El pasado 29 de octubre, tras una serie de reveses políticos, Angela Merkel anunció que no se presentaría a la reelección tras el término de su mandato, que en el caso de la Cancillería, que ocupa desde 2005, sería en 2021. Esta renuncia no hace otra cosa que explicitar una crisis más profunda y cuyos parámetros superficiales explicó Juergen B. Donges en un vídeo que conviene ver; Donges es uno de esos economistas que tiene el Establishment para "resolver" sus metidas de pata y que como tal, obviamente, no va a decir que el problema es el orden disfuncional y el Establishment que lo parasita. Esa costosa y dura tarea la tenemos que hacer los que realmente estamos interesados en el interés general.
Como quiera que los años dulces de Alemania tocan a su fin, hoy exploraremos esta última etapa alemana, la que cierra Merkel como pareja de baile del caospolitismo francés, un cierre que por supuesto tiene implicaciones para todos los europeos y por eso intentaremos calibrar la capacidad económica futura del liderazgo alemán.
Un indicador de gestión
Veamos primero un índice que de alguna manera podría resumir otros muchos y que ya usamos hace algunos años (enlace a explicación), hablo de la Deuda Pública respecto al PIB (siguiente gráfica), dato que el FMI no da consolidado para las dos Alemanias porque debe ser que eso es muy trabajoso y cobran poco. A primera vista podría parecer que Merkel lo ha hecho muy bien pues, más o menos, ha devuelto el ratio a posiciones pre-reunificación (1989-1990), lo que ocurre es que, obviamente, las personas no somos ratios o siervos de la Contabilidad, por muy útil que ésta sea, y además no todo el mérito es suyo, aparte que su sector bancario está hecho unos zorros y, en su momento, requerirá saneamiento público (tipo Bankia, seguramente) Tema distinto es si lo comparamos con sus vecinos del sur, claro.
Hoy no nos acordamos porque la memoria hay que usarla según diga la "izquierda" (de casoplón) pero, por allá por el 2002, Alemania empezó a sentir una cierta psicosis (a lo nórdico) porque la deuda pública había pasado el 50% del PIB y el señorito Schroeder, un político que se querelló con un medio por publicar que se teñía el pelo (y ganó), ese gran amigo de Tony Blair (two of a kind), los de La Tercera Vía y tal (la de material que hay), decide aplicar políticas de oferta y ajustar prestaciones públicas, pensiones, clientelismo, etc. (lo que viene aquí, vamos); tras él, la mala y austera es Merkel que simplemente siguió su senda. Las andanzas ruso-empresariales de Schroeder las esbozamos al analizar la bolsa francesa (enlace) y, como es de "izquierdas", tiene bula; es como el caso Petro, político de "izquierdas" colombiano (enlace), cuyo vídeo (enlace) recibiendo fajos de billetes ha pasado desapercibido. ¿Serían para el casoplón? No sabemos, que el globalismo de amiguetes es así.
Más engaños y complejidades
El capítulo de la digestión de la reunificación, en la que todos ayudamos, es demasiado complejo para analizarlo aquí, pero fue larga y ya estaba bastante enrumbada al irse Kohl y venir la referida flor socialdemócrata, rompiéndose incluso la tendencia alcista del paro (línea roja siguiente gráfica) que se torció con la burbuja punto-com y que exigió más tiempo de restructuración, un trabajo que Schroeder no puedo eludir.
Tampoco nos acordamos de que a finales de los 90's se empezó a llenar de trabajadores alemanes ese país políticos retirados en casoplones donde "Merkel es Mary Poppins" y donde los resultados de los referendums los determinan los cantones alemanes. Alemanes emigrando, ¿quién lo diría? ¿A la casa de Schroeder? No, obviamente; pero no se preocupen, que vuelve Mary Poppins con más magia para entretenernos.
Cómo sería la puesta en forma de Alemania que, además de montar esa aberración de superestado que es la UE, consiguió que con Merkel se pasara la super-recesión del 2008-2009 (siguiente gráfica) casi cual marejadilla primaveral. Pero eso se acabó y tocará podar el engendro europeo de "lo público" que, en su disfuncionalidad, incluso le ha hecho un roto al crecimiento alemán vía regulación de la industria automotriz, y todo mientras Trump va a cara de perro contra el proteccionismo automotriz europeo y se vive un Peak-car, tema del que los patanes de la UE y sus palmeros españoles seguro que no tienen ni idea y del que Wikipedia hace un buen resumen, que por eso lo enlazamos.
Ahora lo que viene es una tormenta comercial con importantes consecuencias económicas y todo mientras Alemania va hacia el caos político. Por supuesto, la UE y su ejército de parásitos sin oficio ni beneficio nos dirá que hace falta más Europa, no menos; pues sí, ya os la van a dar los europeos de verdad, no os preocupéis, que el año que viene hay elecciones al Parlamento europeo.
Expolio del sujeto constituyente
Tantos ajustes y saneamientos económicos han terminado dañando la demografía, que ya venía mal por la moral del caospolitismo socialdemócrata, una moral que en lugares como España o en Francia, es mórbida. El caso es que Alemania, ya en 2012, tras su restructuración general y superar el desequilibrio comercial por la caída del COMECON, con la ampliación de la UE al este, el euro y globalizarse, debió haber tenido claro que el saldo de la máquina fiscal (línea morada, siguiente gráfica) había que dirigirla en favor de la población nativa e intentar recuperar ordenadamente el largo daño demográfico acumulado, haciendo un buen debate nacional sobre su estado demográfico terminal. Imposible, la casta política tenía y tiene otros planes.
Por supuesto que hay debates en el Parlamento alemán, pero están controladitos por el Estado de Partidos y su Establishment que cree que gasta mejor el dinero que quien lo produce, el Pueblo y, de dejarle decidir, seguramente habría optado por un mayor consumo interno apoyando a las familias, generando un aumento de la contratación y reduciendo el superávit a lo sueco (o suizo) que tienen, deslocalizando producción en otros países, como España o Italia.
Pensemos que ese enorme superávit comercial (línea verde, gráfica anterior) o ahorro forzado va, en buena medida, a una banca ruinosa y, además, "la casta" y su máquina exportadora necesitan mano de obra barata para seguir con lo mismo y, en vez de buscarla, por ejemplo, en Venezuela, ese paraíso podemita, o Latinoamérica, que se hubiera integrado como pocos, hicieron lo que sabemos, que no me digan que no se podían haber ahorrado bastantes muertos, mutilados y víctimas de violaciones y otros crímenes, por no hablar de lo que pasará con la segunda generación de esos inmigrados, un problema más que conocido y padecido.
El problema demográfico alemán es muy serio - van más "adelantados" que nosotros - pues su demografía es la de un nación terminal a la que, además, le han metido otro sujeto constituyente y, al no tener un gobierno representativo, es extremadamente difícil que lo resuelvan civilizadamente, pero ese tema lo exploraremos otro día. De modo que la conclusión no puede ser peor: el legado que deja la contable Merkel, que más que suyo es el de una generación de alemanes que lo ha tenido todo a su favor, no es, ni de lejos, una garantía de que puedan superar el duro trance que les espera, uno que será mucho más difícil que el de la reunificación. Dicho eso, ya se pueden imaginar lo que nos espera a nosotros.