Este jueves, si nadie lo impide antes, y no parece probable que vaya a suceder, se destruirán todas las grabaciones realizadas por las cámaras de seguridad del aeropuerto de Barajas durante la madrugada del pasado 20 de enero, cuando la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, aterrizó en Madrid y estuvo reunida con el ministro español de Transportes, José Luis Ábalos, según desveló Vozpópuli.
La destrucción de esas grabaciones, en virtud de la aplicación de la ley de protección de datos, confirmará el grado de putrefacción de la política española y lo distraída que está la oposición, que ha sido incapaz de judicializar el asunto a tiempo para que un juez ordene requisar esas imágenes y evitar su borrado.
Es verdad que esas cintas jamás nos desvelarán las dos principales incógnitas de este turbio escándalo (de qué hablaron Rodríguez y Ábalos durante la hora y media que estuvieron reunidos dentro del avión y qué contenían las 40 maletas que la embajada venezolana se llevó del aeropuerto aquella noche), pero sin duda contribuirían a despejar algunos detalles de lo sucedido.
A diferencia de lo que hacía antaño el partido de Rosa Díez, esta vez ni PP ni Vox ni Cs han estado astutos
Inexplicablemente, la oposición ha dejado pasar la ocasión. A diferencia de lo que antaño hacía la UPYD de Rosa Díez, que presentaba una querella en los tribunales al menor atisbo de posible delito, ya fuera en Bankia o en el independentismo catalán, esta vez ni Partido Popular ni Vox ni Ciudadanos han estado astutos.
En vez de presentar una querella por prevaricación, puesto que hay testigos que aseguran que el ministro impidió que la Policía deportase a Rodríguez, tal y como las normas europeas obligan a hacer cuando un sancionado por la UE aterriza ilegalmente en suelo comunitario, la estrategia de los partidos de la oposición fue acudir a la Fiscalía... y todavía seguimos esperando novedades.
Partido Laócrata
El ridículo de la oposición que se sienta en el Congreso de los Diputados es de tal calibre que ha tenido que ser una formación de nuevo cuño, el Partido Laócrata, la que presente in extremis una querella contra Ábalos en el Tribunal Supremo, dado que se trata de una persona aforada. El caso ha caído por reparto en manos del juez Manuel Marchena, quien ha dado el primer visto bueno a la demanda. Pero el problema es que, dada la lentitud de la justicia española, no está garantizado que antes del jueves se pueda admitir a trámite y dictar una orden para que Aena, la empresa pública que gestiona los aeropuertos, no destruya las imágenes.
Que Vox no haya estado al quite, se lo podemos achacar a su bisoñez. Y lo de Ciudadanos, a que anda más pendiente de su próximo congreso. Pero lo del PP es para hacérselo mirar, sobre todo cuando hace ya dos semanas anunciaron a bombo y platillo que, tras su escrito en la Fiscalía, vendría una querella contra el ministro. Y, sorprendentemente, han cambiado de opinión.
¿A qué se debe ese viraje del PP respecto al 'Delcygate'? ¿Por qué critican verbalmente lo que luego no se atreven a denunciar ante los tribunales? De momento faltan datos, pero un indicio más fue lo que se vio la semana pasada en el Congreso de los Diputados, durante la primera sesión de control al Gobierno, cuando fue el líder de Vox, Santiago Abascal, quien monopolizó el debate con Pedro Sánchez a cuenta del escándalo de Ábalos, ya que Pablo Casado optó por hacer una pregunta-empanada en la que habló de todo y de nada. Un desastre, vamos.
Los empleados del aeropuerto están siendo presionados hasta extremos infinitos para que no colaboren con la prensa
Y a todo ello hay que sumar que para la sesión de control de esta semana no hay previstas más preguntas sobre el asunto. Es decir, la oposición parece dar por liquidado este caso. ¿Tendrá algo que ver el reciente compadreo entre PSOE y PP para repartirse las comisiones parlamentarias en el Congreso? ¿Y la entrevista de hoy mismo en Moncloa entre Sánchez y Casado?
Venezuela como síntoma
Sea como fuere, resulta increíble el poco empeño de la oposición en sacar jugo de un asunto que, más allá de la anécdota que supone el encuentro nocturno en Barajas, refleja algo mucho más grave: el cambio de posición de España en América Latina, saltándose alegremente el consenso y las sanciones impuestas por la UE y desafiando a Estados Unidos en su lucha contra la corrupción del régimen chavista.
Lamentablemente, nunca sabremos toda la verdad sobre el 'Delcygate': el rodillo parlamentario del PSOE y sus palmeros (Podemos, nacionalistas e independentistas) ha vetado la apertura de una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados... y la desidia de la oposición ha impedido que la investigación judicial llegue a tiempo para frenar el borrado de las imágenes.
Sin embargo, algo muy chusco debe haber detrás cuando Ábalos se pone tan nervioso cada vez que se habla del tema y cuando los empleados del aeropuerto están siendo presionados hasta extremos infinitos para que no colaboren con la prensa. Si Marchena no lo remedia antes del jueves, habrán ganado los que prefieren la opacidad a la transparencia.