Opinión

Sánchez las pasa moradas

¿Es Sánchez un gallina? ¿Cunde la cobardía a su antojo por los despachos de La Moncloa? A tal ínfimo nivel ha quedado reducido el debate político en el seno del Ejecutivo

  • Pedro Sánchez e Irene Montero en una imagen de archivo

¿Es Sánchez un cobardón? El debate en el seno del Ejecutivo planea por niveles muy bajos. ¿Pedrito el Hermoso es Pedrito el Blandengue? La sombra del miedo se expande por los pasillos de La Moncloa y, como en el cuento de Cortázar, asedia ya al despacho presidencial. El podemismo está encabritado, prueba de su decrepitud creciente y muestra sus garras como Bette Davis en Eva al desnudo. Ajústense los cinturones.

Fue el legislador Carondas quien propuso una alternativa a la pena de muerte a los desertores del campo de batalla, recuerda Montaigne. Ordenó que esa manga de cobardes permanecieran sentados tres días en la plaza pública, con ropa de mujer, para recuperar así su honra y su valor. A Corondas hoy lo lapidarían en esa misma plaza pública las hordas woke, por sus bromas con el travestismo y su insolencia patriarcal. A Sánchez lo apedrean sus socios de la banda del empastre. Lo acusan de gallina, de pusilánime, de acollonadito. "Le tiemblan las piernas", repite Ione Belarra, con esa insípida incorrección de quien apenas ha visitado una biblioteca.

El sanchismo nació con el 'no es no' y está a punto de fenecer con el 'sí es sí', tal y como se recordaba en La noche de Dieter. En las últimas semanas han proliferado feroces disputas entre los dos socios del Ejecutivo. Los tanques a Ucrania, el tope a los alquileres, el alanceamiento de Juan Roig y hasta la ley de defensa animal han sido excusas para las trompadas. Lilith Verstrynge, en un vídeo atolondrado, tachaba de 'maltratador' (de animalillos) al presidente y lo igualaba a Abascal. Pasaron luego de las palabras a los hechos. Ni un solo ministro morado se enroló en la triste visita a Rabat, en la que Mohamed VI apenas tuvo piedad de sus anfitriones. Albares ridiculizado; Sánchez, despreciado y España, quizás a alguien le importe, humillada.

La chapuza del sí es sí ha derivado en vendaval con visos de cataclismo. El angustiado cesarín del progreso ha debido mudar su estrategia. Frenazo y a plegar velas. "Virad en redondo presto, atrás, a contratiempo", como entonaba el pequeño de los Ferlosio. La ley prometeica en defensa de la mujer, impulsada por el gobierno más feminista de la historia, se envía al desguace y se borra su rastro delator. La demoscopia no miente. La barcaza socialista zozobra. Hay que pasar a la acción. La titular de Justicia, Pilar Llop, muy demediada, apenas logra hacerse entender por las huestes fanatizadas de Irene Montero, incapaces de distinguir el Código Penal de un reality de telecinco. Quieren a Rocío Carrasco al frente del Supremo.

Los 800 asesores de La Moncloa han desplegado su teoría de las cinco 'ción', esto es, las razones por las que hay que frenar el experimento morado y mandar la corrosiva historieta del sí-sí-sí a tomar viento fresco.

-Penalización: La alarma social crece. Seguirá el flujo de violadores y pederastas. Alguno, reincidirá salvajemente. Es un escándalo que sacude en todos los sectores sociales, al margen colores políticos o estamentos sociales.

-Rectificación: No hay tiempo para contemplaciones. La cita electoral de mayo se echa encima. Moncloa da de plazo hasta el martes para que la reforma llegue al pleno del Congreso el 14 de este mes, día de los enamorados.

-Confrontación: El pulso subirá de tono. Es lo previsto. Irene Montero se la juega. Necesita bronca y ruido. Mucho teatro. Seguirá con la palinodia de los jueces son fachas y la norma es divina.

-Imposición: Sánchez ordena y manda. No está para bromas. Ya ha dado el puñetazo en la mesa. Todo el mundo sabe lo que arriesga. Esta batalla no la puede perder.

Coalición: No habrá crisis de Gobierno. Los cuadros de Podemos ya le han dicho a Iglesias que con sus sillones y sus sueldos no se juega. Mucho que perder. No hay riesgo de fractura en la coalición. Al menos hasta después de las municipales.

Parece un desafío pero es un réquiem. De su ley. Y quizás de Irene Montero, que emerge agujereada y amortizada de esta crisis

Poco le preocupa al Ejecutivo, y a los partidos que lo sustentan, el bienestar de la mujer. Lo que está en juego es el voto feminista, ese espacio hasta ahora compartido y que ha saltado en mil pedazos. Los morados pretenden blindar su nicho, para que no entren ni las Camen Calvo ni las Yolanda Diaz. En un rasgo de desafío al PSOE, las Ireneas han convocado para este domingo un acto en defensa su ley. Parece un desafío pero es un réquiem. De su ley. Y quizás de la propia Montero pequeña, que emerge agujereada y amortizada de esta crisis.

A Sánchez le tiemblan las piernas, en efecto. No por temor a Podemos, un sumiso lazarillo, dependiente de las dádivas de su señor. Le quita el sueño el brusco cambio de guion con el que ha entrado en el año. Todo iba a ser suave y venturoso. El salario mínimo, la subida de las pensiones, el sueldo de los funcionarios...esa orgía de gasto que le iba a llevar en palmitas hasta la cita de mayo. Todo se ha tornado oscuro, incierto, casi desesperado. El Tribunal Europeo ha dejado en cueros el trampeo de la sedición y la malversación. La cumbre con Mohamed se tornó un trágala apestoso. Los datos del paro, estremecen. La subida de las hipotecas tumba economías familiares. Los autónomos han sufrido otro empujón irremediable hacia el abismo. El sí es sí prosigue con su imparable goteo de malvivientes a costa de Pedro Sánchez y su pandilla estiércol. "Empezaron por engañarnos y terminan por hartarnos. Esto les perderá". Joubert.

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