Según la encuesta de Condiciones de Vida publicada recientemente por el INE, el porcentaje de población en riesgo de pobreza y exclusión social (la denominada tasa Arope, por sus siglas en inglés At risk of poverty and/or exclusión) aumentó en 2023 hasta el 26,5% desde el 26% de 2022. Esta tasa se construye sobre tres componentes: el porcentaje de población en riesgo de pobreza relativa, el que se encuentra en situación de carencia material y social severa y el que tiene una baja intensidad laboral (definida como el número de meses efectivamente trabajados en el año por los miembros del hogar familiar en relación con el máximo que podrían trabajar). Es importante señalar que los ingresos de referencia de esta estadística son los del año precedente, de manera que los valores de 2023 miden realmente la situación de 2022, y lo mismo sucede con los de los años anteriores.
Es interesante reflexionar sobre los datos de esta encuesta porque ofrecen pistas útiles sobre algunas deficiencias de la política económica de nuestro país. Para empezar, la tasa Arope suele estar estrechamente vinculada al ciclo económico, al ritmo de variación del PIB. Lo llamativo, por consiguiente, de los datos de la encuesta de Condiciones de Vida de 2023 no es ya que dicha tasa haya aumentado, sino que no haya disminuido, dado el extraordinario crecimiento del PIB en 2022 (por encima del 5%). Es aún más sorprendente que, no obstante el igualmente extraordinario crecimiento económico en 2021, la tasa Arope apenas haya variado con respecto al 26,2% alcanzado en 2019. Y esto ha sucedido a pesar de las agresivas políticas sociales del gobierno instrumentadas durante estos años, supuestamente dirigidas de forma prioritaria a mejorar la situación de los más desfavorecidos, de las personas con mayor riesgo de pobreza y exclusión social. Este era al menos el objetivo declarado de la reforma laboral, de las subidas del salario mínimo, del establecimiento del ingreso mínimo vital, de la política de pensiones y de las múltiples intervenciones y ayudas adoptadas para fraguar un “escudo social” que protegiera a esos colectivos especialmente débiles.
Una de las causas del deterioro de la situación de este grupo de edad desde 2019 hasta la actualidad es, sin duda, la subida acumulada del salario mínimo interprofesional y de las correspondientes cotizaciones sociales
¿Por qué no se ha conseguido entonces reducir significativamente el riesgo de pobreza y exclusión social en España? ¿Qué está fallando? Los datos de la encuesta de condiciones de vida nos ofrecen indicios para responder a estos interrogantes. La encuesta desagrega la tasa Arope por tres grupos de edad, menores de 16 años, entre 16 y 64 años y mayores de 65 años. Del 2019 al 2023 la tasa se reduce del 27,4% al 26,4% para la población entre 16 y 64 años, aumenta del 18,1% al 20,9% para la población mayor de 65 años y se incrementa nada menos que del 30,8% hasta el 34,3% para los menores de 16 años. No se desagrega la población entre 16 y 64 años, pero teniendo en cuenta la acusada precariedad de los menores de 16 años, parte de los cuales se van incorporando al grupo más amplio de edad, así como los datos de las estadísticas de paro y salarios por edades es evidente que la tasa Arope para los menores de 25 años ha de ser elevada y haber seguido una evolución preocupantemente similar a la de los menores de 16 años. Una de las causas del deterioro de la situación de este grupo de edad desde 2019 hasta la actualidad es, sin duda, la subida acumulada del salario mínimo interprofesional y de las correspondientes cotizaciones sociales efectuadas desde entonces. Los más jóvenes, y dentro de estos los menos cualificados, son el grupo más negativamente afectado por estas medidas, tanto por la pérdida o la reducción de las posibilidades de empleo como por la disminución del número de horas de los nuevos empleos disponibles.
La contrarreforma laboral, aunada con el aumento de las cotizaciones sociales, también ha contribuido al crecimiento del riesgo de pobreza y exclusión social por esta última vía. La severa limitación de los contratos temporales decretada se ha traducido ciertamente en un aumento de los contratos indefinidos pero, en general, de menor duración que los anteriores y sobre todo de menos horas de trabajo por contrato. Esta reducción de la duración de los contratos y del número de horas por contrato también ha afectado a la contratación temporal. Estos efectos de la contrarreforma laboral han perjudicado especialmente a los más vulnerables e indudablemente son otra de las causas de la elevada tasa Arope que padecemos.
