La crisis del Gobierno catalán, con la fractura actual entre los partidos secesionistas, ERC y Junts, con la salida de éstos del gobierno, consulta a sus bases mediante, lejos de ser el final del proceso separatista, que llegó al clímax insurreccional, en 2017, contra la Constitución, avanza ampliando su estrategia de guerra contra España.
Las élites separatistas catalanas desde el final del franquismo y la Transición democrática hasta el presente han seguido un patrón de conducta invariable, cultivado con diversas estrategias amoldadas a las circunstancias. Veamos:
El patrón de conducta es la “identidad diferencial” (som catalans, no espanyols) en contra la realidad histórica y social. Empeño en construir una identidad étnica que borra la catalanidad española de larga tradición. El nacionalismo étnico es óntica y socialmente egoísta, desleal y conflictivo: divide y convierte en enemigos a quienes antes vivían unidos. La estrategia ha ido cambiando con el tiempo. Presenta tres estadios:
A. Años 80 y 90 del siglo XX
Construcción de identidad diferencial, pero sin mostrar a las claras la patita independentista (ara paciència, demà independència). La derecha nacionalista de CIU, liderada por Pujol, inspirado en el nacionalismo étnico-identitario centroeuropeo (racista y xenófobo), que prendió a finales del XIX y principios del XX en políticos e intelectuales catalanes, como Prat de la Riba y Cambó entre otros, actúa como hombre de Estado, pero crea distancias acaparando recursos y competencias cedidas. Logra de González ser exonerado de responsabilidades penales graves en el caso Banca Catalana. Seguro de su dominio del feudo catalán afirma solemne (ara d’ètica en parlarem nosaltres) ante el silencio de la oposición socialista y comunista, al tiempo que crea una estructura clientelar corrupta. Elimina la bandera de España de su despacho y cunde el ejemplo en toda la red de los cargos subalternos en una red clientelar que permea todo el territorio.
En los 90 consigue de Aznar más competencias y la eliminación de funciones de la Guardia Civil (detesta ver Guardia Civil en autopistas y carreteras), diseña el Plan 2000 para la nacionalización de la sociedad catalana mediante un “triángulo de hierro” formado por instituciones públicas (ariete político de diferenciación: som una nació sobirana), medios de comunicación (propaganda nacionalista antiespañola) y sistema educativo (exclusión del español y formación nacionalista).
Conclusión. Las élites extractivas catalanas han vencido en la primera batalla contra España. Usan el poder constitucional en contra de los españoles, han ampliado la base social de separatismo con una sociología dicotómica: catalanes (soberanistas) y españoles (disyuntiva: integración o exclusión).
Las semillas de la insurrección están echadas (ver en La guerra de secesión contra la nación de españoles). El número de nacionalistas proclives a la independencia, residual al principio de la Transición, aumenta considerablemente. Los poderes del Estado miran para otro lado y ceden al chantaje nacionalista con apaciguamiento.
B. Primeras dos décadas del siglo XXI: Insurrección independentista contra España
Empieza el declive de CIU y durante dos legislaturas, entre 2003 y 2010, gobierna el tripartito formado por socialistas (Maragall y Montilla), ERC y comunistas (Iniciativa-Verds). La izquierda en el poder asume el legado nacionalista de la derecha y para ser más emprende el viaje hacia la soberanía con el nuevo Estatuto de Autonomía con la complacencia insensata de Zapatero. El Estatuto de 2006 contenía las competencias de un Estado, manteniendo el cordón umbilical con España, listo para ser cortado. El Tribunal Constitucional declaró inconstitucionales 14 artículos e interpretó otros 27 según la doctrina constitucional, para ridículo de unas Cortes irresponsables que lo habían aprobado. En referendo fue aprobado por el 73,9% de votos con una participación del 48,85% del censo. El 51,15 % no fue a votar, y votaron en contra el 20,76 %. En total, el 71,91 % de la ciudadanía se abstuvo o votó en contra.
El proceso de agitación, financiación, propaganda y adoctrinamiento institucional y escolar se empleó́ a fondo para descreditar el autonomismo como obsoleto y la pertenencia a España como algo peyorativo y ruinoso
En 2010, CIU con Mas, sucesor de Pujol, volvió al poder en minoría. Tuvo que adoptar recortes por la crisis económica de 2008. Los casos de corrupción vieron la luz, como el embargo de la sede del partido en la calle Córcega por el caso Palau, y la devolución de 6,6 millones de euros cobrados a Ferrovial por comisiones ilegales. CIU se disolvió en 2015, pero el proceso secesionista ya estaba en marcha, instigado por los líderes de CIU y ERC. El proceso de agitación, financiación, propaganda y adoctrinamiento institucional y escolar se empleó́ a fondo para descreditar el autonomismo como obsoleto y la pertenencia a España como algo peyorativo y ruinoso. La máquina de propaganda promovió la diseminación de símbolos independentistas, como la bandera estrellada que empezó a aparecer en instituciones, espacios públicos y viviendas, y de eslóganes como (tenim dret a decidir, som una nació. Nosaltres decidim). La fractura social y ciudadana estaba servida.
Mas, obcecado convocó elecciones anticipadas en 2012, perdió 12 escaños, pero mantuvo el gobierno en minoría. Emprendió la huida hacia delante (paso del Rubicón sin retorno) para distraer la pérdida de peso de CIU, la crisis y la corrupción, convocó una consulta ilegal el 9 de noviembre de 2014 a favor de la independencia. Pujol en apoyo escribía (residuals o independents). Los responsables máximos, Mas, Ortega (vicepresidenta) y Rigau (consejera de educación) fueron condenados por sentencia firme del TS (núm. 722/2018) a inhabilitación, multas y devolución de dinero público gastado indebidamente.
