Pedro Sánchez disimula. Aparenta estar alarmado por su debilidad parlamentaria y amenaza a sus socios con adelantar elecciones generales a otoño, pero eso no es lo que más le preocupa. Sabe el líder socialista que si mañana convocara a las urnas, el PSOE mejoraría sustancialmente. Resulta difícil pensar otra cosa con un PP recién muerto Mariano Rajoy, y con Podemos y Ciudadanos descolocados en medio del nuevo panorama político.
No. Lo verdaderamente importante para este presidente es la tormenta perfecta que amenaza en los próximos meses al jefe del Estado, Felipe VI, por culpa de las andanzas de su padre, el Rey emérito Juan Carlos I. Durante cuarenta años no fue solo "inviolable" judicialmente, como reza el artículo 56.3 de la Constitución, fue intocable en la más amplia acepción del término porque los demás poderes del Estado, empezando por los inquilinos de La Moncloa, miraban para otro lado; no digamos los medios de comunicación.
Y la tormenta no viene dada porque Juan Carlos de Borbón vaya a sentarse en el banquillo del Tribunal Supremo, que no se sentará, a propósito de las acusaciones que le ha lanzado su amiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Casi todo lo que ahí dice es anterior al 19 de junio de 2014, en pleno ejercicio y, por tanto, no juzgable.
Se avecina un escenario endiablado para la legitimidad de la Monarquía, algo que Sánchez no está dispuesto a asumir en solitario, porque sabe que le produciría un enorme desgaste
No. El meollo de la cuestión es otro. El meollo es que, cuando ella se siente un peldaño judicial más abajo, en la Audiencia Nacional -que tarde o temprano se sentará, lo mismo que el expresidente de Telefónica Juan Villalonga o ese genio de la novela negra que parece el comisario Villarejo- y el juez instructor Diego de Egea se vea en la tesitura de elevar el sumario al Supremo por apreciar delito -el rey emérito es aforado-, ¿qué hará Felipe VI? ¿Y Sánchez, con unas bases socialistas educadas en el republicanismo y el rebelde no es no?
Porque si ese no es no se le aplicó a Rajoy a rajatabla mediante una moción de censura por una sentencia que declaraba al PP responsable civil en el caso Gürtel, ¿qué responsabilidades no tendrá que pedir el PSOE a otro español, por muy monarca que haya sido, si lo que cuenta Corinna zu Sayn-Wittgenstein del cobro de comisiones y tenencia de dinero negro en Suiza se demuestra cierto?
Un escenario endiablado para la legitimidad de la Monarquía, que Sánchez no está dispuesto a asumir en solitario porque sabe que le produciría un enorme desgaste en la sociedad española en general, no solo en la izquierda.
De momento, se está haciendo el loco con la comisión parlamentaria de investigación exigida por todos sus socios, desde Podemos al PNV, pasando por el PDCat y ERC, dándoles largas, aunque estos andan convencidos de que, para este tema, los socialistas se van a aliar con PP y Ciudadanos en el rechazo: que hable el director del CNI, Félix Sanz Roldán, dice La Moncloa, "y luego veremos"... Ya.