A políticos y periodistas nos encanta hacer cábalas sobre números, quizá porque es lo único tangible en este mundo de incertidumbres en que nos movemos. Por eso las primarias nos pirran, usamos sus proyecciones para comparar a priori fenómenos incomparables -PP y PSOE- y damos pábulo a las más variadas teorías conspiranóicas con tal de que la realidad no nos estropee un buen titular.
Algo de eso está pasando en relación a la votación que este jueves va a llevar hasta las urnas a más de 64.000 militantes populares para elegir entre María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado como sucesor/a de Mariano Rajoy en la presidencia del partido.
Cabe, en términos reglamentarios, que 3.000 compromisarios puedan desautorizar posteriormente, en el plenario el 20 de julio, lo que decidan los afiliados, pero ese sería el principio del fin del PP tal y como lo hemos conocido. Todo el mundo ha mirado para otro lado ante el hecho, ciertamente escandaloso, de que la Dirección del PP siga hablando de 869.535 afiliados cuando solo se ha apuntado a votar un escuálido 7%. Pero llevarle la contraria a esos 64.000 ya sería definitivo.
La idea, pese a todo, está muy extendida en los ambientes político y periodístico: si ganan Cospedal o Casado ninguno boicoteará al otro. Pero si Sáenz de Santamaría queda primera, los dos primeros aliarán a sus compromisarios en esa segunda ronda para que la exvicepresidenta no se haga con el sillón de Génova.
Si hay 'pasteleo' de perdedores para tumbar al ganador de las primarias y hacer presidente al que quede segundo, será el principio del fin del PP
Quienes afirman esto, y son legión, no caen en la cuenta de que el PP ha hecho una religión del ya famoso "gobierna la lista más votada". Sin ir más lejos, ahora mismo está cuestionando nada menos que la legitimidad del Pedro Sánchez presidente del Gobierno por no haber ganado las dos elecciones a las que se ha presentado: 2015 y 2016.
Lo primero que hará el líder socialista, en el caso de tener que enfrentarse al ganador de semejante pasteleo, es devolver la pelota: "¡Pues mira que tú!". No, no les va a ser nada fácil a los 'aparatos', créanme, dar la vuelta a una victoria en urnas. La que sea. Porque la lógica de la calle es que mandan más 64.000 militantes que 3.000 compromisarios. Así de simple.
También los mandarines socialistas se las prometían muy felices en vísperas del 39 Congreso del PSOE, en mayo 2017: "No va a ganar Pedro, pero, aunque ganara, deciden los compromisarios". El resto de la historia se la ahorro, porque la conocen.