Opinión

Gaza es la clave & la clave de Gaza

Gaza es la clave, Josep Borrell lo dejaba claro en una de sus últimas entrevistas. Mientras Gaza esté activo seguirá enviando “ondas de choque” al resto de la región, decía. Quizás en occidente no seamos capaces de entenderlo porq

  • Edificios destruidos en Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza. -

Gaza es la clave, Josep Borrell lo dejaba claro en una de sus últimas entrevistas. Mientras Gaza esté activo seguirá enviando “ondas de choque” al resto de la región, decía. Quizás en occidente no seamos capaces de entenderlo porque los tiempos de oriente son distintos, aunque sea un oriente tan próximo y, por ende, preocupante. Aun así, seguimos mirando a la zona con ojos europeos y todo lo que vemos nos parece un galimatías. Esa es la clave de Gaza…, y la de Líbano, y la de Irán, y la de Siria… y, por supuesto, la del propio Israel.
Irán no se atreverá a atacar, decían los expertos que se paseaban de tv en tv, pero Irán ha atacado. ¿Qué ha pasado? Pues que en Irán los tiempos no son los mismos que en Israel y mucho menos los tiempos de occidente, no tienen nuestra prisa, no se empujan por la calle para llegar antes. Y ¿qué puede pasar? Si lo miramos de nuevo con ojos europeos, lo que se está haciendo es poner en marcha la maquinaria diplomática en forma de gran alianza global para dar forma al llorado (por la última votación en la ONU) Estado Palestino. Pero nadie desde aquí puede asegurar cómo lo ven allí, lo que sí se puede decir es que no se verá igual y, sobre todo, no se verá con la misma prisa. Pensemos en un par de ejemplos, el ataque israelí a los móviles en Líbano tenía detrás una operación de años, y seguro que el asalto a las vallas de Gaza no se preparó de un día para otro.
Y se seguirán atacando, claro que seguirán, por delante, por detrás, con nombre o sin bandera, pero seguirán atacando desde los dos bandos como llevan años haciéndolo. Y ahora lo harán más a cara descubierta que nunca y les importará muy poco lo que opinemos en occidente. ¿Cuánto le han preocupado hasta ahora a Netanyahu los consejos de EEUU, la UE, la ONU o cuantos acrónimos occidentales se nos ocurran? Pues eso. Del otro bando ni comento, creo que ni siquiera les llega el mensaje, ni siquiera tienen un interlocutor. Parecen incluso desamparados ante el poderoso, rico y tecnológico Israel y sus aliados, pero ojo, Irán ha penetrado las inexpugnables defensas, Israel dirá que no, pero en las imágenes se ve perfectamente cómo los últimos misiles iranies pasan y sobrepasan la cúpula de hierro. Y el momento es el que es, cuando Israel tiene abiertos siete frentes en paralelo y ha gastado un montón de dinero y material en el año de guerra que lleva. No olvidemos que en Ucrania vimos que los países europeos apenas habrían aguantado un par de días de bombardeo con el stock que tenían, ¿para cuánto tiene aún Israel?
No dudo de que hay buena voluntad en la postura paneuropea de opinar desde aquí y decir cómo hay que solucionarlo, pero quizás debamos respetar y no imponer esa uniformidad. Pasa con el cine y pasa con la geopolítica. Y esto vale para los dos bandos que ahora mismo están en conflicto, por mucho que uno haya adoptado una cultura más cercana a la nuestra.
Lo cierto es que la importancia de este conflicto para los ojos europeos es relevante y por eso opinamos. Por un lado, tenemos la parte social. Imágenes en ráfaga editadas desde allí por uno u otro bando nos hacen tomar partido, nos hacen buscar buenos y malos. A fin de cuentas, fuimos nosotros los que metimos allí a los actuales israelís y desde entonces nos sentimos culpables de lo que pasa, para un lado o para otro, es indistinto. El caso es que esas imágenes nos hacen empatizar, encontrar un malo u otro contra el que cargar para sentir que somos mejores y que nos preocupamos.
Por otro lado está la parte económica. El petróleo subirá, el gas subirá… la empatía bajará… ¿Recuerdan ustedes cuando en Ucrania la guerra afectaba al precio del gas y todos éramos tan solidarios?
Ucrania se alargó y perdimos interés, pero en oriente próximo aún es todo muy reciente y la escalada es palpable. En Ucrania está todo más parado y las alarmas iniciales de aplicación del conflicto a Europa se han relajado, así que cambiamos el objetivo de nuestra preocupación: en el este del Mediterráneo una guerra regional es posible.
Y cierto es que sería fatal en lo social y en lo económico. No sabemos cuánto, aunque se harán hasta gráficos predictivos. Y volveremos a verlo todo con ojos europeos sin tener en cuenta, una vez más, las diferencias. Un ejemplo, seguro que se empieza a hablar de cómo el conflicto afectará a los liderazgos religiosos en la región. Lo haremos porque en Europa somos efervescentes y podemos cambiar un gobierno tras un atentado como ocurrió tras el 11-M o terminar con una guerra mediante un movimiento ciudadano surgido de una sola foto como pasó en EEUU con Vietnam. Pero recordemos que allí los tiempos son diferentes, y se van a tomar el suyo para pensarlo, así que, ¿y si resulta que esos lazos salen reforzados?
Vemos las cosas tan desde Europa que ni siquiera nos damos cuenta de a quién más afecta todo esto. Por ejemplo, Irán es el mayor proveedor de petróleo y gas de China y Turquía y, quien sabe, igual estos dos actores sin siglas en sus nombres quieren opinar.
A lo mejor hay que empezar a poner solo un ojo desde occidente y ceder el otro a oriente para encontrar el camino de en medio. A Odín le funcionó, dice la mitología europea, cedió un ojo y alcanzó la sabiduría.

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