Opinión

Triunfo rotundo de Aldama en su primer recital

Comenzó Aldama por una recreación del último acto de “Don Giovanni”, reconvirtiéndolo en un aria de belcantismo delicado emanado de su gentil métrica y prosa

  • Imagen publicada por El Mundo

La afición esperaba anhelante el primer concierto de Victor de Aldama y no defraudó, aunque según declaraba minutos antes a la Agencia Efe de Fake se reserva los temas más importantes para próximos recitales. Cuando en los ensayos previos entonó el “Adiós a la vida”, motivado por un interno que lo amenazó, todos sabíamos que la ocasión sería fabulosa. Ya sabemos que dicha aria en realidad se titula “E Lucevan le Stelle”, pero la escena pinta igual: a Cavaradossi lo acaban fusilando y Tosca salta por el parapeto del Castello di Sant Angello. En el gobierno se intuyen próximos saltos más funestos.

Comenzó Aldama por una recreación del último acto de “Don Giovanni”, reconvirtiéndolo en un aria de belcantismo delicado emanado de su gentil métrica y prosa. Recuerden: se trata de la cena que Don Giovanni ha preparado para el difunto y tremebundo Comendador. Con unos efectos vocales increíbles, ora usando el smorzando cuando le convenía, ora un fortísimo con gran brío, empapado de morbideza, empleó el tenor un fraseo elegantísimo para cantar la cena que el protagonista planificó, todo presuntamente, para Delcy y Sánchez junto a algunos secundarios como Illa, Ribera y Montero.

Cuando aparece de la tumba el Comendador, en este caso vestido con toga y puñetas, escuchamos la lúgubre voz que entona “A cenar teco, m’invitasti e son venuto”. Ahí echamos en falta la segunda voz que hace Illa como criado del crápula Don Giovanni cuando entona amedrentado debajo de la mesa de presidente de la generalidad “Ah padron, ah padron, siam tutti mort”. Por eso es muy de agradecer que Su Señoría Don Ismael Moreno , a la sazón juez del Caso Koldo por presunta corrupción de determinados personajes del PSOE y aficionado al bel canto, interpretase el papel del Comendador instando al arrepentimiento del pecador.

Todavía resonaban las terribles palabras del convidado de piedra, “¡Pentiti, cangia vita, é l’último momento!” cuando, tras una ovación apoteósica, Aldama cambió de registro vocal pasando al de barítono para entonar el aria de Fígaro de “el Barbero de Sevilla”, que en este caso mudó por “El enjuagador de Ferraz”. Bien podía afirmar que era “El factótum de la citta”, agobiado porque todo el mundo le pedía cosas, asunto del que tomó buena nota el apuntador judicial que no perdía ripio.

Con los compases alegres y joviales compuestos por Rossini y la letra adaptada por Aldama supimos com presunción de inocencia que Ábalos, Koldo y él mismo subieron al avión de Delcy, que Marlaska organizó una zona segura para que Delcy pudiera trasladarse, que Sánchez le agradeció a Aldama sus gestiones, que le entregó un sobre con quince mil euros a Santos Cerdán a través de Koldo, en fin, una aria extensa, de difícil tesitura porque implica estar siempre por encima del La natural rozando el Do de pecho.

Ni que decir tiene que esta nueva muestra de virtuosismo – solo la Divina Callas hizo algo similar cantando la Rosina de “El Barbero” en versión de soprano ligera y la Brunilda en La Valquiria - provocó las delicias del respetable. Debido a las características vocales del intérprete, al color – rojo – de su voz, su squillo agudísimo, vibrante, capaz de resonar desde la Sala de Justicia hasta La Moncloa y desde Madrid a toda Europa, se contempla que organice un segundo recital judicial en el que interpretaría el Fausto de Gounod.

Ya saben, el doctor creado por Goethe que vendió su alma a Mefistófeles a cambio de la eterna juventud. Ignoramos si la famosa aria de Margarita “Ah!, je ris de me voir si belle en ce miroir!”, que muchos conocerán porque la canta siempre en los cómics de Tintín Bianca Castafiore, sería interpretada por Begoña Gómez. Sería la pura delicia.

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