La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y los colectivos de afectados Long Covid Acts presentaron hoy los datos de una encuesta realizada entre el 13 de julio y el 14 de octubre para conocer más datos sobre los pacientes que siguen presentando síntomas de coronavirus meses después de pasar la enfermedad. Las conclusiones apuntan a que el perfil más frecuente es el de una mujer, con media de edad de 43 años y que lleva más de 185 días con síntomas tras haber sido contagiada en la primera ola de la pandemia.
Según informan desde la SEMG, el sondeo fue contestado por un total de 2.120 personas, de las cuales, 1.834 son enfermos que presentan síntomas compatibles de coronavirus persistente o de larga duración. Al menos un 10% de los afectados por la enfermedad siguen teniendo fiebre, tos seca e irritativa, dificultad para respirar, cansancio, dolor de cabeza...según las estimaciones de los afectados.
"El número de afectados es muy difícil de estimar, porque no hay un registro en España. Lo que hacemos es tender a mirar a otros países y extrapolamos. Es otra de las reivindicaciones que queremos lanzar", señala a Vozpópuli Beatriz Fernández que representa al colectivo en Madrid. Según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que hace apenas unos días reconocía la existencia de covid persistente, el porcentaje de afectados podría rondar el 5%.
El efecto de la segunda ola
Beatriz Fernández señala que, a finales de verano y tras denunciar públicamente su situación, algunos especialistas comenzaron a verles. Pero, la segunda ola de la pandemia, ha vuelto a retrasar las consultas. "Una de las cosas que ponemos encima de la mesa es la falta de recursos que tenemos. Somos todavía un colectivo invisible frente a las administraciones", se queja.
Sí admite que "la comunidad médica nos va conociendo, pero como la atención está muy centrada en los casos agudos de los nuevos contagios, no se están fijando en la ola de personas que quedamos detrás y ese va a ser el problema real. Somos un colectivo muy joven, en edad activa. Nos está afectando mucho en nuestra calidad de vida, tanto para trabajar como para hacer una vida normal", señala.
Arrojar luz sobre su situación
A finales del pasado julio, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia arrancaba un proyecto de colaboración con los colectivos autonómicos de covid-19 persistente con el objetivo de aportar luz sobre su situación y mejorar la atención de este tipo de pacientes.
Según explica Fernández, los colectivos mantienen las estructuras autonómicas que fueron creando en los últimos meses, pero ahora se agrupan bajo un colectivo nacional -Long Covid ACTS- ya que están en contacto con otros grupos de enfermos a nivel internacional. En España, actualmente son en torno a 2.000 afectados los que se han reunido para pedir una respuesta ante su situación a las administraciones sanitarias.
Según la encuesta realizada durante estos tres meses, la mitad de los enfermos tenían edades comprendidas entre los 36 y los 50 años de edad y procedían de las comunidades autónomas de Madrid (35%) y Cataluña (30%), que fueron las más castigadas al principio de la pandemia.
Al 78% de los encuestados se les hizo prueba diagnóstica -la más frecuente la PCR- que constató en un 73% resultado positivo. Al 59% del total se le hizo prueba de seguimiento. Desde la SEGM precisan que, a pesar de que al inicio de la pandemia existía "una evidente problemática" a la hora de acceder a las pruebas, la persistencia de síntomas en esta encuesta no ha presentado diferencias estadísticamente significativas entre aquellos que tuvieron acceso a las pruebas diagnósticas y quienes no, ni tampoco entre los que los resultados fueron positivos o ya no lo fueron, "probablemente porque se hicieron tarde".
Cansancio y dolores de cabeza
En la encuesta se han registrado hasta un total de 200 síntomas persistentes que fluctúan en el tiempo, con una media de 36 síntomas por persona. Los más frecuentes, según el porcentaje de cada síntoma en relación al total de respuestas (1.834), son cansancio/astenia (95,91%); malestar general (95,47%); dolores de cabeza (86,53%); bajo estado de ánimo (86,21%); dolores musculares o mialgias (82,77%).
Pero, además, le siguen falta de aire o disnea (79,28%); dolores articulares (79,06%); falta de concentración/déficit atención (78,24%); dolor de espalda (77,70%); presión en el pecho (76,83%); ansiedad (75,46%); febrícula (75%); tos (73,2%); fallos de memoria (72,63%); dolor en el cuello/en las cervicales (71,32%); diarrea (70,83%); dolor torácico (70,12%); palpitaciones (69,85%); mareos (69,36%); y hormigueos en las extremidades(67,28%).
Alteraciones neurológicas
En cuanto a la afectación de los órganos, el 50% de los encuestados tiene 7 áreas afectadas. Las más frecuentes son: los síntomas generales (95%), las alteraciones neurológicas (86%), los problemas psicológicos/emocionales (86%), los problemas del aparato locomotor (82%), los problemas respiratorios (79%), las alteraciones digestivas (70%), las alteraciones cardiovasculares (69%), las alteraciones otorrinolaringológicas (65%), las alteraciones oftalmológicas (56%), dermatológicas (56%) o de la coagulación (38%).
Según los datos de la muestra, al 30,43% de afectados le supone un esfuerzo el aseo personal; al 67,99% la realización de las actividades de casa o al 72,52% trabajar fuera de casa
En la muestra, sobre su estado de salud, el 50% de las respuestas de los encuestados lo puntuaba entre 0-5 sobre una puntuación de 0 a 10 (10 máximo nivel de salud). En cuanto al empeoramiento de su salud, el 50% de lo calificaba entre 7-10 sobre 10 (10 máximo empeoramiento), y su incapacidad actual la sitúan la mitad de los encuestados entre el 5-10 sobre 10, siendo el 10 la máxima incapacidad.
Según la sociedad científica que ha promovido la encuesta, esto se traduce "en una incapacidad notable" a la hora de realizar actividades de la vida diaria por parte de los afectados. Por ejemplo, al 30,43% le supone un esfuerzo o les resulta imposible el aseo personal; al 67,99% la realización de las actividades de casa; al 72,52% trabajar fuera de casa; el 70,12% tienen dificultades para atender a las obligaciones familiares diarias y al 74,65% le supone un esfuerzo o imposible el ocio con los amigos y otras personas.