La corrupción sacude de lleno al bloque secesionista. Una marea intensa, un molesto reflujo que ha producido tensiones en las últimas horas. El independentismo más extremo ha reaccionado con indignación contra la posible investidura de Jordi Turull como futuro presidente de la Generalitat. "Es el candidato del tres por ciento", claman en las redes, con un furor desmesurado.
La CUP ya ha anunciado su abstención. No por el candidato sino por el proyecto, puntualizan. Los antisistema pretenden la república, ya. Exigen a JxCat y ERC una propuesta más comprometida con el 'procés', ya fenecido y enterrado. Roger Torrent desvelará este miércoles la fórmula que permita salir del laberinto institucional que tiene paralizada a Cataluña desde el 21D.
Pleno en Jueves Santo
Un pleno de investidura en Semana Santa (votaciones en Martes y Jueves Santo, posiblemente) parece la fórmula más adecuada. Permitirá así que las dos fuerzas mayoritarias del secesionismo cortejen a la CUP para lograr sus cuatro escaños. No parece tarea fácil. Puigdemont y Anna Gabriel hablaron sobre el particular en su encuentro privado en Ginebra. Poco ha trascendido de esa sentada.
Las bases de la CUP detestan a Turull, un convergente de toda la vida. Más de 35 años chapoteando entre corruptos, escupen en las redes. "Es amigo de la banda de los Pujol, de Osácar (tesorero), de Artur Mas, del Palau, de Ferrovial", recuerdan en la lista particular de agravios. "Es el candidato del tres por ciento". En esto coinciden con Podemos y con Inés Arrimadas. "Es la Convergencia de la corrupción", comentaron tras conocer el paso que se va a producir en las próximas jornadas.
Los radicales no entienden la jugada. Se les engañó al prometerles una república que nunca llegó, una independencia de mentirijilla, un apoyo internacional falso, una investidura telemática de Puigdemont, una investidura presencial de Sánchez. Nada era verdad, subrayan. Tanta es la ira, que se reclama volver a la desobediencia, a la insurrección, saltarse las disposiciones del TC y proceder a restaurarle a Puigdemont su título de 'molt honorable'. "Ya basa, estamos en la humillación permanente", señalan por internet.
¿La hora de Artadi?
Caso de ser 'entronizado' al frente de la Generalitat, Turull, que pasó un mes en prisión, será un 'president' efímero, de transición. Al igual que el resto de sus compañeros de la revuelta independentista, está imputado en el Supremo. Posiblemente sea condenado por, al menos, delitos de malversación y desobediencia, lo que acarrearía su inhabilitación. Debería entonces, es decir a la vuelta de unos meses, dejar su cargo público. Y seguiría el baile, la búsqueda de otgro candidato. Quizás el momento de Elsa Artadi.
Turull fue siempre la primer opción de Puigdemont, una vez que el TC impidió la investidura telemática del prófugo de Bruselas. La intentona de promover a Jordi Sánchez fue una jugarreta más para poner en evidencia 'la represión del Estado'. Turull mutó de mano derecha de Artur Mas a mano derecha de Puigdemont. Se convirtió en el más encendido agitador del referéndum del 1-O, codo con codo con Marta Rovira, de ERC.