La gala de los premios Goya siempre ha sido un sopor. Una vez al año el colectivo artístico más narcisista y vacío de nuestro país se pone de tiros largos para autofelicitarse por un puñado de películas mediocres (casi todas) que apenas despiertan interés entre el público porque contienen mucha más ideología que vida. Pontificar desde la alfombra roja o desde el estrado no convence a nadie que no esté ya convencido, pero da un masaje al ego que ya viene fuerte de casa. Todo esto bañado en el verbo de almíbar de Carlos del Amor y en Moët Chandon antifascista. El palmarés es famoso por olvidar a la comedia española, sobre todo la popular, el género más vivo que le queda a nuestro cine.
Los Goya nunca han triunfado por sus grandes momentos estéticos, sino por la gresca política. Recordemos algunos clásicos, aunque sea de manera telegráfica. Eduardo Casanova, enfundado en un modelito de alta costura, pidiendo a gritos más dinero público para sus películas. Pedro Almodóvar declarando que se negaba a reconocer la existencia de Vox, como los niños que juegan al 'habla chucho que no te escucho'. El escándalo de los becarios no remunerados para atender una fiesta de lujo. También las tradicionales regañinas al ministro de Cultura del PP, que debía soportarlas mansamente, con cara de corderito degollado en el contraplano. Así son las cosas en la burbuja 'progre'.
Los sufridos televidentes preferimos el salseo y los ‘zascas’ en redes a los plúmbeos discursos autosatisfechos de antaño
Este año sobrevuela la amenaza de un nuevo Me Too de El País. Sería raro que quienes lincharon a Carlos Vermut un día antes de los premios Feroz no exijan pronto otro sacrificio humano. Así podrá regresar el paseíllo acusador de alcachofas y grabadoras pidiendo a las estrellas que aplaudan el reportaje de PRISA o se arriesguen a ser calificados de cómplices del terrorismo machista. Quizá los Goya son una fiesta demasiado central en el cine español y esta vez perdonen el mal trago. Aunque conncedan una tregua, algunos nuestros mejores actores y directores ya están sufriendo la condena de ver su nombre incluido en las famosas listas negras que circulan por listas de Whatsapp, donde se apuesta quién será el siguiente señalado. Desde Moncloa, se siguen estos procesos con el máximo interés, como cualquier otra guerrita cultural que les permita tomar aire del rechazo la Amnistía.
Burbuja banal
Los Me Too de Prisa son la guinda de un pastel que lleva años cociéndose a fuego lento. Quien crea que es un juicio exagerado puede leer una reveladora entrevista con la actriz Marta Etura, publicada en El Mundo hace unos días. El periodista se interesa por las posiciones políticas de Etura pero ella se cierra en banda, con muy buenas razones. “Me encanta (hablar de política) con mi familia, con mis amigos y contigo cuando apagues la grabadora, pero no quiero hacerlo en público porque una vez se pusieron palabras en mi boca que no dije y todavía me persigue”, lamenta. Su pecado fue, primero, posicionarse en contra de ETA. “Mi padre era empresario y he vivido que a los empresarios se les secuestraba y se les metía en un zulo por no querer pagar un dinero que iba a convertirte en cómplice de un atentado”, recuerda.
Su segundo posicionamiento imperdonable fue dar una respuesta que no convenía al PSOE durante el bloqueo político de 2016. “Me preguntaron qué pensaba de la situación y qué solución daría. Me tenía que haber callado, pero dije: ‘Hay que poner el país en marcha y me parece que lo más democrático y lo más justo en esta situación es que gobierne la lista más votada’. Esa era la del PP y de ahí salió que ‘Marta Etura apoya a Rajoy’”, explica. Desde entonces, muchos le han colgado la etiqueta de ‘actriz de derechas’. Para sorpresa de nadie, todavía no ha salido el ministro Urtasun a darle el apoyo que brindó a Itziar Ituño. Ejemplos como este ayudan a comprender la función de la gala de los Goya, donde cualquier desvío del dogma woke puede pasar factura laboral.
Dicho esto, y aunque pueda sonar extraño, los Goya tienen mucho más éxito desde que se zambulleron en la bronca política de baja estofa. Los sufridos televidentes preferimos el salseo y los ‘zascas’ en redes a los plúmbeos discursos autosatisfechos de antaño. Sigue siendo la nada, pero da más juego.
