En el marco de la Operación Volhov, en la que han sido detenidas veintiuna personas por orden del juez Vendrell, se han podido conocer las opiniones que los separatistas implicados tienen acerca de sus correligionarios. Quien fuera conseller de Esquerra en épocas del Tripartito y militante de Terra Lliure, Xavier Vendrell, aseguraba que Puigdemont había insistido en investir a Sánchez aunque fuese a cambio de nada. “Si lo llegan a saber los suyos, lo matan”, dijo. Vendrell está considerado, presuntamente, responsable de organizar los actos vandálicos de Tsunami Democràtic que, entre otros, colapsaron el aeropuerto de El Prat-Josep Tarradellas con incontables destrozos, daños a personas y cierre de las instalaciones. También se le presume ser, junto con otros, el nexo de unión con la conexión rusa de la que hablaba en mi artículo de ayer.
Tanto Vendrell como Madí, en conversaciones conocidas por el juez, coincidirían en considerar al de Waterloo como un “desequilibrado”, utilizando además la palabra “subnormal” como epíteto ofensivo contra otros dirigentes como Junqueras o Torra. Sería presuntamente por la mala opinión que ambos tienen del expresident que cuando este fue inhabilitado ni los CDR ni el Tsunami organizaron actos de protesta a gran escala. De los exabruptos tampoco se libran Podemos o PSOE: “A esos hijos de puta hay que darles de hostias y apuntar los cañones sobre la cabeza de estos mamones, para que les dispare todo Dios si no conceden la amnistía”, habría dicho Vendrell. Se confirma así un extremo que venimos advirtiendo hace tiempo. El separatismo se encuentra dividido en dos partes: la de quienes seguir practicando el juego pujolista de la puta i la ramoneta con Sánchez para sacar todo lo que puedan y, por el contrario, la de quienes desean otro 1-O, pero esta vez llegando hasta sus últimas consecuencias. Es decir, una insurrección armada con enfrentamiento y derramamiento de sangre.
De hecho, uno de los argumentos que más se escuchan en el mundo estelado últimamente es que Puigdemont no tuvo collons cuando Putin le ofreció ayuda, que proclamó la república para dejarla en el limbo
Si insalvable parece la brecha entre quienes quieren romper la Constitución y los constitucionalistas, no menos terrible es esta segunda división. De hecho, uno de los argumentos que más se escuchan en el mundo estelado últimamente es que Puigdemont no tuvo collons cuando Putin le ofreció ayuda, que proclamó la república para dejarla en el limbo, que Torra ha hablado mucho pero ha hecho poco y que la independencia o la trae el poble o si la dejan en manos de los políticos no llegará. Los radicales se ha radicalizado mucho más.
En el caso de personajes como Vendrell, con tantas sombras en su pasado, esto no parecería extraño ni singular. Ahora bien, David Madí es otra cosa. Ha sido el hombre de confianza que Mas utilizaba como puente con el Ibex. Para entendernos, Madi, nieto de Joan Baptista Cendrós, burgués catalanista, millonario y propietario entre otras empresas de la que producía el conocido masaje Floyd, es un niño bien catalán de manual. Con sus propias empresas, Nubul Consulting, Sloop Inversions, Batten Inversions, Comtria Inversions o Iki CATT XXI se movió siempre en el terreno de la especulación en el terreno de las inversiones. Pero es que, además, ha sido asesor de Deloitte, presidente del consejo asesor de Endesa, vicepresidente senior del grupo APPLUS+, asesor de Telefónica, ha formado parte de instituciones como el Teatre Nacional de Catalunya, el Liceo, el Palau dela Música, el Orfeó Català, el Museo Picasso, el Foment del Treball; en fin, no es un piernas cualquiera. No es un chaval de barrio con odio social. Es un burgués hecho y derecho con las más sólidas relaciones entre las élites empresariales españolas. ¿Qué pinta, entonces, juntándose con el Tsunami? ¿Qué tienen que decir sus socios, amigos o exjefes? ¿Era un topo radical infiltrado en las altas esferas? ¿Era un topo de las altas esferas infiltrado en el radicalismo? O a lo mejor…
A lo mejor, lo más práctico sería preguntarle directamente a la gente del Ibex, a ver si nos enteramos de una puñetera vez a qué carajo está jugando esta tropa. Para ir abreviando y para no dejar solo a Pelomocho en el calificativo.