El pasado domingo 10 de noviembre, además de celebrarse elecciones generales, el Ministerio de Sanidad en funciones cerraba el plazo para presentar alegaciones a su Plan de Genéricos y Biosimilares, un nuevo intento de normativa lanzado por el equipo de María Luisa Carcedo que tiene como objetivo fomentar el uso de este tipo de medicamentos por parte de los agentes sanitarios para recortar el gasto farmacéutico.
No obstante, a pesar de ser una iniciativa muy similar a la que se ha puesto en marcha en otros países europeos, ha levantado ampollas dentro del sector farmacéutico, donde todos los afectados tienen algo que decir al respecto. Una cosa en la que prácticamente todos coinciden es en que se trata de una medida “economicista” y cuya visión de ahorro es a corto plazo.
La mayor patronal de la industria farmacéutica, Farmaindustria, ha sido de alguna manera la líder del movimiento opositor a la medida, ya que apuesta por recuperar la discriminación positiva hacia el medicamento genérico como medida de ahorro. Hace apenas unas semanas, el presidente de la organización, Martín Sellés, daba la voz de alarma sobre los posibles efectos para la industria farmacéutica española en un seminario al que asistió Vozpópuli.
"El plan tiene un impacto negativo en la industria nacional que puede poner en riesgo el tejido industrial, que supone 54 plantas de producción de medicamentos, y forzar la deslocalización hacia China", afirmó Sellés durante el XVI Seminario Industria Farmacéutica & Medios de Comunicación.
A ojos de la patronal, el principal argumento que esgrime Sanidad, que es que la penetración de los genéricos en el mercado se ha estacando, no es válido, ya que consideran que se tienen que tener también en cuenta los medicamentos de marca a precio de genérico.
¿Genérico o a precio de genérico?
La legislación española establece que una vez un medicamento pierde la patente y entran en el mercado los genéricos, el fabricante original también tiene que bajar su precio para poder ser competitivo. "El plan parte de una base de que la cuota de medicamentos de genéricos ha bajado, ¿pero cuánto representa el mercado con precio de genérico, sea de marca o no? La ley obliga a que los de marca tengan el mismo precio. El 82% de todas la prescripciones están a precio de genérico", apuntaba Sellés en ese sentido.
Es por ello que, en línea con lo que han manifestado anteriormente, defienden fervientemente que sea el médico el que pueda escoger qué medicamentos prescribir a los pacientes, y no el Gobierno, que apuesta por reforzar la conocida como prescripción por principio activo.
No obstante, aunque la visión de Sellés es compartida por numerosos agentes dentro del sector sanitario, como el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), que también ha manifestado en numerosas ocasiones su firme oposición a la medida, ya que en ella se aborda la posibilidad de obligar a las farmacias a devolver los descuentos que obtienen por parte de los laboratorios farmacéuticos, hay algunos agentes que consideran que la prescripción por principio activo sí es válida y que creen que tanto Farmaindustria como el CGCOF rechazan la normativa para defender sus propios intereses.
"Esto no va de una guerra corporativa"
Entre estos detractores de la línea general establecida dentro del sector farmacéutico se encuentre la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG), que, como es lógico, ve con buenos ojos una política sanitaria en la que se apueste por fomentar el uso de este tipo de medicamentos como medida de ahorro.
“Todo el mundo siempre está hablando de lo necesarios que son los medicamentos genéricos, pero nadie hace nada por ellos”, denuncia Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, secretario general la asociación, que agrupa al 90% de los laboratorios españoles que se dedican fabricar este tipo de fármacos. Desde su organización, a diferencia de Farmaindustria, ven con buenos ojos el plan impulsado por Sanidad, ya que aprueban la prescripción por principio activo.
“Siempre se ha puesto en duda la efectividad del genérico, cuando lleva años demostrándose que es igual de seguro y eficaz que el de marca. Este argumento ha sido durante años la mejor herramienta de un sector monopolista”
Según explicaba Rodríguez de la Cuerda en declaraciones a Vozpópuli, la “discriminación positiva hacia el genérico” es necesaria para garantizar la sostenibilidad de los laboratorios dedicados a su fabricación, que al contrario de lo que ocurre con el resto de la industria farmacéutica, son en su mayoría empresas españolas. Es por ello que defienden la prescripción por principio activo, ya que consideran que supone un beneficio para los pacientes, ya que así “pueden identificar el compuesto”, al tiempo que no dependen de una sola marca.
Al mismo tiempo, ha criticado los argumentos esgrimidos desde otras partes de la industria sanitaria, ya que considera que durante muchos años “se ha puesto en duda” la calidad de los medicamentos genéricos.
"Siempre se ha puesto en duda la efectividad del genérico, cuando lleva años demostrándose que es igual de seguro y eficaz que el de marca. Este argumento ha sido durante años la mejor herramienta de un sector monopolista”, critica el secretario general de AESEG. “Esto no va de organizar una guerra corporativa, sino de que apostar por lo que sea mejor para el paciente”, añade.
No obstante, a pesar de percibir con buenos ojos la iniciativa del Gobierno, también ha hecho puntualizaciones al respecto. Una de ellas es la que comparten con la Asociación Española de Biosimilares, que también valora positivamente la iniciativa de Sanidad, al contrario que Farmaindustria. Las dos organizaciones destacan la necesidad de que el plan diferencie de manera radical el tratamiento que se va a dar desde el punto de vista económico a los genéricos y a los biosimilares, que según apuntan, son muy diferentes.
La clave está en "mejorar el consumo"
Desde el punto de vista académico, Rafael Fraile, profesor de EAE Business School, considera que desde el Gobierno están abordando el recorte del gasto farmacéutico desde una óptica equivocada.
“Lo que están proponiendo es básicamente actuar de otra forma. Si se reduce el gasto farmacéutico, se reducirá la facturación de la industria farmacéutica y por eso se oponen a estas medidas”, señalaba durante una entrevista con Vozpópuli. Fraile coincide con algunos de los argumentos expuestos por el sector, como que las medidas son “cortoplacistas” y propone poner el foco sobre el consumo de los medicamentos, más que en su venta. “La mejor forma de reducir el gasto farmacéutico es el uso apropiado de los propios fármacos”, apunta.
A su modo de ver, uno de los problemas que hay en España es la automedicación y el aumento del consumo de ciertos fármacos, como los relacionados con la salud mental o los antibióticos. “La automedicación en España continúa siendo un problema, de tal forma que los antibióticos que funcionan incluso con personas que han desarrollado resistencia antibacteriana son mucho más caros, por lo que el gasto a largo plazo es mucho mayor”, destaca.
“Habría que analizar una forma de reducir el gasto más basado en el uso racional de los medicamentos que en el coste de los fármacos. El uso racional implica cosas como que si los tratamientos son de 30 pastillas, los envases no tengan 33”, añade Fraile. “Mejorar el consumo no es recortar, es mejorar la salud pública”, concluye el profesor.