Cuando la he leído, me ha costado creer esta noticia: primero fueron 16 y ya son hasta 30 los alcaldes catalanes unidos para exigir al presidente de la Generalitat, Quim Torra, que permita de una vez a la Unidad Militar de Emergencia (UME), esos a quienes el independentismo catalán llama con desdén El Ejército, desinfectar las residencias de ancianos que hay en sus municipios a fin de evitar evitar más contagio y muerte del padecido por la crisis del coronavirus.
Me deja atónito en un doble sentido. Primero, asquea que haya alguien lo suficientemente mezquino, sectario y desalmado como para ver en los ancianos una suerte de rehenes en su conflicto identitario con España; y segundo, más alarmante si cabe... que la ministra de Defensa, Margarita Robles, lo permita; que no haya ordenado ipso facto esa desinfección, se ponga Torra como se ponga. Aunque quienes lo pidan sean "solo" alcaldes del PSC en el Baix Llobregat, que dice la Generalitat.
Torra, su antecesor Carles Puigdemont y todos aquellos embarcados en una huida hacia adelante con pinta de quedar para la Enciclopedia Británica en mucho menos de lo que ellos creen no deberían olvidar que hasta en la guerra hay una regla básica: no usar inocentes. Y los ancianos lo son. Y el Gobierno de 47 millones de españoles con los poderes especiales que le otorga el estado de alarma debería saber que no puede especular políticamente con el asunto acaso para no incomodar a sus socios parlamentarios de ERC aquí (Congreso) que también lo son de Torra allí (Generalitat).
▶️ Vull agrair al president del govern espanyol que hagi escoltat finalment les demandes de Catalunya. Ara cal intensificar el suport al sistema de salut i als serveis d’emergències i de protecció civil per guanyar aquesta lluita compartida per l’esperança i la vida #Covid19 pic.twitter.com/cszggZsDFn
— Quim Torra i Pla (@QuimTorraiPla) March 28, 2020
Antes de esas palabras, aparentemente elogiosas para Pedro Sánchez, el Mol Honorable se hartó de airear, de forma absolutamente desleal, fuera de nuestras fronteras sus desavenencias con él a cuenta del confinamiento total finalmente decidido en toda España. Bueno, pues ya tiene el confinamiento... tranquilos que ahora, seguro, se liará a cuenta de las residencias.
Porque el motivo es lo de menos. Trata de mantener viva la llama de la reivindicación de la República Catalana en contra de la mitad de la población que reside en la autonomía catalana; de otra manera, todo su relato quedaría sepultado por el drama que están viviendo y van a vivir España y el resto de la humanidad por un largo tiempo, me temo.
Ese es su problema. ¿Quién va a querer hablar de la mesa de negociación "bilateral" entre gobiernos cuando hayamos enterrado a los 10.000/12.000 muertos que nos va a dejar esta catástrofe? ¿Y del relator? ¿Alguien volverá a hablar del relator, esa figura que el independentismo quiere imponer al Gobierno?
Rufián y las banderas
Yo, por mi parte, no pienso emplear ni un solo minuto ni una sola pregunta al presidente o a quien sea, para interesarme por un tema que solo ocupa tiempo en tanto que el Gobierno depende del voto de una ERC que ahora va a tener otros dramas catalanes de los que ocuparse, los miles de parados y de empresas y vidas rotas que va a dejar el Covid-19; estos sí son problemas de verdad, que como diría Gabriel Rufián "las banderas ni alimenta ni curan".
Es más, creo que si todo esto pasa, y políticos y medios de comunicación volvemos a las andadas, a las ruedas de prensa interminables sobre la mesa de diálogo, el procés interminable y la agenda de Puigdemont, la sociedad española desconectará de nosotros; también la catalana, que junto a la madrileña está siendo golpeada sobremanera por el virus... Y nos lo mereceremos.