Opinión

Respuesta a la ministra Irene Montero: ¿qué es ser hombre?

Yo no soy mujer, ni pretendo serlo, pero sí soy hombre sin pretenderlo. Por ello le tomo a Irene Montero el guante que ha lanzado y le presento el reverso tenebroso de su discurso

Hace unos días, Irene Montero, en una sesión de control en el Congreso decidió ponerse de nuevo su disfraz de girl scout para contarnos otra de sus infumables historias de terror. Esta vez el charosplaining de la ministra trataba de explicar lo que significa “ser mujer” a dos seres asexuados que se intentaban hacer pasar por hembras humanas. Impostoras. Ahora, gracias a Irene, todos sabemos que esos seres con forma de mujeres que militan en Vox son en realidad réplicas cultivadas en vainas sin procedencia verificable.

Irene Montero ha pasado de repartir carnets de feminista a repartir carnets que certifican tu identidad femenina. Unos carnets que parece que se va a tener que comer con patatas después de escuchar la aterradora soflama sobre lo que significa pertenecer al club de las mujeres. Y es que para nuestra Reina Charo ser mujer significa más riesgo de pobreza, más riesgo de exclusión social, más riesgo de sufrir violencias (así en general…), más riesgo de cobrar menos por el mismo trabajo, más riesgo de asumir todos los cuidados y más riesgo de no poder desarrollar sus proyectos vitales porque tienen que dedicarse a otras tareas que a los hombres no nos da la gana hacer. Malditos hombres. Finalmente remarcó que ser mujer es ser consciente de que una sociedad feminista es mejor que una sociedad no feminista.

Simon de Beauvoir escribió en su 'Segundo sexo' que no se nace mujer, sino que se llega a serlo, 70 años después ya sabemos que quien arbitra las oposiciones a esta maltratada categoría es nuestra ministra Montero. Ahora sólo falta que nos explique a todos que hay que hacer con las impostoras que se hacen pasar por mujeres, todas esas que no se identifican con esos parámetros sesgados y victimistas, aquellas farsantes que no ponderan las diferencias estadísticas colectivas con los hombres como máximo exponente de su identidad, aquellas que desprecian el insoportable paternalismo de nuestro feminismo institucional, todas esas que viven alienadas, en complicidad con el enemigo opresor, y cuya existencia es de necesidad para la supervivencia del terrible patriarcado en el que vivimos. ¿Qué hacemos con las farsantes, Irene?.

La realidad es que es una contradicción en sí misma que una persona que dirige una cartera ministerial como Irene Montero nos intente convencer sobre lo terrible que es pertenecer a una clase como la suya. Del mismo modo que es una paradoja que una sociedad terriblemente machista y patriarcal ponga en semejante posición de poder a una señora como Irene Montero para que invierta su tiempo en intentar destruirla. Uno pensaría que lo lógico en una sociedad que desprecia a las mujeres sería preocuparse por los problemas que afectan desproporcionadamente a los hombres, y que considerase los problemas femeninos como cuestiones secundarias. La lógica nunca ha sido amiga de la ideología, para entender a Irene Montero se necesita fe.

Yo no soy mujer, ni pretendo serlo, pero sí soy hombre sin pretenderlo. Por ello le tomo a Irene Montero el guante que ha lanzado y le presento el reverso tenebroso de su discurso, la parte que nos toca a los varones y de la que su Ministerio, que dice dedicarse a la igualdad, decide no hacerse cargo. Sería algo así:

“Usted me decía: ¿qué es ser hombre? Pues mire, para una persona que cree en la igualdad entre hombres y mujeres, ser hombres puede significar más riesgo de sinhogarismo; más riesgo de caer en alcoholismos y toxicomanías; más riesgo de fracaso escolar; más riesgo de cometer suicidio; más riesgo de ser víctimas de agresiones y homicidios; más riesgo de ser condenado más tiempo por el mismo tipo de delitos; más riesgo de sufrir accidentes laborales ya que hacen los trabajos más arriesgados de los que las mujeres no se hacen cargo en igualdad de condiciones; más riesgo de ser las víctimas mortales en los conflictos militares. Ser partidario por la igualdad entre hombres y mujeres es saber que una sociedad igualitaria es una sociedad mejor para las mujeres y también para los hombres… Lo que me pregunto es: ¿qué es para ustedes ser hombre? Porque como ustedes dicen que la “perspectiva de género” busca la igualdad entre hombres y mujeres, me pregunto por qué ignora todos los parámetros que acabo de mencionar. Me pregunto qué es para ustedes ser hombre. ¿Cómo se explican que de las personas que tienen que vivir en la calle un 84% de ellas sean hombres? ¿Cómo se explican ustedes la brecha penal que hay entre los dos géneros? ¿Cómo se explican ustedes los suicidios masculinos? ¿Cómo se explican que sean las víctimas del 70% de los homicidios a nivel global? Si para ustedes ser hombre no es todas esas cosas, me pregunto qué significa para ustedes ser hombre. ¿Se imagina que para los hombres en España y en el mundo, ser hombre fuese lo que yo le he dicho? Que ser hombre se limitase a saber que tienes más riesgo de cometer suicidio, de ser víctima de agresiones y homicidios, a saber que tienes más riesgo de quedarte en la calle, a saber que te van a juzgar de forma más severa, y que vas a tener a un Ministerio de Charos a las que pagas con tus impuestos para que se pasen los días perpetrando políticas que te van a discriminar por lo que te cuelga entre las piernas. Si eso fuese ser hombre para la mayoría de nosotros, usted no ocuparía el lugar que ocupa ahora mismo. Porque ustedes, desde vuestro Ministerio de Charos, mal llamado “Ministerio de Igualdad”, ignoran deliberadamente todas esas discriminaciones que son la realidad cotidiana de los hombres en nuestro país. Pero los hombres aguantan en silencio sus abusos y desprecios. Por lo visto, ser hombre tiene más que ver con la resiliencia que con el victimismo.”

Puedes ver los vídeos de Un Tío Blanco Hetero (Sergio Candanedo) en: https://www.youtube.com/channel/UCW3iqZr2cQFYKdO9Kpa97Yw

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli