Albert Rivera ha puesto hoy fin a su carrera política como la empezó, con humildad, con la frescura y la ambición del muchacho que cree sinceramente que se puede cambiar la realidad. El mérito de Rivera es indiscutible: desde la nada supo liderar un nuevo proyecto político que recuperó valores casi olvidados y vino a despertar de su letargo a los partidos tradicionales. Un proyecto que convirtió la lucha contra la corrupción y el combate del nacionalismo disgregador en las principales banderas de su programa.
La debacle electoral de Ciudadanos es sin duda el resultado de graves errores de apreciación estratégica a los que no es ajeno su hasta hoy líder indiscutido. Y es por ello mismo, por asumir el fracaso sin dilación, en primera persona y sin buscar excusas ni esconder la derrota, por lo que hemos de agradecer a Albert Rivera que su último servicio prestado a la política haya significado una reivindicación en toda regla de la coherencia y de la honestidad, y eleve el listón de lo que debiera exigirse en circunstancias parecidas a todos los dirigentes políticos.
Rivera abandona la política dando una lección de congruencia. Sus palabras de despedida son además el mejor compendio de lo que ha representado Ciudadanos en estos años, y una guía de cómo recuperar el espíritu que el partido abandonó tras las elecciones del 28 de abril y que debe volver a orientar sus próximas decisiones.
Opción reformista y de centro liberla
España no se puede permitir el lujo de abandonar a su suerte a la única opción nítidamente reformista y de centro liberal con la que contamos. Una opción que ha de fijarse como prioridad rescatar el objetivo compartido por millones de españoles, y que no es otro que el de limitar la enorme influencia de los nacionalismos en la gobernabilidad de la nación.
Ciudadanos debe resolver su crisis con rapidez, sin luchas intestinas, con transparencia y rigor democrático. De hacerlo así, recuperando las razones y argumentos que motivaron su creación, asumiendo con realismo y humildad la tarea de desandar lo andado y defendiendo los valores que les llevaron a derrotar al independentismo catalán, no tenemos duda de que el partido volverá a ocupar el papel central al que Rivera le llevó.