Manuela Carmena podría tener pronto una segunda vida política. Después de perder la alcaldía de Madrid, la exregidora ha entrado con fuerza en las quinielas del nuevo ejecutivo de Pedro Sánchez. Tras la información publicada por este diario, el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, se sumó el jueves a esa opción. Una maniobra que en los sectores de Podemos consideran pactada con La Moncloa. A la vez que fuentes socialistas confirman a Vozpópuli que “está bien visto” por Sánchez: “Pedro ve con buenos ojos ofrecerle a Carmena un ministerio”, afirman.
Carmena podría ocupar la cartera de Justicia, después de la probable salida de Dolores Delgado, cuyo nombre aparece en las investigaciones sobre el ex comisario José Manuel Villarejo. Y no se descarta que Sánchez cree un cargo ad hoc. Por ejemplo, una agencia de promoción de igualdad o feminismo. La propia Carmena, al despedirse del Consistorio, dijo que su intención era seguir en el ámbito político.
Sánchez también baraja incluir en su futuro equipo a otras figuras del ámbito de izquierdas. Fuentes socialistas apuntan a Ángel Gabilondo y también a Manuel Valls, ex primer ministro francés, que se ha acercado al PSOE tras apoyar a Ada Colau en Barcelona. Aunque según mantienen desde el entorno de Valls esa posibilidad no se contempla.
Órdago a Iglesias
La ex alcaldesa de Madrid ya trabajó con los socialistas en el País Vasco. Fue asesora del socialista Patxi López en el campo de atención a las víctimas de abusos policiales en 2011. A su lado estuvo Marta Higueras, su mano derecha y ahora aspirante lideresa del grupo de Más Madrid. Con ellas también trabajó Luis Cueto, ex coordinador de Alcaldía, que fuentes municipales asocian a un cargo en el próximo gobierno de Sánchez.
En el PSOE saben que Carmena es una figura relevante en el ámbito madrileño, que mueve muchos votos, concretamente más de 500.000 en los últimos comicios del pasado mes de abril, y que puede convertirse en un apuro para Pablo Iglesias. "El nombramiento de Carmena sería un órdago a Iglesias, para ver si es capaz de rechazar el gobierno de Sánchez", comentan algunos.
Iglesias y su entorno llevan meses alejados de Carmena. Le reprochan haber apoyado la “conjura” de Íñigo Errejón, pero se han apresurado a comentar que no pondrán vetos. Todos saben que a la cúpula morada no le agrada esa opción. Pero otra cosa es estar en condición de argumentar un rechazo.
Evitar las elecciones
El problema para Iglesias es que necesita entrar en el Ejecutivo para blindar su liderazgo. Y si bien en el partido hay voces en contra de un pacto sin ministros morados, el líder de Podemos presiona por seguir la vía del pragmatismo. Algunos dirigentes de peso le han trasladado su impresión de que ceder ante Sánchez sería “humillante”, y desde Podemos Andalucía insisten en el apoyo externo. Pero otros políticos, como Alberto Garzón, le apoyan.
El presidente en funciones comparte con Iglesias el deseo de no volver a votar. Aunque la presión a la que está sometido el líder de Podemos es mayor: sabe que una segunda campaña electoral sería perjudicial para su formación, mientras que apoyar a Sánchez sin nada a cambio, un “suicidio” político.
La encrucijada en la que se encuentran los morados --entre el mal menor o la irrelevancia-- permite asumir que Iglesias acabará convenciendo a los más reticentes de su grupo. Y de paso evitar que la inclusión de Carmena en su gobierno le estalle en su contra. Sería la segunda vez que la ex alcaldesa de Madrid le pone en un apuro. Después de haber logrado que nadie de Podemos tenga presencia en el Ayuntamiento de Madrid, ahora podría rematar su trabajo y dejarle incluso fuera del futuro ejecutivo. Este sería un golpe durísimo para el futuro del líder máximo de Podemos.
