Hace ya un tiempo advertíamos de la formación de una espiral inflacionaria, un mal económico sobre el que no se ha hecho nada para atajarlo, al contrario, lo han puesto peor, una política que, obviamente, afecta a las bolsas y, consecuentemente, a la estrategia de inversión bursátil a largo plazo, tema que exploraremos hoy poniendo el énfasis en Europa pues, aunque el mercado rector es el estadounidense, preferimos esperar a la reunión de la FED de esta semana, cuando termina el QE, y además así tendremos datos más completos de las empresas cotizadas a la hora de valorar la burbuja bursátil global.
El Establishment le quiere echar la culpa de todo a la guerra, tal vez por aquello de "si el mundo quiere ser engañado, lo será". Sus "expertos" se equivocaron en predecirla, arrinconaron a Putin y explotó lo que nos temíamos allá por 2014, algo de lo que también alertó hace seis años John Mearsheimer, un reputado académico de la Universidad de Chicago. Tras el error (o no) de cálculo, ahora están sobreactuando como si no hubiera un mañana, poniendo las cosas peor y, como "la ignorancia es una bendición", nadie se quiere tomar la píldora roja, así que habrá espiral inflacionaria.
Bolsa e inflación
Lo que nos dice la historia cuando se estudian los índices bursátiles descontando la inflación (o la deflación) es que su valor real (siguiente gráfica) disminuye de forma cíclica durante las espirales inflacionarias. Así ocurrió con los períodos inflacionarios de 1906 a 1921 y de 1966 a 1982. Tanto la deflación como la inflación son enemigos letales de la bolsa, produciéndose mercados seculares bajistas donde solo queda aprovechar los ciclos haciendo las liquidaciones y reconstrucciones del patrimonio bursátil mediante el correspondiente ejercicio de macroeconomía bursátil. Es lo que viene si no paran la espiral. Una ruina.
Así pues, la tendencia secular primaria será bajista con ciertas tendencias secundarias alcistas, algo parecido a lo que ocurrirá con los niveles de vida de importantes colectivos, de empresas y particulares, todos contribuyentes netos que no podrán pagar la enorme deuda pública que el ejército de parásitos activistas nos ha dejado mientras se hacían millonarios.
Hay que señalar que los valores de la gráfica, sean de cierre anual o medias, dan la panorámica general y, dentro de cada año, se dan techos y suelos más bajos, como en el crack por la pandemia (20-3-2020, lo avisamos por Twitter). Luego hay que tener mucho cuidado con píldoras azules en forma de esta o aquella empresa, ya que menos del 10% de los gestores consigue a largo plazo hacerlo mejor que el índice, un dato consistente desde que se estudia ese fenómeno. Otra píldora azul es la de los dividendos, como si no supiéramos que la rentabilidad por dividendo del índice es inferior a la de los bonos americanos (lo vimos). Sabido esto, toca acertar con el índice, claro.
Bolsa y Establishment
Antes de entrar en Europa, conviene ver un caso particular, me refiero a Japón, cuya economía es paradigma de la deflación (el efecto bursátil es similar al de la inflación, como dijimos), cuya partitocracia y Establishment se enfrentó a Estados Unidos a mediados de los ochentas del siglo pasado; el caso lo vimos al analizar la caída de China, a quien se le aplicará la terapia japonesa y, si no lo creen, acuérdense de Huawei y similares.
Al estudiar el valor real del Nikkei 225 vemos que hoy está en un 57% (eje izquierdo en la gráfica) del de 1990, mientras que desde entonces el S&P500 se multiplicado por 6 en términos reales (eje derecho). Hacia 2012 hicieron las paces comerciales y hoy son como uña y carne. Como se ve, no todo es "inflación o deflación", pues además de la forma de gobierno y el Establishment importa la relación que tienen con el líder del orden mundial. Pasemos a los índices europeos.
Los chicos "buenos"
Entendiendo por estos lo que se toman en serio la economía, no están a quijotismos delirantes y aprovechan las circunstancias lo mejor que pueden; obviamente, también cometen errores. Al estudiar el valor real desde el año 2000, los mejores índices, tras los de Estados Unidos, son los de Japón y Alemania (siguiente gráfica), aunque ambos son frentes en el conflicto global del siglo XXI, y queda Suiza, siempre refugio con un franco revaluándose casi permanentement, una economía que hemos visto aquí en detalle varias veces y, recientemente, sobre su peculiar relación con su bolsa. Por cierto, ni Suiza ni Japón tienen un problema de inflación, Alemania sí.
