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Médicos sin Fronteras relata el horror de las residencias: "Llamabas al hospital y decían: ‘Sólo podemos admitir a una persona, elijan’"

La organización publica un demoledor informe con duros testimonios de los trabajadores de los centros en los que prestó apoyo; pide medidas urgentes para asegurar el control de la infección 

  • Médicos sin Fronteras durante su trabajo en una residencia de mayores

La organización Médicos sin Fronteras (MSF) ha publicado este martes un durísimo informe sobre los "graves problemas" en las residencias de mayores durante la pandemia del coronavirus. El resultado fue "el abandono de las personas más vulnerables y la desprotección del personal que las cuida". Falta de recursos, de supervisión sanitaria, ningún plan de contigencia, carencia de protocolos para cuidados paliativos o no priorizar las derivaciones hospitalarias de los enfermos, son algunas de las denuncias recogidas por MSF. Ante los nuevos brotes surgidos, piden medidas urgentes para asegurar el control de la infección y evitar que la covid-19 vuelva a provocar un elevado número de muertes en estos centros. 

Bajo el significativo título de "Poco, tarde y mal. El inaceptable desamparo de los mayores en las residencias durante la covid-19 en España", el exhaustivo (84 páginas) y demoledor informe de la organización humanitaria recoge su experiencia en casi 500 centros sociosanitarios a los que dio apoyo durante las fases más agudas de la epidemia, en ámbitos como prevención y control de la infección, diseño de protocolos de sectorización o el uso de equipos de protección individual (EPI).

En el documento, MSF alerta de la urgente necesidad de medidas y planes de contingencia para dar "respuesta inmediata" en el control de la infección. Los planes, aseguran, deben ir acompañados de "una clara dotación de recursos financieros, humanos y materiales que fortalezcan el sistema de salud, tanto de atención primaria como hospitalaria". 

Así, la organización humanitaria quiere anticiparse y evitar el drama vivido en los centros de mayores durante los últimos meses. Sobre todo, de cara a los rebrotes que han vuelto a surgir en diferentes puntos de España en las últimas semanas y que también están afectando a las residencias.

"Nunca debe volver a ocurrir"

"La mortalidad sufrida por los mayores en residencias durante los peores meses de la epidemia de la covid-19 en España nunca debería volver a ocurrir", asegura la organización que recoge las estimaciones de personas mayores fallecidas en estos centros: 27.359 entre el 6 de abril y el 20 de junio, según datos del Ministerio de Sanidad. Es decir, el 69% de las personas fallecidas por la covid-19 en toda España.

A MSF le tocó prestar apoyo a un personal "sobrepasado, desorientado, desinformado y desprovisto de materiales de protección".

En su documento, MSF refleja la experiencia vivida en la intervención en las residencias durante la epidemia. El trabajo de la organización comenzó en estos centros un 19 de marzo con equipos presenciales formados por personal sanitario y logístico. Equipos que, explican, carecían de experiencia ante este nuevo virus pero aportaban experiencia de 50 años trabajando en epidemias en todo el mundo. Les tocó aliviar la carga "de un personal sobrepasado, desorientado, desinformado y desprovisto de materiales de protección".

No preparadas para tratar enfermos

Durante su intervención, MSF "constató que no se priorizaron las derivaciones hospitalarias ni los circuitos preferentes, ni otros recursos disponibles, para que las personas enfermas fueran trasladadas a otros centros u hospitales. Y las residencias, lugares para la convivencia y el cuidado y no para el tratamiento medicalizado, se vieron obligadas a dar unos cuidados para los que, a pesar de su buena voluntad, no estaban preparadas".

En este sentido, el informe detalla que, desde el  inicio de su intervención en los centros, pidió a las autoridades -tanto al presidente del Gobierno, al Ministro de Sanidad y a consejeros y delegados de las diferentes comunidades autónomas- que se implantasen medidas de cambio concretas y proponiendo soluciones. 

Lo que los sanitarios vieron en aquellos días fue, relatan, deficiencias en prevención y control de infecciones; insuficiencia de equipos de protección individual y falta de recursos humanos disponibles y formados. Además, denuncian, "no había planes de contingencia, y sí una gran descoordinación de los múltiples organismos competentes". 

No se derivaba a los mayores a los hospitales

Pero, sobre todo, MSF pone el acento en cuestiones que, según su documento, dibujan la desatención que vivieron los mayores en aquellos días terribles. Por un lado, apunta a limitaciones de los test diagnósticos y, por otro, a un "reducido margen de maniobra" para implementar medidas de aislamiento, cuarentena y distancia.

