Opinión

Sánchez, su hermano y la flauta de Bartolo

Pedro, Califa de creyentes y el Sultán de taifas, tiene un corazón de oro, nadie lo dude. De su próvida y munificente mano llueven generosas dádivas a todo aquellos que le rinden sublime vasallaje. Por eso me indigna que existan infiele

  • Pedro Sánchez, presidente del Gobierno -

Pedro, Califa de creyentes y el Sultán de taifas, tiene un corazón de oro, nadie lo dude. De su próvida y munificente mano llueven generosas dádivas a todo aquellos que le rinden sublime vasallaje. Por eso me indigna que existan infieles que blasfemen ante el hecho de que el gobierno presidido por su Sublimidad financie con dinerico europeo la oficina musical que el hermano del intrépido Sheik del socialismo tiene en Extremadura. Ah, sí, queridos amigos, Don David Sánchez Pérez Castejón, carne de la carne de su Fluorescencia socialista, dirige el proyecto  “Ópera Joven” que, bajo el amparo y cobijo de la Diputación de Badajoz, intenta promover actividades musicales, no sabemos si será por aquello de que la gente está que trina.

Hemos sabido de ello merced a la canallesca, en este caso El Debate, porque el asunto no es cristalino como los discursos de María Jesús Montero. El acuerdo tiene una clausula de confidencialidad. Fondos de Europa, fondos públicos, fondos del cacareado Next Generation UE, quedarán ocultos cual antiguo apuntador que debajo de la concha – que me perdonen los argentinos – va ayudando a los cantantes que no se saben la letra. Se ha pillado un pago de 128.080 leuros, pero eso es ná siquiera al lado de lo que manejan desde las Europas y les dan a países que emplean esos dineros en mejorar el tejido productivo, la investigación, la educación, los programas de asistencia social u otras menudencias que no pueden ni compararse con pretender acercar la ópera al mundo rural – lo que me parece muy bien – con el proyecto de dicha oficina.

Fondos de Europa, fondos públicos, fondos del cacareado Next Generation UE, quedarán ocultos cual antiguo apuntador que debajo de la concha va ayudando a los cantantes que no se saben la letra

No nos vamos a asustar porque al hermano lo nombrasen director del asunto justo cuando Sánchez volvió a mandar y que para ocupar el cargo que tiene, dicen, ni siquiera se le pidiera que fuera músico o como mínimo supiera soplar un espantasuegras, que no hubiera un tribunal para examinar al candidato siquiera de la tabla del nueve y que el trámite se redujera a una entrevista con una diputada sociata que intuimos cordial. Sé que a nadie indigna mucho a estas alturas del partido cosas como esta que, al lado de asuntos tan graves como el Sahara, Hamas, el control del estado por parte del ejecutivo o pactar con golpistas, pueden parecer irrisorias. Pero servidor ama profundamente la ópera y durante toda mi vida he sentido un vínculo emocional e intelectual vivísimo respecto a ella, llegando incluso a cantar en el Coro del Liceu como refuerzo o a hacer mis pinitos como tenor. Y me duele que se hable de llevar la ópera al campo cuando lo que se debería hacer es construir teatros de ópera a punta pala como en Alemania. Me indigna que la música esté considerada asignatura menor en los grandes planes educativos de nuestras luminarias políticas. Me hiere que existan tantos músicos que tienen que trabajar de lo que sea, porque no pueden ganarse la vida de lo suyo al ser insignificante el número de orquestas en España, unas 27 orquestas sinfónicas, más o menos; en Alemania hay más de 300. Con la ópera sucede igual. Si yo tuviera la creencia de que lo del hermanito iba a servir de algo no duden que aplaudiría a rabiar como cuando escuchaba cantar a Don Alfredo Kraus Pourquoi me reveiller o cuando lloraba con la Mimí de Doña Montserrat Caballé. Yo estaría dispuesto a trabajar gratis en la organización de una Semiramide, de un Turandot, de un Sigfrid o de un Elisir d’Amore en cualquier pueblo, en cualquier lugar de nuestra España porque la música es el lenguaje más universal que se conoce.

Me duele que se hable de llevar la ópera al campo cuando lo que se debería hacer es construir teatros de ópera a punta pala como en Alemania

El más bello, el que todos entendemos. Me temo que no será así porque, como en el aria de Werther que citaba a propósito del Maestro Kraus, Viendra le voyageur se souvenant de ma gloire première et ses yeux vainement chercheront ma splendeur. Ils ne trouverant pas. Que deuil et que misère ! Hélas !

Para este gobierno, en materia musical, solo existe el coro de los agradecidos y la flauta de Bartolo.

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