El domingo 8 de ese mismo mes, una multitud ingente de ciudadanos se manifiesta en el centro de Barcelona exhibiendo su catalanidad española frente al delirio criminal del poder nacionalista
En 2015, volvió a convocar elecciones anticipadas en una coalición independentista Junts pel Si, formada por CDC, ERC con el apoyo de asociaciones ANC, OC, AMI. No consiguió la mayoría, pero mantuvo el poder con el apoyo de la CUP, que exigió nuevo liderazgo. Sale Mas y entra Puigdemont, personaje trivial, iluminado y obsesivo, asume el papel mesiánico por la independencia. El proceso secesionista entra en barrena: movilización de masas, adoctrinamiento en las escuelas, acción desleal exterior, violencia, leyes inconstitucionales (referéndum de Autodeterminación y de Transitoriedad política, remedo de la Ley Habilitante. 1933, de Hitler), referéndum ilegal del 1 de octubre y confusos pronunciamientos de independencia a finales del 2017. El discurso del Rey, Felipe VI, (3.10.2017) define la gravedad de la situación antidemocrática, anima a superarla con unidad por la permanencia de España. El domingo 8 de ese mismo mes, una multitud ingente de ciudadanos se manifiesta en el centro de Barcelona exhibiendo su catalanidad española frente al delirio criminal del poder nacionalista y su contaminación social y cultural.
Rajoy, tarde y mal, activa el mecanismo estatal de coerción constitucional del art. 155, entre el 27.10.2017 al 17.05.2018, con la suspensión parcial de competencias autonómicas, destitución del gobierno catalán, control ministerial de la administración catalana, veto estatal a iniciativas del parlamento, y convocatoria de elecciones catalanas, que se realizaron el 21.12. 2017 y por primera vez, Ciudadanos, partido no nacionalista obtuvo mayoría de votos, pero la alianza de fuerzas independentistas (PDeCat, CDC, ERC, CUP) con mayoría de escaños controlaron la Generalidad, con Torra (PDcCat) como presidente, entre 2018 y 2020, cesado por condena judicial por desobediencia e inhabilitación.
Fue sustituido por Aragonés (ERC) hasta 2021. Ganó las elecciones por minoría y formó gobierno de coalición con Junts-per-Cat hasta octubre de 2022 en que Aragonés destituye al vicepresidente, Puigneró (Junts per cat) y se desencadena el proceso de salida de este partido del gobierno con que comenzaba este artículo. Derecha e izquierda nacionalista pugnan por el poder, pero sobre todo por liderar la secesión. Ahora el iluminado que se siente ungido es Junqueras.
Retrocedamos un poco en el tiempo y los hechos. El proceso penal contra los líderes de la insurrección condenó a los autores, excepto a los huidos de la justicia con Puigdemont al frente, por delitos de sedición, malversación y desobediencia con penas de prisión, inhabilitación y multas. El gobierno Frankenstein de Sánchez, necesitado del apoyo parlamentario de ERC, pronto soltó lastre y los insurrectos fueron excarcelados con medidas de gracia.
Conclusión. Las élites extractivas catalanas han vencido en la segunda batalla contra España. Han demostrado que puede hacerse, aunque no lo hayan logrado en el primer intento y, en la débil España, les ha salido gratis.
C. Tercera década del siglo XXI. Estrategia independentista dual entre la derecha e izquierda nacionalista
Junts-per-cat, sin la teta (mamella) del poder político habrá que ver su evolución (Borrás, Puigdemont, Puigneró, Turull…). Su estrategia inmediata opera a corto plazo: los más radicales con la ANC y OC buscan otra confrontación y declarar la independencia unilateral (DUI) dando validez al referéndum ilegal del 1-O.
Por su parte, ERC, con 33 escaños de los 135 del parlamento, aspira a mantenerse largo tiempo en el poder, con todos los manejos posibles con socialistas y comunistas (Comunes) como hizo Pujol en su tiempo, para ampliar la base social independentista en lo que Junqueras-Aragonés llaman “transversalidad”. Significa más intervencionismo, más adoctrinamiento, más control con que abolir la catalanidad española de la mayoría de los ciudadanos libres ¿Cuántos caerán en sus redes?
Conclusión: El futuro no está escrito. Son dos estrategias distintas, aunque complementarias, que convergen en el mismo fin. En el camino pugnarán por el poder, pero volverán a sumar cuando convenga. El nuevo proceso secesionista está en marcha en una España debilitada por los estragos del social-comunismo sanchista, en una Europa en guerra, en un mundo en crisis por la hegemonía planetaria.
En 40 años el independentismo se ha “normalizado”. En las dos últimas décadas del siglo XX el nacionalismo ha maniobrado con habilidad en España. En las dos primeras décadas del siglo XXI, el nacionalismo ha luchado contra España, y en la nueva etapa que se abre, el nacionalismo aspira a lograr sus fines con España, cuando Sánchez u otro autorice el referéndum que piden entraremos, si no se remedia, en una nueva etapa sin retorno.
Wesly
Muy de acuerdo con lo dicho en el artículo. La solución es poner fin definitivamente a la política de apaciguamiento, hacer mucha pedagogía (lo más antidemocratico es incumplir las leyes aprobadas democraticamente, como la Constitución, votada favorablemente por más del 90 % de los votantes catalanes) y aplicar con decisión (y prudencia) el mandato que la Constitución adjudica al gobierno: Cumplir y hacer cumplir la ley.