Elecciones Andalucía 2022

Olona y la movilización de la izquierda

El tremendismo de la candidata de Vox alimenta lo que más teme el PP: que el electorado del PSOE, Podemos, IU y 'Adelante Andalucía’ despierte en las urnas el 19 de junio del letargo que reflejan los sondeos

Macarena Olona y su antagonista hasta en términos espaciales -ubicada en la otra esquina del plató-, la candidata de Adelante Andalucía Teresa Rodríguez, brillaron en el primer debate televisado, si por tal entendemos el show que rodea siempre este tipo de eventos; o eso me pareció a mí viéndolo sin sonido y subtitulado en el estudio de Onda Madrid con mi amigo Félix Madero y más atento por ello, si cabe, a la carta de presentación que son la vestimenta, los gestos, en definitiva, el lenguaje no verbal.

Ágiles y efectistas en los puñetazos dialécticos que se propinaron entre sí y cada una al resto, otra cosa será el beneficio en votos y escaños para Vox; porque tengo claro que el tremendismo de Olona contra el “hembrismo”, “el fanatismo climático”, la inmigración irregular, y la indolencia del PP, consolidará el voto de los andaluces ya convencidos de votarla, no digo yo que no… Pero, ¿A qué precio? ¿Al precio de despertar a esa izquierda que lleva cuatro años dormida después de cuarenta de hegemonía en Andalucía?.

Vayamos por partes. Solo los periodistas, y porque nos pagan para contarlo, recordamos con precisión cinco minutos después de apagados los focos qué ha dicho cada candidato. El público, andaluz o no, se quedará siempre con las anécdotas, los zascas y demás trucos dialécticos y de imagen inherentes a un debate en el que unos pocos se juegan tanto.

Ahí, Olona y Rodríguez no tuvieron rival, máxime después de que los telespectadores de toda España hiciéramos un primer barrido visual de los planos ofrecidos por RTVE, y descubierto -porque llamó mucho la atención-, a ese menos sonriente que de costumbre presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla. Cierto que el traje le quedaba como a un modelo de anuncio de Emidio Tucci para El Corte Inglés, pero ni rastro de la sonrisa Profidén marca de la casa. Primera señal.

El presidente de la Junta de Andalucía no pudo evitar que se le transparentara ante la audiencia la incomodidad que le produce pensar en Olona en el despacho de al lado los próximos cuatro años; y eso no es necesariamente positivo para reclamar el voto útil al PP

Excesivamente tenso, hierático e impasible ante las invectivas provenientes de su derecha, actitud seguramente deliberada para no caer en las continuas provocaciones y ningunear a quien puede acabar siendo su vicepresidenta, el actual inquilino en el Palacio de San Telmo no pudo evitar que se le transparentara ante la audiencia la incomodidad que le produce pensar en tener a Olona al lado los próximos cuatro años; lo cual no es necesariamente positivo para reclamar el voto útil al PP.

Y eso que, de entrada, Moreno se vio sorprendentemente favorecido por el sincorbatismo de su más directo rival, socialista Juan Espadas, y el de su vicepresidente y ahora adversario, Juan Marín. Ambos, seguramente que por igualarse en juventud y frescura al favorito en las encuestas, parecían dos señores maduros recién llegados de la madrugá del Rocío, es decir, menos presidenciables de lo que su ejecutoria de muchos años demuestra.

Cosas de asesores, supongo, pero alguien debería decirles, sobre todo los del PSOE-A a Espadas, que eso del “orgullo rojo” al que apeló Pedro Sánchez el domingo en su mitin en Cuevas de Almanzora (Almería) no es más que un eslogan; que las elecciones se ganan copando la centralidad del escenario, no el centro -eso no existe-, y que la primera obligación de todo candidato es meterse en su papel desde que se viste. Y el del socialista este lunes era disputar a Moreno Bonilla el aura de presidenciable, cosa que no logró desde el principio en ningún momento.

Vestidas Olona de implacable fiscal del distrito presta a defendernos de una izquierda “hembrista”, y Rodríguez de mamá que acaba de dejar los niños en la playa para salir disparada a frenar al “terrorismo” de extrema derecha… ambas bordaron su papel.

Por contra, vestidas de acuerdo a sus personajes, Olona de implacable fiscal del distrito hollywoodiense presta a defender a España de una izquierda insaciable y un PP cómplice que no quiere limpiar de veras a Andalucía al tiempo de la corrupción de los EREs, y Teresa Rodríguez de mamá a la que acababan de sacar con los niños de la playa de Conil y metido, rápidamente, en un coche rumbo al estudio de RTVE para frenar al ”terrorismo” de extrema derecha en las urnas el 19 de junio… ambas, digo, bordaron su papel.

Hasta el punto, en el caso de Rodríguez, de eclipsar a la que fue mi descubrimiento de la noche, Inmaculada Nieto. La candidata de Por Andalucía, sería alguien a tener muy en cuenta si no fuera porque todo debate televisado, en el fondo, es show, y porque esa izquierda por la que ella y Nieto compiten probablemente solo tuvo ojos para esa Mariana Pineda recién salida de la playa.

Lo que llama Pedro Sánchez “el espacio que representa Yolanda Díaz¨ -y Nieto en Andalucía-, es ahora mismo un solar, cuando no un remake malo de la hilarante y mítica comedia La Vida de Brian (1979), con su división interna y sus luchas abracadabrante entre el Frente Popular de Liberación de Judea y el Frente de Liberación Popular de Judea. En la retina todavía esta el show -eso sí que fue un show-, de Izquierda Unida y Podemos, presentando fuera de plazo más allá de las doce de la noche de la fecha fijada y luego repescando candidatos morados para evitar una debacle.

Evitar ’voto útil’ al PP

No lo tienen fácil Nieto ni la izquierda en su conjunto, a tenor de los sondeos, no, pero mi olfato dice que Macarena Olona puede haberse pasado de frenada para los intereses de Vox… que no es solo impedir la mayoría absoluta del PP; lo es también que no se movilicen sus adversarios de las tres formaciones de izquierda porque, si lo hacen, el reparto de escaños de la Ley d´Hont para los de Santiago Abascal en el próximo Parlamento Andaluz también mermará y serán menos decisivos.

Puede que su intervención en el debate este lunes haya resultado muy efectiva por efectista, cual Agustina de Aragón o de Salobreña, para evitar una fuga de voto útil a última hora hacia Moreno Bonilla, pero insisto, en un sistema proporcional como el español cualquier elección se basa tanto en movilizar a los tuyos como en mantener al adversario desmovilizado, evitar darle miedo y movilizarle, que es lo que más teme el gobernante PP que ocurra ¿Lo consiguió Olona?… Lo comprobaremos el 19J

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