Opinión

¿Y si dimitiera en bloque el CGPJ?

Este Poder Judicial, en funciones y sin posibilidades futuras, está tomando decisiones a futuro que tienen que ver con nombramientos importantes en el Supremo

  • Lesmes dice que el bloqueo de la renovación del CGPJ es "una seria anomalía" e insiste en hacerla "sin dilaciones"

Esto mismo me señalaba ayer un magistrado que conoce bien el funcionamiento del Poder Judicial y las veleidades de quienes están ahí. Conservadores casi todos a la hora de que dure lo que tienen. Venga, que no se acabe el momio.  Me quieren quitar el cargo/ yo no me largo/ Sillón de mis entretelas/ mi despachito oficial, cantaba en los 70 Jesús Munárriz con letra de Forges.  

Este magistrado con el que consulto conoce muy bien a unos cuantos que aun estando con un pie en la calle están bien sentados donde están. Este Poder Judicial, en funciones y sin posibilidades futuras, está tomando decisiones a futuro que tienen que ver con nombramientos importantes en el Supremo. Esa responsabilidad no puede estar en un órgano en tránsito y sin la debida legitimidad. Por eso, porque ellos mismos lo saben, ¿por qué no dimiten en bloque? ¿Por qué no se plantan, o lo intentan, y dejan de formar parte de esta farsa? A mí me han nombrao a dedo/ y aquí me quedo, sigue la letra de ForgesY ahí están, en sus consejos, viajes, reuniones, actos representativos, seminarios y conferencias. Lesmes habla de anomalía, ¿y? Lesmes pide renovar el CGPJ sin dilaciones. Bien, sin dilaciones también se puede dimitir. 

Dimitir no es fácil, pero sería un gesto

Ese mismo magistrado me explica que dimitir tampoco es fácil, pero bastaría con intentarlo para que Sánchez reaccionara y Casado responda como lo que dice ser, un partido de Estado, y un dirigente que no puede permitir ni un minuto más una situación límite que tiene que ver con el funcionamiento de la Justicia, de por sí y en tiempos de “normalidad” en situación de precariedad endémica.

Cuando a la mediocridad política se le une la mentira como método, las posibilidades de que ambas facultades se encuentren en person

as como Pedro Sánchez y Pablo Casado son algunas. Bastantes. El del PP tiene culpa por la situación en la que se encuentra el Consejo General del Poder Judicial. El segundo, culpa y media, y desde luego toda la responsabilidad es suya. 

A vueltas con el maldito relato

Una de las cosas que mejor ha hecho el presidente es la construcción de un relato que roza la perfección a la hora de eximirle de culpas. Lamento caer en esto del relato, expresión que detesto hasta la saciedad, pero creo que ya es inevitable para explicar y explicarnos lo que sucede. Lo vimos este lunes en la aseada entrevista que le hicieron en TVE. No dijo mucho, pero sí que el culpable es Casado. El PP, un partido que, a su entender, se parece más Vox que a la sombra de lo que fue años ha. Sánchez es claro, pero no sencillo. Si lo fuera tendría el arrojo y la dignidad de asumir sus fracasos, que son muchos. Pero ahí está el torero, haciendo el paseíllo a golpe de pasodoble torero y sin que se le mueva el flequillo. Más chulo que un ocho. 

Compró la mercancía de su asesor de cámara según la cual no es la economía, estúpido: son las emociones. Y en eso estamos, en las emociones, las percepciones y las apariencias mientras el país rompe las costuras y se enfrenta a lo que no somos capaces siquiera de imaginar.  

Sánchez no contó con el PP nunca

Renovó por cuenta el CNI, ¿contó con el PP? No. Puso a Rosa María Mateo al frente de RTVE para tres meses y ahí está la señora. ¿Habló con el PP? No. Puso a una abogada que tenía trabajando en La Moncloa al frente de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia. ¿Habló con el PP? No. Nombró Fiscal General del Estado a una señora que había estado haciendo campaña por el PSOE y antes fue ministra de Justicia. ¿Habló con el PP? Tampoco. Y sin embargo en TVE dijo, sin inmutarse, mirando a la cámara con frialdad y determinación,

-Las instituciones necesitan una dosis extra de legitimidad.

Bien, así las cosas, podríamos concluir que si hay un relato más o menos cierto, este que les traigo pudiera ser válido. Hay más, ya lo sé. El PP es un partido al que se le ve con claridad el pico de la muleta, una suerte de la lidia que utilizan los diestros tramposos y ventajistas. Sánchez tiene un problema con la verdad y otro para percibir la realidad. Casado no termina de entender que, muchas veces, sucede que los intereses del partido no coinciden con los de España. Dudar ante semejante dilema es impropio de quien desea gobernar este país. O sueña con hacerlo, porque ya me dirán ustedes cuándo llegará el día que alguien saque a Sánchez de La Moncloa tal como está la derecha en España. Imposible. Eso me decía un alto cargo del PSOE madrileño la semana pasada:

-Me temo que vas a estar escribiendo el mismo artículo unos cuantos años. No sé si lustros. 

Estrategia, culpar a Casado

Sin duda en España estamos simplificando con demasiada frecuencia la complejidad de las cosas para, con habilidad torticera, convertirlas en culpas. Y así nos va. Quizá por eso Sánchez tiene una idea clara, la de culpar continuamente a Casado. Y Casado una reacción, siempre la misma, defenderse a la manera en que un boxeador castigado junta los brazos y los puños para que no le den en la cara. Pero el presidente con la entrevista de ayer ya ha conseguido una vez más su objetivo: no saber si en esto de la renovación del CGPJ quién miente es él o Casado. ¿Qué tiene que pasar para que desde Génova alguien levantara el teléfono para exigir una cámara para poner el testimonio de Casado justo al lado de la versión del presidente?. No pasó. Si con un desmentido despachan la arremetida matinal del de La Moncloa es que todavía no saben con quien se la juegan. 

Pero no quiero caer en la trampa, la responsabilidad es de quien gobierna. De quien pacta con Bildu la derogación de la reforma  laboral. El que pacta y habla con ERC, un partido que tiene a un líder encarcelado, Oriol Junqueras, que ayer presentó un libro que ha titulado así: Tornarem a vèncer. I com ho tornarem a fer. Volveremos a hacerlo y explicamos cómo. Ahí tienen, todo un manual para la independencia de la mano del que pacta con Sánchez. Tanto amor a España, que dice la ministra portavoz, ha terminado por confundir a este demiurgo de la política catalana. Y sin embargo el PP es culpable. ¡Ay el relato! Maldito relato.  

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