El espectáculo del último Consejo Interterritorial de Salud del miércoles fue la demostración palpable de que Pedro Sánchez no quiere saber nada de las víctimas de la pandemia y que no solo está dispuesto a seguir ocultando la cifra real de muertos –en algún momento deberán aflorar los más de 25.000 fallecidos que el Ejecutivo tiene metidos bajo la alfombra de los ‘casos sospechosos’- sino que se lava las manos con la nueva ola que se avecina imparable y deja el marrón a las comunidades autónomas.
El miércoles, horas antes de que los consejeros autonómicos se volvieran a reunir telemáticamente bajo la presidencia de Salvador Illa, el Gobierno filtró un borrador a sus medios oficiales, EFE y la SER. Ambos medios citaban frases textuales entrecomilladas de un texto “al que habían tenido acceso” y que, básicamente, proponía endurecer las medidas que, quince días antes, el propio Gobierno había establecido y se había votado: cierre perimetral en Navidad con permiso para viajes familiares; ampliación de 6 a 10 las reuniones en los días señalados y reducción del toque de queda esas mismas noches.
La sorpresa llegó cuando, en la reunión, no apareció el borrador. No se votó nada. No había propuesta por escrito del Ministerio. Muchos de los consejeros, sin embargo, no se sorprendieron: estaban acostumbrados a los globos sonda. El Gobierno lanzaba la piedra de endurecer las medidas pero escondía, una vez más, la mano de ponerse al frente y exigir votar un plan nacional reforzado para esta Navidad que, al menos, fije unos criterios para afrontar una tercera ola que, a estas alturas, ya nadie ignora. Ni siquiera, el propio Fernando Simón, que anunciaba una subida de los casos como consecuencia del puente y las fiestas hasta más allá de enero.
Vuelven los reinos de taifas y la confusión entre los ciudadanos, que necesitarían una guía imposible de instrucciones para saber las condiciones que regirán estas Navidades en cada comunidad autónoma"
“Es una vergüenza que no haya una estrategia nacional”, clamaban fuentes oficiales de uno de los consejeros reunidos el miércoles. El resultado: Valencia sí suspende los viajes familiares y solo podrán entrar en la Comunidad los que regresen a su domicilio, eso sí, a partir del 21; Madrid, que en un principio anunció que mantendría el plan de Navidad del Gobierno y no endurecería el cierre, sí redujo el número de asistentes a las reuniones familiares de diez a seis; Cataluña no endurecerá el cierre perimetral pero sí los aforos en hostelería y comercios…
Vuelven los reinos de taifas y la confusión entre los ciudadanos, que necesitarían una guía imposible de instrucciones para saber las condiciones que regirán estas Navidades en cada comunidad autónoma y, dentro de ella, en cada municipio. Una ardilla podría recorrer la península de norma en norma...
¿Y Pedro Sánchez? Aparte de estar confinado hasta el 24 –muchos pensarán que una de las pocas noticias positivas en estas fechas-, el presidente del Gobierno prefiere centrarse en administrar y gestionar la vacuna. Moncloa centralizará su gestión y distribución para que todas las CCAA la administren a la vez y no haya una carrera por ver quién comienza, como ya empezaron a sugerir algunos de los presidentes autonómicos. La primera rueda de prensa de ayer de Illa anunciando el comienzo de la vacunación dio el pistoletazo de salida a la campaña de imagen del Gobierno.
Las víctimas, la tercera ola y las impopulares medidas para frenarla, para las comunidades; la vacuna, su gestión y su distribución, para Sánchez y su equipo. ¿Con qué acto nos sorprenderá Iván Redondo?"
Sorpresa: para la esperada vacuna sí hay un plan nacional y Moncloa se implica hasta las cachas en controlarla. No duden que habrá foto de Pedro Sánchez cuando llegue el cargamento y comience la distribución del deseado elixir. La gestión de las víctimas, de la tercera ola y de las impopulares medidas para frenarla, para las comunidades; la llegada de la vacuna, su gestión y su distribución, para Sánchez y su equipo. ¿Con qué acto nos sorprenderá Iván Redondo?
Hasta entonces, los ciudadanos que se vayan apañando. La llamada a la “responsabilidad individual” suple una vez más la falta de compromiso de los Gobiernos. La Policía y el resto de Cuerpos encargados de hacer cumplir los 17 planes de Navidad diferentes avisan que no tienen ni medios, ni base legal ni jurídica para impedir que se crucen las fronteras comunitarias. ¿Cómo comprobar que en cada casa no hay más de 10 personas en torno a la mesa de Navidad? ¿Cuántos controlen se establecerán más allá de la una y media de la madrugada…?
...Y Redondo lo contará
En enero, cuando la ola nos ahogue con los contagios y los muertos de las fiestas –como ha sucedido en EEUU con el Día de Acción de Gracias y aquí con el Puente de la Constitución- nos culparán por habernos “relajado” y los tertulianos, desde estudios cerrados y sin mascarillas, criticarán que solo pensábamos en salvar la Navidad cuando lo importante era salvar la vida. Pero entonces, Sánchez ya habrá comenzado a distribuir la vacuna y Redondo estará ahí para contarlo.