Además, denuncia la denegación de derivaciones a los servicios hospitalarios: "Entre finales de marzo y principios de abril, cientos de residentes vieron denegada la solicitud de acceder a los servicios de urgencias e ingresos hospitalarios, según comunidades autónomas y días de evolución de la epidemia".

Sin alternativa, las residencias "se vieron obligadas a mantener alojados a pacientes positivos con pronóstico muy grave". En esta situación, prosiguen, el virus se extendió rápidamente "afectando a residentes y trabajadores que sin medios adecuados para protegerse fue enfermando, mermando las plantillas que a pesar de su compromiso, no tenían ni la responsabilidad ni los medios ni los conocimientos para atender sus necesidades médicas. Esto impactó directamente en la calidad y cuidados a los residentes y, en muchos casos, probablemente contribuyó o fue causa de fallecimiento". 

Terribles testimonios de trabajadores

El informe de MSF aporta estremecedores testimonios de trabajadores de residencias recogidos durante aquellos días por la organización. Así, por ejemplo, el de Magdalena, enfermera y responsable de una pequeña residencia rural, que contaba al equipo de MSF: “Llevo dos días empalmando turno, porque no hay nadie más que pueda atender a los residentes que no me dejan enviar al hospital, y ya no puedo más. Ayer se murió uno y esta noche se morirá otro si no me quedo, pero tengo que descansar para poder seguir gestionando todo esto: la mitad de la plantilla está de baja, los familiares llaman sin descanso y hay un montón de protocolos por implementar.

Terrible también el testimonio de Luisa, trabajadora social de una residencia que los equipos de Médicos sin Fronteras visitaron hasta en cuatro ocasiones por sus altas tasas de mortalidad: “Llamabas al hospital de referencia y te decían: ‘Lo siento, hoy solo podemos admitir a una persona de residencias, elijan ustedes’. Aun así, la ambulancia no venía a recogerla y fallecían en las pocas horas o días”.

Ancianos atrapados en sus habitaciones

La organización también recoge dramáticos testimonios de otros trabajadores que en aquellos días tuvieron que acudir a los centros sociosanitarios para ayudar en múltiples tareas. Es el caso de Andrés, jefe de Bomberos, que dirigió labores de desinfección y apoyo a la zonificación en colaboración con MSF e, indica la organización, se enfrentó en ocasiones "a esta resistencia por parte de las gerencias de los centros". 

"El resultado era espantoso: una sucesión de puertas cerradas, en ocasiones con llave, y personas golpeando y suplicando por salir. Un horror", relata un jefe de Bomberos

"Respiraban un poco cuando les decías que la desinfección profunda de paredes, de suelos, de armarios, de camas, la íbamos a hacer nosotros, porque no veían cómo podían dedicarse a esto con tanto personal de baja y tantas cosas por hacer en momentos tan críticos. Esta barrera mental disminuía cuando sentían que no iban a estar solos en esa tarea, pero persistía el miedo a mover a las personas, con todas sus pertenencias, de un lugar a otro, para crear zonas limpias y sucias", relata el jefe de Bomberos.

"Preferían muchas veces que los mayores, mientras no hubiese resultados fiables de las pruebas, quedasen encerrados en sus habitaciones, en lugar de reagruparlos en zonas, por miedo a perder el control y que todo el edificio se viese así contaminado. El resultado era espantoso: una sucesión de puertas cerradas, en ocasiones con llave, y personas golpeando y suplicando por salir. Un horror", prosigue.

"Un sufrimiento evitable"

En el informe que hoy ha hecho público la organización sanitaria también se alude a las condiciones en las que murieron muchos mayores.  MSF comprobó "una gravísima carencia de protocolos para cuidados paliativos, final de la vida, despedidas y visitas". El documento revela "falta de claridad y de ejecución de medidas enfocadas al tratamiento de confort, sedación y cuidados paliativos para las personas en estado terminal que no habían sido referidas a hospitales u otras estructuras durante la epidemia, dejándoles morir con un sufrimiento evitable".  

Como conclusiones, MSF pide a las diferentes administraciones y autoridades sanitarias, adoptar una serie de medidas para que estos hechos no vuelvan a suceder. Así, recomienda planes de contingencia que puedan adaptarse fácilmente a cada residencia; establecer políticas y mecanismos para la detección, vigilancia y control efectivo; garantizar el acceso a EPI y a formaciones sobre su uso para personal y residentes o asegurar capacidad de sectorización en las residencias, respetando la dignidad y cuidados de las personas mayores y protegiendo al personal. Todo ello, acompañado de recopilación, sistematización, publicación y análisis de datos "para mejorar la toma de decisiones".

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