Max P. Palla
Nada, lo del perro de Pavlov de siempre: Es hablar de cine español y salen los "comentaristas" en tromba con el rollo subvenciones, etc. siempre, claro ,desde la ignorancia y los prejuicios. Ahí abajo, Norne Gaest se pregunta qué sería del cine español sin las subvenciones: Pues lo mismo que del cine francés, italiano o USA, que es el más subvencionado, sin las suyas. Solamente la ciudad de NY da más de 400M $/año, 5 veces más que España. Louisiana, que tiene 4,5M de habitantes, da 180M $. El cine existe solo en los paises cuyo estado ha decidido subvencionarlo por razones económicas y culturales con esos INCENTIVOS, como los que hay para otras industrias. Luego viene lo del fracaso de las películas españolas en taquilla: Si, fracasan. Como todas las demás. En España se estrenan al año más menos 500 películas, de las cuales el 90% no recuperan ni los gastos de comercialización. En US, chequear las cifras de la patronal, la MPA, sólo un 40% recupera la inversión, con toda su explotación mundial, y la mayoría no recupera los costes de lanzamiento. ¿Es algo raro? No sé: el 90% de la inversión en petróleo se pìerde, por ejemplo. En España, una de cada 5 empresas no pasa del año y el 80% no pasa de dos. Solo el 10% llega a 10 años. La industria cultural es aún peor: ¿Cuantos libros cubren costes editoriales con su venta?¿Uno de cada cien? ¿Cuantas series o programas de televisión se amortizan? ¿Cuántos artistas ganan dinero con sus giras? No sé, el 70% del dinero se va en gastos técnicos, añade locales, etc. y luego me cuentas. ¿Queréis criticar al cine español? Es simple: "no lo soporto", "le tengo manía", y demás bla bla bla. Si queréis hacer valoraciones, curráoslo más. Yo, por ejemplo jamás he entendido la manía de concederse premios por cosas que no son precisamente neurocirugía, ni el estúpido sectarismo seudo izquierdoso, ni la obscena y ridícula pornografía militante de esos millonarios tipo Almodóvar que dicen que defienden una sanidad que no pisan, pero no son más que rasgos definitorios de gente demediada. Allá ellos: ni les doy credibilidad ni me importan una mierda..
JoseAntonioRuizAragonMunoz
No sé que es peor si el cine bodrio español, o escuchar al lerdo de Carlos del Amor diciendo lo interesantes y buenas que son las pelis bodrio que nadie ve, y que si no fuera porque como en este año han recibido el doble de subvenciones de lo que han recaudado en taquilla no harían ni una peli por perder dinero en todas ellas menos en unas pocas. Pero muy pocas.
vallecas
Cuando se quiere dar un Golpe de Estado sin armas esta es la forma. Así lo dijo Sánchez, construir muros para hace dos grupos irreconciliables. Dos grupos que se odien. Conmigo o contra mí. "Zorra" o "facha". Crear odio entre hermanos, entre amigos. "Haz lo que sea necesario para mantenerte en el poder" le decían a Sánchez sus compañeros del PSOE. Los Goya, Eurovisión, los "tomates", los "pellets", "zorra" "cara al sol" "amnistía" "fachosfera" son las armas del "golpista" Sánchez para mantenerse en el poder.
Apeiron
Los Goya es como las manifestaciones del 8M: una exhibición obscena de su supuesta superioridad moral e intelectual autoatribuída, a cargo de una casta endogámica de activistas políticos que se han hecho millonarios y famosos a pesar de carecer de talento, sin apenas pegar un palo al agua y al calor del PSOE. Carecen de glamour y del respeto de todos los que no profesamos la misma religión que Angels, que los percibimos como un tercer sindicato de las mariscadas.
Norne Gaest
De acuerdo con el fondo del asunto: el autojaboneo y autocomplaciencia por parte de personajes sectarios que viven espléndidamente y tienen por costumbre quejarse. Todo para dar un producto normalmente mediocre y que concita un mayoritario rechazo entre los teóricos primeros destinatarios: los espectadores españoles. ¿Como se sostendría este tinglado progre o woke, presuntuoso o pedante, vacío o inane, si no fuese por las subvenciones? Pero discrepo en lo de "una vez al año". Porque lo cierto es que le han cogido gusto al autobombo, y por tanto a lo largo del año proliferan las galas de autobombo que seguramente pagamos los sufridos contribuyentes. Por eso no me extraña que una veterana actriz dijera hace unas semanas que no paraba de recibir premios. ¿Queda alguien en el mundo del cine progre antiespañol sin haber sido premiado? La motosierra de Milei tendría aquí que cortar sin contemplaciones.