Telefónica se ha sacado un as de la manga que pocos esperaban. Ha anunciado el encendido de su red 5G y la inminente llegada de tarifas para particulares y empresas. Un 75% de los españoles podrá conectarse a las redes de nueva generación del operador antes de que acabe el año.
La compañía dirigida por José María Álvarez-Pallete ha desvelado sus intenciones después de que Vodafone hiciera lo propio en junio del año pasado, y de que Orange anunciara hace un mes el lanzamiento de su 5G comercial en cinco ciudades españolas precisamente para este mismo mes de septiembre.
Una carrera, la del 5G, en la que ya están inmersos los tres mayores operadores del país, pero que poco aportará, de momento, al usuario final. Esto se debe a varios motivos, entre los que destacan, por este orden, la ausencia de servicios, el tipo de protocolo 5G que se utiliza y los teléfonos móviles.
Casi por primera vez en la historia de las comunicaciones inalámbricas las aplicaciones parecen ir por detrás de la capacidad de la red. Hay más velocidad que ideas
Ausencia de servicios
Para que una tecnología, un nuevo estándar de telecomunicaciones tenga sentido y se utilice, es necesario un ecosistema de servicios que le dé valor, sentido. Una necesidad.
Pensemos en el 4G. La velocidad de conexión del estandar más extendido en la actualidad permite descargar o ver en streaming películas de Netflix o HBO, conectarnos a gran velocidad a comercios electrónicos como Amazon, eBay o Aliexpress o escuchar música en alta calidad en plataformas como Spotify, Tidal o Deezer.
La adaptación del usuario al 4G fue natural porque el universo de servicios que se beneficiaría del incremento de velocidad en las conexiones ya existía. Había necesidades que el 4G cubrió de forma efectiva. No es el caso del 5G. Casi por primera vez en la historia de las comunicaciones inalámbricas las aplicaciones parecen ir por detrás de la capacidad de la red. Hay más velocidad que ideas. No hay nada en el universo de servicios existente que no pueda hacer el 4G; ¿para qué contratar una tarifa 5G si no hay nada diferencial respecto a 4G?
Corea, uno de los países donde el 5G ya está más o menos consolidado y crece a buen ritmo sí cuenta con un paquete de aplicaciones y servicios que no funcionarían sin las redes 5G. Han generado una necesidad en el usuario, la clave del éxito de cualquier tecnología.
El protocolo 5G
Los operadores trabajan ahora bajo un estándar 5G que no es el puro, no es el que será definitivo. Se conoce como Non Stand Alone (NSA), en castellano "no independiente". Es un protocolo que utiliza 4G y 5G para ofrecer el servicio, que en ningún caso tendrá el mismo potencial que el protocolo final, conocido como Stand Alone (SA).
El protocolo SA no llegará en España hasta que se subasten todas las bandas de frecuencia sobre las que viajará el 5G. En la actualidad Vodafone ofrece servicio sobre la frecuencia de 3,5 Ghz, la única ya licenciada, y sobre la que también lo hará Telefónica. Aún está pendiente la subasta de la banda de los 700 MHz, capital para la plenitud del 5G. La ministra de Economía, Nadia Calviño, estableció el pasado mes de junio una nueva fecha para la subasta -se vio frenada por el coronavirus-. Se realizará durante el primer trimestre de 2021. Hasta entonces no se ofrecerá al cliente todo el potencial del 5G.
Las aplicaciones que a futuro se antojan completamente dependientes del 5G son el coche autónomo y la telemedicina. La baja latencia de este estándar -el tiempo que pasa desde que damos una orden hasta que se ejecuta- es la gran baza para el éxito de estos servicios.
En el caso del usuario final, Telefónica explica cómo el 5G cambiará la forma de ver, por ejemplo, una reproducción deportiva: podremos elegir qué cámaras ver y cuáles no, hacerlo a muy alta definición, en tiempo real y modificando la producción del programa a nuestro gusto. Nuevamente, la tecnología 5G lo permite, pero de momento no existen este tipo de servicios.
Los teléfonos móviles 5G
Son muchos los fabricantes que ya han lanzado terminales compatibles con las redes de nueva generación, pero como sucede con el protocolo, no en toda la dimensión que serán capaces de ofrecer.
La mayoría son compatibles con las redes Non Stand Alone, pero no con las Stand Alone. Esto no es un problema ahora -como hemos comentado los servicios 5G para el usuario final brillan por su ausencia-. El problema se producirá cuando el paquete de servicios disponibles sea interesante pero el teléfono no soporte Stand Alone. Este protocolo será necesario para su ejecución. No habrá más remedio que comprar un nuevo equipo compatible con SA.
La carrera por el 5G en España -y en muchos otros países- tiene para los operadores un componente de marketing muy superior al que otorga la realidad. Así las cosas, el encendido del 5G permite a los operadores realizar pruebas reales para evitar problemas futuros, ofrecer un servicio más eficiente que la competencia y experimentar con nuevos productos basados en las nuevas redes de telecomunicaciones.