Opinión

Irene Lozano, la ‘negra’ de Sánchez que atacaba a “amigos y mangantes” del PSOE

Irene Lozano pasó de atacar al PSOE y al PP desde UPyD y condenar la amnistía, a engrosar las filas del PSOE, escribir en la sombra dos libros a Sánchez y ser recompensada, por ahora, con tres altos cargos bien pagados

  • Irene Lozano sonríe junto a Pedro Sánchez

Nadie mejor que Irene Lozano (Madrid, 1971) para escribir –otra vez haciendo de ‘negra’- otro libro (categoría ficción) sobre Pedro Sánchez. Solo una persona capaz de experimentar los cambios de opinión de 180 grados que el presidente puede escribir “Tierra Firme” sin firmarlo y, a la vez, describirlo en las redes sociales con la misma modestia que el presidente como “un libro ameno y a la vez profundo, para conocer mejor la figura humana y la visión política de Pedro Sánchez”.

Irene Lozano sabe casi tanto como Pedro Sánchez lo que significa cambiar de opinión. O de partido político. La escritora ganadora del premio de Ensayo Espasa que en 2005 fue fichada por ABC como columnista y hoy escribe en El Diario de Ignacio Escolar. La política que en 2011 fue elegida diputada por UPyD y que se apropió del término “amigantes” del filósofo Lledó para denunciar desde la tribuna del Congreso a los “amigos y mangantes” de PP y PSOE, hoy canta las alabanzas del partido de la rosa, donde ingresó en 2021, como “el partido que ha modernizado España”.

Irene Lozano fue, en sus tiempos junto a Rosa Díez en la legislatura de 2011 a 2014, el azote del PP y, sobre todo, del PSOE. En sus redes sociales siguen estando los tuits de aquella época cuando acusaba a los socialistas de “gastos irregulares en campaña”; de “engañara a sus electores”; de encarnar junto a PP y PNV “el fraude político”; de respaldar el fraude en Bankia…

Irene Lozano se va con Sánchez

Una persona muy próxima entonces a la cúpula de UPyD recuerda hoy que “teníamos que refrenarla a menudo cuando quería llamar corruptos a PP y PSOE sin venir a cuento, decir que eran idénticos, una panda de parásitos… Por un titular, mataba. Además, una vaga: pronto se unió a la legión de diputados absentistas que solo van a votar y a los plenos estrella. Y los afiliados activos de base pasaron de admirarla a odiarla, porque nunca iba a ningún acto si no era protagonista o no había tv”.

Pero, en sintonía con la personalidad de su admirado Sánchez, Irene Lozano estaba a punto de dar un giro ‘sanchista’ a su vida. El 22 de mayo de 2014 denunciaba un veto de “los cobardes del PSOE” a UPyD en Canarias y solo 18 meses después dejaba la militancia de UPyD tras perder las primarias para suceder a Rosa Díez y se presentaba como independiente en el número cuatro de la lista del PSOE por Madrid que encabezaba… Pedro Sánchez.

“El último año de UPyD –dice la misma fuente del partido magenta- trabajaba ya para el PSOE y se dedicó a viajar para intoxicar dentro del partido hablando contra Rosa (Díez) y contra Martínez Gorriarán. En fin, una trepa profesional con estrategia Pompadour”, recuerda.

El capricho de Sánchez no fue, sin embargo, bien digerido por el Grupo Socialista. Irene Lozano pasaba, sin solución de continuidad, de acusarles cuando no directamente insultarles, al número cuatro en la lista por Madrid. También sabían que, tras perder en julio las primarias en UPyD frente a Herzog, había mantenido conversaciones con Albert Rivera para, como hizo Toni Cantó, pasarse a Ciudadanos.

Lo que impidió su pase a Ciudadanos no fue ningún problema de conciencia. Fue mucho más prosaico y lo desveló ella misma cuando anunció su incorporación a la candidatura socialista: Rivera no le aseguró su incorporación en las listas de Cs en un puesto de salida, como sí le prometió Sánchez. Lozano llegaba por fin a tierra firme. “Ha llegado el momento –dijo- de dejar de hacer discursos y hacer una reforma institucional que sólo el PSOE y Sánchez tienen condiciones para hacerla".

