Opinión

El escepticismo sale rentable

Un posible escenario para agosto puede ser precisamente que tanta negatividad sea aprovechada para, aprovechando el menor volumen agosteño, pillar con el pie cambiado a muchos y que se monte un fuerte rebote en los mercados

  • Interior del Palacio de la Bolsa de Madrid -

Mark Twain lo resumió muy bien cuando dijo: “Octubre es uno de los meses particularmente peligrosos para especular en bolsa. Los otros meses peligrosos son julio, enero, septiembre, abril, noviembre, mayo, marzo, junio, diciembre, agosto y febrero “. Y es que invertir siempre es un riesgo. Sin embargo, como participante y estudioso de los mercados desde hace muchos años, tengo mis preferencias positivas y negativas. En bolsa, por ejemplo, me gusta arriesgar más los primeros días de comienzo de cada trimestre porque suelen ser fechas en los que hay fuertes entradas de flujos de capital hacia la renta variable, y me gusta sobre todo abril, que según la estadística es el mes más alcista del año. Y tengo un mes horribilis que es agosto, en el que me ha ido tantas veces mal, que directamente suelo alejarme del mercado. Y no es que sea el mes más bajista del año (lo es septiembre), creo que es porque el menor volumen y el que los principales actores de los mercados financieros estén de vacaciones, provoca que los movimientos sean más erráticos y aún más irracionales de lo habitual. Y encima estamos en un año que tampoco se está desarrollando de un modo tradicional puesto que lo normal es que la bolsa suba y este año está bajando, y bastante. Más si a la pérdida nominal le añadimos la pérdida de poder adquisitivo por culpa de la alta inflación.

Julio nos ha traído más subidas de tipos de la Fed, la primera subida de BCE en más de una década (y además por el doble de lo esperado), mínimos de más de 20 años del euro, caídas importantes del precio de la mayoría de materias primas, unas inflaciones no vistas en décadas y unos datos económicos que muestran a la primera economía del mundo ya en recesión. También nos ha dejado una sensación de pesimismo generalizada que quizás en España sea menos patente debido al éxito de la temporada turística. Creo que este mes hemos visto el pico de inflación (aunque he de confesar que ya lo creía en diciembre, antes de la guerra) y que la mayor parte de Europa (pero no España) estará en recesión a final de año y, debido a esos dos factores, los tipos de interés no durarán mucho tiempo en niveles “altos”.

Valorar posibilidades es adecuado, pero siendo conscientes siempre de que el futuro nadie lo sabe, por más que muchos vivan de hacérnoslo creer

En cuanto a la bolsa, un posible escenario para agosto puede ser precisamente que tanta negatividad sea aprovechada para, aprovechando el menor volumen agosteño, pillar con el pie cambiado a muchos y que se monte un fuerte rebote en los mercados. No sería la primera vez que pasa algo así y además coincidiría con las bajadas que, por estadística, suelen aparecer en septiembre. Es decir, lo suben con poco dinero en agosto y aprovechan para retomar la tendencia bajista en septiembre cuando haya más volumen. Ese es el escenario que yo manejo que, por otra parte, es muy fácil para mí ya que no voy a arriesgar ni un euro en apostar a que se cumpla o no porque voluntariamente en agosto no hago nada. Perfectamente puede ser lo contrario, que en realidad lo bajen todo más aprovechando el pesimismo generalizado y el bajo volumen y luego las “manos fuertes” salgan a “cazar gangas” más adelante. Valorar posibilidades es adecuado, pero siendo conscientes siempre de que el futuro nadie lo sabe, por más que muchos vivan de hacérnoslo creer.

En los mercados financieros ocurre mucho. Hay toda una industria, por desgracia animada por los medios (incluso gestores de fondos que llevan acumuladas pérdidas los últimos cinco años son llamados para dar su opinión “experta” cuando han dejado constancia de que no han sabido gestionar bien el dinero de sus clientes), que hacen creer a los posibles inversores que el futuro es predecible. Y eso provoca que, por ejemplo, un valor en concreto suba un día porque algún analista haya subido su recomendación sobre él. Sin embargo, todos podemos comprobar las previsiones que había en enero para este año en la bolsa (no digamos ya en criptomonedas o en divisas o en renta fija) de los más famosos analistas, gestores, bancos de inversión etc. del mundo y hay tantos equivocados, que lo racional es pensar que, si alguno acertó en algo, lo hizo más por casualidad que por otra cosa.

Mi consejo es ser muy escéptico tanto con uno mismo (siempre hay que estar preparado para estar equivocado) como, sobre todo, con todo aquel que pretenda saber lo que va a pasar

Esto me recuerda a una anécdota real que releí hace unos días: en una ocasión un famoso alquimista escribió una obra titulada Crisopeya o arte de fabricar oro y se la presentó al papa León X, dando por hecho que una obra que enseña a fabricar oro tiene un valor inapreciable y esperando ser recompensado generosamente por hacer entrega de esta información a la Santa Madre Iglesia. Pero el papa León X le entregó al ilustre alquimista una bolsa vacía en pago por su obra. El alquimista pidió una explicación al Pontífice y este le contestó: “No te doy la bolsa llena de monedas porque, sin duda, te será fácil llenarla aplicando tus conocimientos”.

Por supuesto, todos manejamos un escenario para el futuro, y es bueno tener un criterio personal al que asignarle posibilidades. Pero cuando hablamos de inversiones mi consejo es ser muy escéptico tanto con uno mismo (siempre hay que estar preparado para estar equivocado) como, sobre todo, con todo aquel que pretenda saber lo que va a pasar, especialmente si te vas a jugar tus ahorros haciéndole caso.

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