Opinión

Las inexplicables ministras Montero y Belarra

Si el PSOE es ahora para Podemos el partido de la guerra qué hacen las dos ministras ahí, en ese Gobierno

  • La ministra de Igualdad, Irene Montero (i), y la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra

No son pocos los que confirman y pueden dar fe de que cuando Pedro Sánchez asegura que va a hacer una cosa termina haciendo la contraria. Me decía días atrás un entusiasta sanchista que no entendía por qué llamo al presidente mentiroso. Me dio una risa tonta de esas que no te deja hablar, así hasta que le dije que hablara con aquellos que le votaron sabiendo que no habría comunistas en su gobierno, que les pregunta cómo se sienten. Que hablara con los que compraron la mercancía de que iba a aniquilar la reforma laboral de Rajoy; que buscara a aquellos que le votaron en la seguridad de que los votos filoterroristas no tendrían sitio en el Parlamento. En fin, que hay gente que no escarmienta. Difícil sentir ningún tipo de piedad ante la reiteración de tanta estulticia. Lo que merecen es lo que tienen.   

Sánchez se aclara

En realidad, no hace falta irse tan lejos. El lunes pasado concedió a TVE una aburrida entrevista de una hora en la que aseguraba que España no mandaría armas a Ucrania, pero dos días después anunció solemne lo contario. En esto, en cambiar el paso como si no pasara nada, es un maestro y hemos de reconocerlo. Pero nadie insulta a Sánchez cuando se le tilda de mentiroso. Describir no es mentir. Y en todo caso a estas alturas del sanchismo el personaje ha mimetizado la mentira como parte de su acción política. La ha normalizado de tal manera que el personal ha terminado por no darle importancia. No las perdona, simplemente las toma como si fuera el parte meteorológico del día.

Para lo malo Sánchez nunca miente

Así como un reloj averiado da correctamente la hora dos veces al día, Pedro Sánchez no puede mentir siempre que abre la boca. Para nuestra desgracia dice la verdad cuando advierte de que vienen tiempos duros. La realidad es tan tozuda en lo tocante a la invasión de Ucrania que no cabe más que asumir los hechos por duros que sean. Y por eso hace bien en preparar a la población para una crisis larga en la que asomarán los fantasmas del desabastecimiento, la subida de los precios, la estanflación y, por tanto, una nueva recesión. El Siglo XXI no ha cumplido un tercio y ya contamos tres grandes crisis.

La invasión nos ha desvelado a un presidente más audaz y menos encorsetado a la hora de enfrentarse a la parte comunista de su Gobierno. Es a ellos, y especialmente a esas dos inciertas ministras del Gobierno de España, señoras Belarra y Montero. Ambas tan conjeturales como un adjetivo, insisten en apostar por la "diplomacia de precisión", en homenaje a la terminología oxidada que utiliza uno de los mentores de Podemos, el expresidente Rodríguez Zapatero. ¿De verdad la ministra de Igualdad sabe lo que dice cuando habla de diplomacia de precisión?  Ya, ya lo sé, la fuerza de los votos junto al capricho de Pablo Iglesias las ha colocado en el Gobierno, pero uno no se acostumbra a que gentes con tan poco mérito y cualificación puedan estar donde están. Con precisión y sin ella.  

Feminismo es pacifismo

Por eso hacen mal cuando estas dos adolescentes de la política abren la boca -que ellas verán- porque quedan en evidencia cada vez que a estas alturas siguen apostando por la diplomacia. ¿Qué diplomacia? Si el PSOE es ahora para Podemos el partido de la guerra qué hacen las dos ministras ahí, en el Gobierno, bien cerquita del partido de la guerra. Tal es lío de semejantes estadistas que buscan cobijo hoy día de la mujer trabajadora tras una pancarta en la que han escrito que feminismo es pacifismo. Pero ya no cuela, la paz la queremos todos y para este empeño, cuanto más lejos de estas dos ministras mejor.

Putin ha engañado a todos, a todos sin excepción, por eso es inaudito ver cómo hay quien habla de diplomacia a estas alturas. Es increíble que estas dos ministras trafalmejas despachen sus decepciones históricas como si hubiera sido la OTAN la que ha invadido Ucrania. Goethe asegura que "la única manera de crecer es limitarse", no creo que lo sepan estas dos señoras tan enfadadas con el partido de la guerra, el PSOE, y con un presidente que manda armas a un país invadido y cuya población civil están masacrando. Si tan indignadas están, si tan incomoda es su situación; si tan lejos están del partido de la guerra, ¿qué hacen ahí? Ya se sabe que lo difícil no es llegar, que es mantenerse. Desde los límites que impone la condición humana hay que entender que Montero y Belarra hayan interiorizado el frío polar que sintieron antes de entrar en política y no podían imaginar una nómina con cinco cifras a cuenta del Estado.

Discrepamos, pero no dimitimos

En la balanza donde colocan prebendas y principios ganan las primeras. Unidas Podemos, y sólo porque así lo han querido los que hicieron de este partido un espacio para el divertimento de unos pocos, va acoplándose a la lógica electoral de un país que ya no está en la cartesiana y añorada lógica del bipartidismo. Lo han conseguido. Caminan directo a la irrelevancia de la Izquierda Unida de Julio Anguita. Cuando lleguen ahí, las cosas serán distintas: podrán seguir diciendo las estupideces y las mentiras que proclaman, pero lejos de un ministerio del Gobierno de España. Sillón de mis entretelas, mi despachito oficial, que escribía Forges y cantaba Aute por los setenta.  Hoy, ya lo estamos viendo, ambas señoras puede ser ministras con todas sus contradicciones porque hay un presidente sin la fuerza suficiente para cesarlas. En cualquier gobierno europeo estarían cesadas. Claro, que cualquier gobierno europeo no tiene comunistas dentro.   Pero hoy no toca hablar de la "diplomacia de precisión" y la falta de implicación de la Unión Europea en búsqueda de la paz y bla, bla, bla. Pasamos página y toca lo que toca hoy, que para eso celebramos todos el día de la mujer trabajadora. Directas las dos a la pancarta: Feminismo es pacifismo, que ellas no quieren la guerra. Los demás, por lo visto, sí. Feminismo es pacifismo. Que pregunten a las mujeres ucranianas tal día como hoy y les hablen de la diplomacia de precisión. Hoy está muy claro que el hecho de que falte capacidad no es consecuencia de que también falte vergüenza. Hay quien lo consigue sin esfuerzo y se esconde sin disimulo detrás de una pancarta. Hoy martes, por ejemplo. Y ahí están estas dos ministras mentirosas de libro. Y de precisión

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