Tras meses arrinconada en el Grupo por quienes habían sido insultados –solo Sánchez, que la incorporó como experta en regeneración democrática en el Comité de Personas Expertas que créo en Ferraz, y su círculo más cercano la trataron bien- Irene Lozano tuvo que anunciar el 28 de abril de 2016 que no repetiría en las listas por “motivos profesionales”. Tocaba esperar a la llamada de Pedro…

Y llegó antes de lo previsto y de qué manera. Tras triunfar la moción de censura contra Rajoy, Pedro Sánchez comenzó a pagar los servicios prestados. Empezó nombrándola para una Secretaría de Estado de nueva creación –Sánchez acumuló más de 30- y entregó a Lozano la España Global, que sustituía al alto comisionado para la Marca España. Ella, que tanto habló de “amigantes=amigos+mangantes”, era designada para un alto cargo con un sueldo medio, según Newtral, de 120.183,94 euros brutos al año. Con un detalle añadido: su antecesor en Marca España, Espinosa de los Monteros, no cobraba nada.

Irene Lozano pasó dos años (de 2018 a 2020) en la España Global en los que apenas tuvo tiempo de encargar el logo de la Secretaría de Estado a una diseñadora que trabajaba mucho con el PSOE y levantó las iras del sector. No es de extrañar: se pasó más tiempo en las veladas con Sánchez para escribirle como ‘negra’ su “Manual de Resistencia”, publicado en febrero de 2019. Cuando llegó Albares eliminó la España Global. Nadie lo ha notado.

Pero Sánchez tenía un acomodo aún mejor para su amanuense en la sombra. Irene Lozano fue nombrada presidente del Consejo Superior de Deportes, ese valle de los caídos de Sánchez que lleva cinco presidentes del CSD en cinco años. El 31 de enero de 2020 tomaba posesión con un sueldo –según el portal de Transparencia- de 132.875,92 euros al año. También tenía rango de secretaria de Estado.

Estuvo solo 14 meses, pero pese a su paso efímero, tuvo tiempo de ponerse al lado de Luis Rubiales –hoy repudiado por todo el sanchismo- en su conflicto con el Real Madrid por la selección, de sellar una frágil paz entre aquél y Tebas y de no sacar la ley del Deporte que prometió. Lo dejó todo –demasiado follón pese al espectacular sueldo- para acudir otra vez a la llamada del líder, que necesitaba “nombres de peso” para hacer frente a Isabel Díaz Ayuso en el adelanto electoral madrileño de 2021.

Ella, que estando en UPyD afeó y atacó el abandono del pueblo saharaui, preside Casa Árabe en pleno giro de Sánchez con Marruecos. Sin rechistar

En marzo, al tiempo que se anunciaba su incorporación en la lista de Gabilondo, hacía pública en las redes sociales su afiliación al PSOE con un tuit cursi y una imagen del carné. “Hace mucho tiempo que elegí dónde quería estar…”. Pese a su ‘sacrificio’, el PSOE perdió en Madrid hasta la segunda posición e Irene Lozano resistió de diputada regional colocada por Su Sanchidad apenas unos meses: del 8 de junio al 22 de noviembre. En ese tiempo hizo… 7 interpelaciones: no estaba pagado, debió pensar, y menos por un sueldo de 70.840 euros, según la web de la Asamblea.

Dicho y hecho. Renunció a su acta de diputada y fue nombrada inmediatamente directora de Casa Árabe, donde fue recibida con los mismos brazos abiertos que en el Grupo Socialista, con un sueldo más acorde a sus intereses: 97.574,40 euros. Ella, que estando en UPyD afeó y atacó el abandono del pueblo saharaui, preside Casa Árabe en pleno giro de Sánchez con Marruecos. Sin rechistar.

No pasa nada. El cargo le ha dejado tiempo para lo importante: dar forma al segundo libro del presidente y alabar su política con Cataluña. Ella, que denunciaba a los amigos y mangantes y que, tras pasar por tres altos cargos por la gracia de Pedro, le parece ahora un acierto la amnistía. En su Twitter aún se puede leer este post del 12 de diciembre de 2011: “La impunidad nunca se llama oficialmente impunidad, se le dan nombres dignos: indulto, amnistía, prescripción, en fin, hay variedad”.  Ay, Irene, quién te ha visto y quién te ve…

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