Opinión

La humillación de la mentira

Si hay algo más vergonzoso que asumir una mentira es no ver el lado humillante de aplaudirla. Amigos que en otro tiempo fueron queridos nos advierten de la deriva reaccionaria que traduce posicionarse contra el progreso, l

  • Pedro Sánchez -

Si hay algo más vergonzoso que asumir una mentira es no ver el lado humillante de aplaudirla. Amigos que en otro tiempo fueron queridos nos advierten de la deriva reaccionaria que traduce posicionarse contra el progreso, la humanidad y la solidaridad del gobierno que encarnan unos tipos a los que nadie en su sano juicio compraría un coche de segunda mano. Han caído tan bajo en su humillación ante el poder que son incapaces de asumir que sin ellos, sin su adhesión incondicional, no estaríamos al borde del colapso. La responsabilidad de “los buenos” suena como el gatillazo de un disparo que hacen los que mandan, los que orientan, los que dicen cómo deben llamarse las cosas para que nada parezca lo que es.

Entramos en un otoño oscuro donde resplandecen las mentiras; hay tantas que parece un espectáculo de pirotecnia. Ni una sola de las angustias ciudadanas se ha aplacado. Y vendrán otras, que nos harán más viejos, más frágiles, más marginales de ese discurso que mirado en frío no se lo creería ni los deficientes mentales, o como se les llame ahora. ¿Discapacitados? Quizá sea eso; discapacitados para asumir como una vergüenza contemplar a un alto cargo institucional, la vicepresidenta María Jesús Montero, aplaudir con las palmas planas su satisfacción orgásmica ante las palabras de 'su Puto Amo'. No me nieguen que tiene algo de exaltación sexual; admitámoslo en aras de la libertad de palabra que nos concede la legislación LGTBI. ¿Hay algo más machista que esa sumisión erótica ante el poder del macho alfa?

Repasemos el catálogo de humillaciones en sus capítulos más llamativos. Hay que felicitarse por la ley chapuza de la Amnistía porque ni el presidente que la promovió la incluía en su programa, Incluso la rechazaba explícitamente por anticonstitucional. Pues bien, además de perder las elecciones -¿recuerdan los humillados que las perdió aunque el bulo haya instituido que no las ganaron los adversarios?-, para poder alcanzar el número exacto de apoyos, pidió a los condenados que redactaran la ley y como el jurista de ocasión aprendió la jerga en la cárcel -Boye estudió leyes en prisión- les salió llena de agujeros. Pero ¡ale ho! Dieron los números. Y los que apoyaban minoritariamente al nuevo Presidente se quedaron de un pasmo porque los afectados, contraviniendo las normas y hasta la dignidad del derrotado, dijeron que saldrían de la cárcel para volverlo a hacer. Los humillados pero no ofendidos aplaudieron. Eso facilitaría la convivencia en Cataluña, justificaron. Cuando resultó falso, añadieron que de todas maneras estamos menos mal que antes. Y todo el embrollo fue cosa de Rajoy. Por supuesto, por supuesto.

La esposa del presidente del gobierno quiere ser una influencer académica. Es obvio que de no ser mujer del presidente y dado su currículo biográfico y académico la contratarían en el mejor de los casos en una Academia de Corte y Confección tecnológica, pero la ambición es libre y no tiene más peaje que el ridículo

La esposa del presidente del gobierno quiere ser una influencer académica. Es obvio que de no ser mujer del presidente y dado su currículo biográfico y académico la contratarían en el mejor de los casos en una Academia de Corte y Confección tecnológica, pero la ambición es libre y no tiene más peaje que el ridículo. El 'Puto Amo', ferviente marido, lo interpreta como una ofensa y le toca un juez extravagante, Peinado, que le va la marcha. El Presidente lo convierte en asunto de Estado y hasta chantajea a los suyos durante 5 días. Los niveles de humillación alcanzan cotas patéticas y el hombre, en un derroche de benevolencia, se aviene a seguir. ¡Hosanna! “Pedro no nos abandones ante el infierno del fascismo y la ultraderecha; nosotros te protegemos”. Mi reino por una mujer, algo bastante más empático que aquello de Shakespeare que se refería a un caballo. ¿De verdad algún palmero se creyó una palabra de tanta impostura? Que los dioses le conserven su candidez.

Creíamos que el discurso sobre el Consejo General del Poder Judicial había terminado. Los fieles humillados repetían día tras día la inconstitucionalidad del enemigo: se niegan a cumplir la sagrada norma. Sorprende tratándose de un personal que por oficio tiene el colmillo retorcido, pero no se esperaban que el 'Puto Amo' les tenía reservada la última trampa. Diez a diez es un empate que sólo puede resolver el voto del presidente del Consejo General. Estaba cantado por ambas partes que el hombre de consenso sería Pablo Lucas, bien visto por conservadores y gubernamentales. No es suficiente, se necesita una persona fiel, de la cantera de Cándido Pumpido. Alguien como Pilar Teso, que además le consiente un toque feminista. O una mujer o no hay acuerdo, es decir, Pilar Teso. Decenas de cargos judiciales de toda España dependerán de su voto. Ya que no hay manera de cambiar el pasado al menos pueden cambiar el relato. Lo han conseguido con los Ere de Andalucía y la mano virtual del nada cándido Presidente del Constitucional. ¿Quién sabe lo que vendrá detrás?

Cuando el 'Puto Amo' no quiere que algo pueda atropellarle lo saca de las vías y lo sustituye por otro tren; le da lo mismo que venga usado o que luzca de nuevo

Ahora los humillados ya tienen una pista oficial sobre el cese del ministro Ábalos, el que a la sazón hacía de Óscar Puente para la cofradía del Jefe. Cuando el 'Puto Amo' no quiere que algo pueda atropellarle lo saca de las vías y lo sustituye por otro tren; le da lo mismo que venga usado o que luzca de nuevo. Lo incontestable es que José Luis Ábalos pasará por los tribunales y que largará lo suyo. Nunca como ahora será necesaria una justicia comprensiva y si puede sentirse humillada mejor; los jueces irritados enervan a los palmeros. Ya nadie parece recordar a Gómez de Liaño; lo clavaron en su momento como las mariposas de colección.

El otoño pinta borrascoso

Habrá sesiones de magia negra para convertir al ministro José Luis Escrivá en alguien que mire de frente, que hable pausadamente y que le quite la traza de tratante de ganado al por menor. Todo para hacerle gobernador del Banco de España. Los palmeros ya han empezado a revisar el currículo para que la humillación institucional de la Mayor Puerta Giratoria del Estado -pasar de ministro de la Función Pública a dirigir el Banco de los Bancos- no les resulte ominosa.

Nada comparable a la dana atmosférica que amenaza la sensibilidad de los más ensimismados. Cómo darle la vuelta a la evidencia de que los 14 escaños de Esquerra y Junts, imprescindibles para seguir en el humilladero, exija cambiar la financiación del Estado. El más difícil todavía. Algunos han hecho sus primeras armas y ya hablan de que sería bueno porque nos convertiría en federales; otros, que las bondades se compartirían con los conservadores complacientes, y en fin los desfachatados: las recaudaciones no son importantes porque lo singular no quita lo valiente. Cabe una pregunta: ¿hasta dónde pueden llegar los palmeros en su humillación consentida?

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