuerca al país desbloqueando sus instituciones.
En Italia no parecen haberle dado la más mínima importancia
¿Toda Europa? En realidad no, en Italia no parecen haberle dado la más mínima importancia, como es natural en un país que ha tenido 62 gobiernos desde el final de la segunda guerra mundial, un país en el que ninguno de esos 62 gobiernos consiguió acabar su mandato y en el que es más fácil ser primer ministro sin ganar unas elecciones que habiéndolas ganado.
Pues bien, ayer, mientras escuchaba en la RAI la rueda de prensa de Matteo Renzi poniendo su cargo a disposición del presidente de la República y miraba en la red los resultados del referendum, el tono de Renzi, su puesta en escena digna del Rey Sol, su brillante discurso, la clarividencia política con la que enlazó sus argumentos y sobre todo, la naturalidad con la que asumió la derrota personalmente agradeciendo las lealtades y perdonando las traiciones, hicieron que se me encendiera una bombilla en la cabeza que me decía con claridad: “Esto no es una despedida, es la presentación de su candidatura a las próximas elecciones”.
Renzi, él solito, consiguió un apoyo del 40% de los italianos que es suyo y solo suyo
Fijense, en las peores condiciones posibles, con toda la derecha (Forza Italia y la Lega Nord), la mitad de la izquierda (Incluidos sus compañeros Bersani y Vendola) y los populistas de Grillo haciendo campaña por el No, Renzi, él solito, consiguió un apoyo del 40% de los italianos que es suyo y solo suyo.
El otro 60% tiene todos los padres que acabo de mencionar, y anoche ya estaban peleándose entre todos ellos para tratar de rentabilizar la victoria.
Pásmense, el perdedor Renzi posee una plataforma política propia que incluye al 40% de los italianos, mientras que el 60% restante se divide, al menos en 3 partes.
Por tanto, lo que vimos ayer en Italia no fue solo un referéndum, fue la que es sin duda (la frase debo agradecérsela a la consultora política Angela Paloma Martín) la mayor encuesta electoral de la historia Europea, un sondeo con casi 33 millones de encuestados cuyos datos ya están en poder del equipo de Renzi y que a buen seguro serán bien utilizados en las próximas elecciones generales.
Porque Renzi vuelve, claro que vuelve, y es capaz hasta de ganar las próximas elecciones, si no, al tiempo.
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César Calderón Avellaneda es especialista en estrategia y comunicación institucional, política y corporativa.