Con los datos de recuentro aún frescos, ya podemos afirmar que los ciudadanos vascos y gallegos han hablado con claridad: han mandado un mensaje inequívoco al gobierno de PSOE y Podemos, impugnando su gestión y reduciendo a ambos a su mínima expresión parlamentaria, expulsando incluso a las mareas podemitas del Parlamento gallego a pesar de la presencia estelar de su representante Yolanda Díaz en el Gobierno de España.
Si Sánchez e Iglesias buscaban un veredicto sobre su gestión más allá de las pociones mágicas a medida de Tezanos ya lo tienen, y no es halagüeño para el tiempo que les queda de gestión en La Moncloa. Pero la noche tiene más lecturas interesantes, vayamos con ellas:
Las opciones moderadas triunfan
Tanto PP en Galicia como PNV en Euskadi representan opciones centrales, centradas y moderadas. Alejadas de ruidos, marcianadas, fuegos de artificio y más pegadas a la gestión que a los grandes relatos fantasmagóricos. En definitiva, el triunfo de dos partidos de gobierno que se dedican a hacer política, no a vender burras cojas. No es mala noticia.
La izquierda “española”, abducida por los nacionalismos
Continúa el trasvase de votos de las izquierdas jacobinas (si es que queda algo de eso) hacia los nacionalismos periféricos, y lo cierto es que tiene bastante sentido, ya que han sido PSOE y Podemos los que han otorgado carta de naturaleza y legitimidad a estas fuerzas políticas señalándolas como interlocutores prioritarios, como en el caso de EH Bildu.
PSOE y Podemos se han afanado por presentar a PNV y Bildu como los grandes conseguidores de beneficios contantes y sonantes para los ciudadanos vascos. El resultado es evidente, la gente ha decidido votarles directamente a la espera de mayores dádivas
Podemos se despeña
Lo de Podemos tiene mucho mérito; no solamente no ha conseguido rentabilizar su presencia en el Gobierno de España, sino que además sus votantes les han castigado por ello pasándose en masa al BNG en Galicia y a Bildu en Euskadi, convirtiendo al partido de Iglesias en lo que nunca ha dejado de ser, un proyecto político esencialmente madrileño y elitista.
Mucho va a tener que reflexionar Podemos, pero en estos momentos su proyecto político de carácter nacionalpopulista parece abocado a una estruendosa implosión si siguen formando parte del Gobierno Sánchez... y si no, también.
Sánchez abandona a su suerte socialistas vascos y gallegos
Cualquier observador mínimamente independiente se habrá dado cuenta de que la presencia de Sánchez en Euskadi y Galicia no ha pasado de ser testimonial durante la campaña. Sánchez no se ha fajado precisamente en estas elecciones, no ha querido contaminar su imagen imperial apoyando dos candidatos que como Caballero y Mendía, aparecían desde el principio de la campaña como las víctimas propiciatorias perfectas ante la pujanza de populares en Galicia y nacionalistas en Euskadi.
Como demostró el chusco episodio del avión que misteriosamente no despegaba (ja!) e impidió al presidente del Gobierno participar en el cierre de campaña gallego, Sánchez no paga leales.
Casado espera y sonríe
Pablo Casado sale nítidamente reforzado, su partido ha ganado con claridad en Galicia y ha salvado los muebles in extremis en Euskadi, remontando los resultados que le otorgaban todas las encuestas al comienzo de la campaña. Solo le ha faltado para que la noche fuera completa que Vox no hubiera entrado en el Parlamento vasco.
Y quédense con una frase, la victoria de Feijóo es la victoria de Casado.