El aumento de la intensidad laboral se ha logrado mediante trabajos de menos horas de duración y por ende de menores remuneraciones totales que los existentes bajo el régimen laboral anterior
Hay una evidencia aún más contundente del impacto negativo conjunto de las subidas del salario mínimo, de las cotizaciones sociales y de la contrarreforma laboral sobre las condiciones de vida de los más vulnerables de la sociedad. Entre 2014 y 2019 los movimientos de la intensidad laboral eran del mismo signo que los de las dos otras variables que componen la Arope, la carencia material severa y el riesgo de pobreza relativa. Así, entre uno y otro año el porcentaje de personas con baja intensidad laboral bajó del 16,9 al 10,9%, el de las que se encontraban en riesgo de pobreza del 22,2 al 20,7% y el de las que sufrían carencia material y social severa del 10,7 al 7,7%. Esta pauta de comportamiento se quebró con la instauración del actual régimen laboral. Mientras que el porcentaje de personas con baja intensidad laboral se redujo del 10,9 en 2019 al 8,4% en 2023, el de las personas en riesgo de pobreza apenas se alteró (del 20,7 al 20,2%) y el de las personas con carencias materiales y sociales severas aumentó nada menos que del 7,7 al 9%. La explicación más obvia, es que el aumento de la intensidad laboral se ha logrado mediante trabajos de menos horas de duración y por ende de menores remuneraciones totales que los existentes bajo el régimen laboral anterior.
Políticas laborales e impositivas
La razón fundamental por la cual los aumentos de los costes laborales pueden generar desempleo o menos horas de trabajo en amplios colectivos cuando cruzan un cierto umbral, aun cuando dicho umbral suponga salarios sustancialmente inferiores al salario medio, es la baja empleabilidad y productividad de esos colectivos. Esto, a su vez, obedece a su escasa dotación de capital humano (educación general y formación profesional) y a la reducida dotación de capital en proporción a la población en edad de trabajar, en comparación con la existente en países con mayores salarios y menor paro que el nuestro. Esta situación ha empeorado en el transcurso de estos últimos cinco años, durante los cuales la formación de capital privado se ha deteriorado aún más que en el promedio de países europeos. A este deterioro absoluto y relativo han contribuido sin duda los mayores impuestos a la actividad empresarial, a los beneficios y a la contratación de trabajadores, establecidos por la coalición soit disant progresista que nos gobierna. En resumen y respondiendo al interrogante que se planteaba en el encabezado, la causa del aumento de la pobreza en España reside en las políticas laborales e impositivas del gobierno.
Karl
La pobreza aumenta en España porque sufren la enfermedad socialista común: Se han quedado sin el dinero de los demás. __ "They've got the usual Socialist disease - they've run out of other people's money." ~Margaret Thatcher
PilPIl
Hay un gobierno cuya razón de ser son los pobres y desfavorecidos. La pregunta es si , por eso mismo, sus políticas irán dirigidas a generar riqueza y ricos o o pobreza y pobres q son la base de su electorado. Dejo aparte la patulea de sofistas y logistas que esperan rebañar algún euro público con esa luz de gas. Son negocios. Y si ya no engañas a los pobres autóctonos, pues se importan pobres. Son el semillero de futuros votantes
DANIROCIO
yo no se de donde sacara usted los datos pero en ALICANTE lugar donde habito la pobreza se nota mucho en las calles,tengo muchos años y jamas he visto y veo tantisima gente pidiendo ,los locales donde se reparte comida estan a reventar tengo uno al lado de mi casa,eso si parece que estamos entre MARRUECOS Y VENEZUELA MAS AFRICANOS DE TODO PELAJE, vamos parece cualquier pais menos una ciudad de ESPAÑA,el gobierno a quien quiere engañar como se creen que estamos en pleno crecimiento si solo veo miseria espero que pronto mejoremos y que el traidor dimita por INUTIL
vallecas
Mire usté. Las noticias que recibimos la gente corriente son contradictorias. Semana Santa, plena ocupación, precios disparados, los Españoles no renuncian a salir a pesar de los precios. 21 millones de trabajadores etc, etc, Por otro lado "Aumento de la Pobreza en España". La inmensa mayoría no entiende nada. mejor dicho, se queda con las buenas noticias que tienen más repercusión. ¿Por qué no es posible ver en una misma información las 2 realidades? ¿Por qué a la población no se le informa que los buenos datos de Semana Santa se realizan con el 25% de la población? No lo se, es un acertijo, envuelto en un misterio, rodeado de un enigma.
federico
El articulista nos dice muchas cosas y seguramente tenga razón en algunas, pero obvia un hecho numérico insoslayable: la inmigración, que casi en su totalidad y al menos durante los primeros años, hasta que consiguen regularizar su situación legal, solo puede optar a empleos clandestinos, informales y muy mal pagados. Esa inmigración llega muy mayoritariamente en avión y por centenares de miles, familias enteras con abuela y todo, procedentes de América, a los que la policía no pide ni un solo papel en Barajas y no es orden de Marlaska, los sindicatos policiales le odian y lo hubiesen denunciado, será desidia, pasotismo o lo que sea. Informados por familiares o amigos, se empadronan al día siguiente de llegar para tener acceso a sanidad y educación con comedor escolar, y desde ahí van a Caritas o a Cruz Roja para recibir alimentos y ropa, en pocos días empiezan a solicitar todo tipo de ayudas sociales que puedan recibir de ayuntamiento y comunidad autónoma. Claro, pasan a engrosar el número de personas en riesgo de pobreza. Viniendo de la pobreza, de la de verdad, flipan con esas ayudas y el efecto llamada se amplifica. No es ninguna minucia, en 2023 llegaron 600.000 "nuevos pobres" a la estadística.