Los mediocres
Dejar el índice por debajo del 100% de su valor real del año 2000 difícilmente puede calificarse de mediocre, pues es malísimo, de ahí que repitamos a Suiza, lo que ocurre es que aún los hay que lo hacen peor. Lo de los hijos de la Gran Bretaña (línea roja, siguiente gráfica) tiene cierta justificación a partir del referéndum del Brexit (23/6/2016), pero lo de Francia (CAC40, en la gráfica) no.
Al índice galo lo estudiamos en Guerra comercial y bolsa francesa y al analizarlo se te cae el alma al suelo con cómo han destrozados el valor bursátil de una colección impresionante de empresas. Su pésimo resultado tiene más que ver con su Establishment progresista, con sus delirios de grandeur, etc. y, como vimos, con un conflicto que tuvieron con EE.UU. por la guerra en Iraq, en tiempos de Schroeder, el gasificador del club de Putin, cuando cambiaron de bando y demostraron que quien interesaba era Alemania; luego aparecieron misiles anti tanque rusos volando tanques Abrams. Anotado; nada personal, solo negocios.
Antes de ver a los peores y como estamos en guerra, permítanme recordar una directriz clave en geopolítica, que es "la paciencia estratégica". Como en el caso japonés, los estadounidenses, muy profesionales en política exterior, tienen esa virtud - aunque no tanta como los chinos - y, cuando te les enfrentas, digamos que cogen tu carpeta y ponen una nota a leer antes de proceder, ella muy probablemente determinará, entre otras cosas, ese tamaño de tu economía en el que entiendes que para ti ellos son imprescindibles, lo cual nos lleva a los siguientes.
Los malos malísimos
Entre los que está el IBEX35 y no diré "nuestro índice" porque nada tengo ni tendré que ver con él, salvo como víctima de oligopolios mal gestionados, de su banca progresista y de las puertas giratorias. Visto lo visto, quiere emular al MIB40 italiano, víctima destacada de la peor partitocracia de Europa.
El ruinoso MIB, hoy al 35% del valor real del año 2000, tuvo cierta recuperación cuando empotraron a Draghi para que resucitara el muerto (píldora azul), pero semejante panal de vividores no se arregla con una abeja reina más competente, que además ya tiene una edad, sino cambiando su forma de gobierno; al menos sirve (¿A partir del 2009?) para ilustrar la posible debacle futura del IBEX. En España se da un añadido adverso, pues mientras el Establishment económico copia a Italia (¿Intentarán empotrarnos a de Guindos?), los políticos progres son lacayos de Francia. Más idiota, imposible; es para irse.
¿Es predecible?
Hay que advertir de que antes de la guerra ya veníamos de una fuerte corrección bursátil (la advertimos en noviembre) y, como sabemos, los índices se caen con la recesión que se puede producir por varias razones: agotamiento del ciclo, cambios políticos adversos, guerras, epidemias (en China sigue, aquí "desapareció" súbitamente) y otras catástrofes, por una burbuja sistémica que revienta (está pendiente) y por una espiral inflacionaria (está vigente). Así que, aunque acabamos de iniciar un ciclo con la apertura post pandemia, no debemos excluir un doble picado (o "W"), como en 1980-1982 cuando se venció la mal atendida espiral anterior y ahí, lamentablemente, dependemos de la generación sociópata.
Por supuesto, si se lograra una paz rápida (un asesor de Zelenski dice que podría ser en mayo) habría un rebote en los índices (tendencia secundaria alcista), pero entonces dependeríamos de qué sanciones se quitarían a Rusia, gran productor de materias primas, tanto industriales como agrícolas, que según y cómo estos sociópatas producirán peores hambrunas y más inflación, para más parches y ONGs. Pero aunque tuviéramos suerte con la guerra, hay que recordar que la espiral inflacionaria viene de antes, así que mucho cuidado con esa poco probable píldora azul de la paz. Visto lo anterior y conocidas las "élites" locales, creo que a España no la salva nadie de la estanflación progresista, de su correspondiente ruina patrimonial y empobrecimiento general y de la quiebra de "lo público", todo dicho, como siempre, con la correspondiente reserva legal