Opinión

Madame Sánchez, la otra

La cuñada del presidente del Gobierno, dulce japonesa experta en cuestiones de terrorismo, pasa a engrosar el rosario de escándalos de La Moncloa

  • Begoña Gómez y Pedro Sánchez. -

La historia de David Sánchez, también conocido en el mundillo artístico como David Azagra, es digna de una película Disney de la edad dorada, cuando el propio Walt dirigía las películas y supervisaba personalmente las animaciones hechas a mano por los mejores dibujantes que han existido en la industria. Desde aquella mítica cena en la que comunicó a sus padres y hermano que iba a cambiar su trayectoria profesional para hacerse músico a la muy avanzada edad de 24 años, todo en su biografía es épico e inverosímil. Su formación en Rusia, una oscura carrera que evidentemente no le llevó al éxito inesperado y, por fin, su desembarco en Extremadura, donde su hermano-hada madrina, ya convenientemente aupado a la presidencia del Gobierno, dio tres vueltas a su varita mágica (los Sánchez son muy de darle vuelta a la batuta en las narices de sus subalternos) y movió a trabajar, entre chisporroteos de colorines, a los carguillos socialistas extremeños como si fueran los dulces animalillos-personitas de la casa de La Cenicienta.

Se pusieron, todos a una y con gran aprovechamiento, a hacerle un traje a la medida al gran director de orquesta que justificara lo fundamental: una buena nómina a cargo del erario público para un señor que ni pensaba pasarse por su puesto de trabajo ni tenía la residencia oficial en España. El conservatorio de Badajoz que lo coordinaran los funcionarios, que para eso están ahí, para hacerle la vida fácil al hermanísimo del presidente.
Pero he aquí que nuestro hombre no está solo, cosa de la que me alegro. Resulta que está casado y además tiene una hija. Siguiendo la línea de su cosmopolita biografía, y siendo fiel a la máxima de por qué hacer las cosas fáciles pudiendo hacerlas dificilísimas, la dueña de su corazón no es una farmacéutica de Ciudad Real ni una violinista con plaza fija en una orquesta sinfónica de Burgos, pongamos como ejemplo, sino una señora japonesa que reside en Japón y que hasta ahora ejercía como coordinadora en Bangkok de la oficina contra la droga y el crimen de las Naciones Unidas, Unodc en sus siglas en inglés, que tiene entre sus objetivos prestar apoyo a los Estados para prevenir y hacer frente a la corrupción.

Nos saldría más a cuenta que publicaran la lista de parientes a mantener y pagarles un sueldo a las bravas, sin necesidad de montar paripés con sus correspondientes oficinas

Experta en corrupción, átame esa mosca por el rabo, porque hasta que ha saltado la liebre, por seguir con metáforas del reino animal, tanto el Ministerio de Exteriores como el del Interior, se han volcado en buscarle a la Cuñada, con mayúscula, un acomodo en Madrid digno de su condición de Sánchez por matrimonio y pagado, por supuesto, por todos nosotros. Como contaba Mercedes Serraller en información publicada en este periódico el viernes 23 de agosto, llevan Albares y Marlaska preparando su desembarco en Madrid desde 2022, y no han dudado en  crearle un chiringuito y pagarle a cargo del reino de España un programa de cooperación para la prevención del terrorismo en Mauritania que nos ha costado de momento a todos más de un millón de euros. Sinceramente, creo que nos saldría más a cuenta que publicaran la lista de parientes a mantener y pagarles un sueldo a las bravas, sin necesidad de montar paripés con sus correspondientes oficinas de apoyo que siempre acaban resultando mucho más onerosos. Tiene gracia lo de la prevención del terrorismo en Mauritania por parte del Gobierno que ha facilitado los traslados de los presos de Eta y que tiene como socio fundamental de legislatura a Bildu. Yo les recomendaría que se dejaran de gastar dinero en chuminadas campestres y se pusieran, de verdad, a respetar a las víctimas de nuestro propio terrorismo, que se ven humilladas una y otra vez por el blanqueamiento de Eta y su entorno.

Frenazo ante el escándalo

Pero estas ironías amargas no calan en la dura piel de un presidente que usa su alta oficina como si fuera su empresa personal en vez del encargado de la gestión, esperemos que temporal, de la Nación. Si la otra señora Sánchez no va a beneficiarse de la colocación a dedo en Madrid no será porque su cuñado no lo ha puesto todo de su parte, sino porque ella misma ha decidido no acceder al puesto al ver que el asunto saltaba a los medios de información nacional. Y eso que ya tenía el visado concedido. Y es que, para tener la cara dura de un Sánchez hay que nacer, no basta casarse con uno.

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